Vacaciones idílicas en San Juan

Vacaciones idílicas en San Juan

Explorar su belleza tropical, sus playas, sus montañas y sus callecitas coloniales.

Acabo de regresar de unas vacaciones familiares divinas con mi hija y su esposo en San Juan, Puerto Rico. La hemos pasado tan bien y hemos comido tan rico y variado, que corro a contarles paso a paso todo lo que hicimos en cinco días.

DIA 1. Cuando el avión aterriza en San Juan siempre me emociono, porque al estar el aeropuerto muy pegado al mar, la vista es maravillosa, y me parece que estoy llegando a un miniparaíso. Pocos minutos después de arribar estábamos en un hotel que me encanta por su situación en la playa de Isla Verde (la mejor de San Juan) y su ambiente tropical: el Intercontinental San Juan Resort & Casino. ¿Y qué creen que hicimos esa misma tarde? Disfrutamos del sol junto a la piscina y la playa, de una Piña Colada en el Splash bar de la piscina y de un masaje con piedras calientes en el spa del hotel, que me hizo olvidar el mundo. A las pocas horas Puerto Rico ya me había consentido y me sentía como nueva. Esa noche -no deseábamos salir de allí y nos quedaban cuatro días llenos de actividades- cenamos en el Alfredo, el restaurante gourmet del hotel: Fettuccini Alfredo, un Pez espada a la plancha excelente y una copa de Prosecco. Puerto Rico tiene restaurantes buenísimos y en los próximos días probaríamos muchos de ellos.

DIA 2. Fuimos en taxi al Viejo San Juan, que está precioso. Desayunamos en La Bombonera, en la calle San Francisco, unos deliciosos sándwiches hechos en pan de Mallorca. Esta es una cafetería-pastelería muy simpática, abierta desde 1902, y sus Mallorcas son frescas y divinas, y pueden comerse con jamón y queso, huevos y beicon, etc. ¡Una tradición de San Juan que hay que probar! Dimos una gran caminata por muchos rincones: el fuerte del Morro con su preciosa vista al mar, el cementerio de Santa María y en las callecitas del Viejo San Juan, vimos la mansión del Gobernador, llamada La Fortaleza, la bella Catedral, y muchas placitas y el hotel colonial El Convento, donde entramos a curiosear. ¡Qué bien nos sentimos en un lugar que es mezcla de lo colonial español con una gran dosis de trópico! Encontramos tiendecitas de recuerdos con los famosos santos que hacen en Puerto Rico, galerías de arte (entre ellas la Galería Botello), unas joyerías fabulosas y algunos outlets, como el de Polo de Ralph Lauren, Coach, Burberry, etc. Esa noche cenamos por todo lo alto en Picayo, del famoso chef Wilo Benet, uno de los mejores a nivel internacional. Probamos muchos platos, como el Pegao de tuna tartare y chiles chipotle, y Camarones con mofongo de beicon y caldo de azafrán.

DIA 3. Mi hija y su marido fueron a recorrer el bosque tropical El Yunque, que es precioso y todos los que visiten San Juan deben conocerlo. Yo me quedé en la piscina y caminé por la playa. Ese día el mar estaba profundamente azul y no había ni una nube. El Caribe se parece mucho a lo que debe ser el paraíso y, aunque sea por pocas horas, nos llena de energía y felicidad. Esa noche cenamos de nuevo en el Viejo San Juan, en el muy trendy Aguaviva. Unos amigos nos invitaron a comer Tuna tartare, ceviche con trufas y tostones, torta de cangrejo con mango y camarones con gnocci de malanga. Al regresar al hotel jugamos en el Casino, pero no tuve suerte.

DIA 4. Playa, playa... ¿Quién quiere alejarse de una playa caribeña como la de Isla Verde? Esa tarde tomamos unas copas con unos familiares en el bar del hotel La Concha (muy moderno), con una vista del mar muy linda y después del atardecer, cenamos de nuevo en el Viejo San Juan, en un lugar que les recomiendo mucho: Marmalade. Tiene una cocina innovadora y un ambiente muy sofisticado. Su chef Peter Schintler trabajó en Le Cirque de New York y es una estrella. Su Sopa de crema de frijoles blancos con trufas y beicon y su Pasta con trufas blancas y marsala son sublimes. El restaurante ha sido premiado por sus vinos. Este viaje, como ven, fue un recorrido sibarita muy gourmet.

DIA 5. Hoy fuimos a una fiesta familiar -una Primera Comunión- y disfruté mucho al ver que en Puerto Rico nuestras costumbres y tradiciones latinas, que tanto me gustan, se siguen con alegría y respeto. Por la tarde di una caminata junto al mar y por la noche cerramos el viaje con broche de oro tomando sangría y comiendo tapas españolas-caribeñas (Tortilla de yuca con queso manchego y chorizo y Croquetas de jamón serrano con salsa de guayaba) al aire libre en el Toro Salao, en el Viejo San Juan.

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