Adiós a los candados del Pont des Arts

Adiós a los candados del Pont des Arts

Debido a que suponían un peligro para quienes paseaban por el lugar y para los barcos que pasaban debajo del puente, se tomó la decisión de retirar los candados

París se despidió para siempre de los miles de candados que colgaban de forma anárquica de las barandillas del Pont des Arts (Puente de las Artes), símbolo del amor para unos y del vandalismo para otros.

Bajo la mirada curiosa de varias decenas de turistas decepcionados por no poder acceder al puente, los obreros de la ciudad de París cortaron a golpe de sierra eléctrica los 37 paneles que protegen las barandillas.

Serán sustituidos por paneles transparentes que se están realizando a medida y que se colocarán a partir de octubre en el puente.

Malo para la estética


"¡Se acabaron los candados!”, declaró alegremente el teniente de alcalde, Bruno Julliard, que añadió que eran “algo malo para la estética de la construcción, además de un deterioro de la estructura”.

Invitó a los turistas a seguir declarando su amor en la ciudad, pero de otra forma que no implique “degradar el patrimonio municipal”.

Todavía no está muy claro qué sucederá con los candados retirados, aunque Julliard quiso tranquilizar a los enamorados que dejaron su marca en el puente, adelantando que “están pensando en las distintas formas de reciclarlos”, para lo que en un primer momento serán almacenados en un depósito.

El ayuntamiento de la ciudad tomó está decisión después de que, el pasado junio, una de las rejas de la barandilla cediera ante el peso de los cerrojos, algo que supone un peligro tanto como para los paseantes del puente como para los barcos que navegan por debajo.

La ciudad llevó a cabo en agosto una campaña de sensibilización para convencer a los visitantes de que abandonasen la práctica de simbolizar su amor colgando un candado del puente y lanzando la llave al agua.

Esto animó entonces a las parejas a reemplazar esos candados por selfies publicados en una página web específica, y al mismo tiempo puso a prueba durante seis meses la sustitución de las rejas por esos paneles transparentes.

La tradición parece provenir de Europa del este y haberse popularizado a través de la novela rosa Ho voglia di te (Tengo ganas de ti), del italiano Federico Moccia, cuyos personajes colocaban un cerrojo en el “Ponte Milvio” de Roma.

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