Xixim: el secreto mejor guardado

Xixim: el secreto mejor guardado

Desde hace 18 años, este hotel ecoturístico en Celestún, Yucatán, ha cambiado la vida de quienes lo visitan

A noventa minutos de la encantadora ciudad de Mérida, se encuentra la reserva de la biósfera de Ría Celestún, famosa por ser uno de los santuarios naturales del flamenco rosado que anida ahí en gran parte del año. En Celestún, entre manglares y playas vírgenes, existe un pequeño paraíso ecológico: el hotel Xixim, que en maya significa “restos de conchitas de mar”. Y es que a lo largo de los cinco kilómetros de su playa practicamente virgen encuentras conchitas y caracoles que el mar lleva y trae todo el tiempo.

Con 32 lujosas y confortables habitaciones, esta propiedad se ha convertido en uno de los secretos mejor guardados de la península desde hace 18 años cuando su directora, la señora Verena Gerber, pensó en un proyecto autosustentable que brindara a sus huéspedes una experiencia única de interacción con la naturaleza lejos de las grandes urbes.

El hotel Xixim es la zona mejor conservada del litoral de la reserva. Sus habitaciones, todas suites, fueron inspiradas en una antigua aldea maya con altos techos de palma y pensadas estratégicamente para que al menos un 60% de los materiales utilizados en su construcción fueran reciclables.

Descanso para el alma


Es ecoturístico sí, pero jamás incómodo ni improvisado. No hay televisión ni radio en ninguna de las suites a propósito, es un lugar que provoca y ofrece descanso en todo momento, ya sea en una de las frescas camas de la suite, en los camastros de la terraza o en la hamaca bajo la palapa en el exterior de la habitación. El silencio es impresionante, pero por las noches cobra un valor especial, se pueden escuchar las olas a lo lejos y, por las mañanas, el canto de diferentes especies de aves que viven en los alrededores es la forma de saber que amaneció. El entorno invita, de forma inmediata, al huésped a hacer un viaje introspectivo al escapar del bullicioso día a día. Los pequeños detalles al despertar hacen la diferencia, como encontrar en la entrada de la habitación cada mañana una jarra de café orgánico caliente y un panqué de plátano recién hecho como cortesía del lugar... Son detalles que definitivamente mejoran cualquier mañana.

El hotel cuenta con un área para practicar yga con vista al mar, un escenario realmente inigualable para los amantes de esta disciplina porque permite ver el amanecer o el atardecer desde sus ventanales. Tiene una palapa que brinda el servicio de jugoterapia, en donde hay recetas para tratar los diversos órganos del cuerpo con frutas y vegetales frescos que producen localmente. Y para terminar de consentir al alma tienen un espacio reservado para masajes relajantes que incluyen antiguas técnicas mayas y aromaterapia.

Visita a los flamencos

La parada obligada en Celestún es visitar la ría en donde el espectáculo rosa de los flamencos está a simple vista, desde la orilla puedes ver a estas aves paradas en una pata con su largo cuello y su intenso color rosado contrastando con el verde de los manglares. Pero lo más recomendable es tomar uno de los tours en pequeñas lanchas salen a lo largo del día en el parador turístico den centro de Celestún. Este tour te adentra a los manglares y no sólo te permite ver flamencos sino toda la fauna del ecosistema que incluye una de las más grandes variedades de aves en el país, de hecho aquí puedes encontrar casi la mitad de la variedad de aves que hay en nuestro país, es un lujo tener tantas especies en un mismo lugar. También puedes ver cocodrilos, diferentes variedades de árboles y flora, además de un ojo de agua en el que se puede nadar.

Paseo por las haciendas

Otro paseo que se puede hacer es a una de las más de mil haciendas henequeneras, que entre escenarios de distintos estilos y paisajes se extienden por todo el estado; después de recorrer algunas de las más representativas, valdrá la pena captar las fotografías más impresionantes de la naturaleza que regalan los petenes, islas de exuberante selva tropical irrigadas por un manantial de agua dulce, paraísos que pueden verse casi exclusivamente en Yucatán (además de Florida y Cuba). Quienes los visitan, privilegiarán su vista con la belleza de estos sitios de variada flora y fauna observable a través de bellos senderos.

De día de pesca

El Golfo de México es hogar de cientos de especies marinas comestibles, como el pargo cola amarilla, el pargo mulato, la trucha de lunares, el robalo, el mero, entre otras. Los aventureros se embarcan con un pescador experto que les muestra las técnicas de los celestunenses para pescar y sólo llevarse el pez que van a comer. Los peces que no van a consumirse, sólo son observados y devueltos al mar. Los viajeros que solicitan esta excursión entre noviembre y marzo, muy posiblemente podrán observar manadas de delfines libres en su hábitat. Lo más interesante es que de regreso al hotel el chef ofrece distintas formas para cocinar lo pescado durante la tarde, más fresco ¡imposible!

Circuitos en bicicleta

Los amantes del ciclismo disfrutarán al máximo de esta excursión para la que el mapa de la ruta y las bicicletas estarán esperando en Xixim. Durante el recorrido de 7.3 kilómetros, los visitantes pasarán por zonas lodosas, terrenos sin pavimentar, pequeños cuerpos de agua, el rancho del Negro Xixim, la plantación de cocotero y las salineras que también pueden conocerse llegando en transporte privado. Los aventureros interesados sólo deben solicitar en la recepción de Xixim el mapa de la ruta y la bicicleta. Este recorrido no es guiado por un especialista y tampoco tiene costo. No tendrá comparación salir por la tarde a encontrarse con algunas de las 140 aves migratorias que llegan a Celestún entre noviembre y marzo, visitar los inigualables paisajes que forman las salineras, tratando de adivinar a qué especie animal corresponden las huellitas a tu paso, para terminar la tarde viendo cómo se pone el sol.

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