Observar los alimentos mientras se ingieren ayuda a controlar la cantidad de comida que consumimos
Un nuevo estudio de la Universidad de Birmingham, en el Reino Unido, explica algo muy interesante: “comer con los ojos” y “observar el aspecto de los alimentos mientras se ingieren ayuda a controlar la cantidad de comida que consumimos”.
Por eso, cuando cenamos mirando la TV o conversando con otras personas, sin fijarnos en el plato, comemos mucho más.
Uniendo la sicología con la dieta, el estudio explica que al fijarnos en el aspecto, el olor y el sabor de los platos, estos quedan guardados en la memoria, y al recordarlos como en realidad son no se convierten en tentaciones.
¿Conclusión? Que cuando vemos la comida, y no luce ni huele todo lo apetitosa que nos parece, ¡se nos disminuye el apetito!
Así tenemos la opción de seguir ingiriendo ese alimento o de dejar de comerlo.
