Adiós a un playboy

Adiós a un playboy

Gunther Sachs fue famoso por haberse casado con Brigitte Bardot, así como por sus conquistas y alocado estilo de vida

El multimillonario alemán Gunther Sachs -uno de los grandes playboys de la jet set de los años 60 y 70, famoso por sus muchas conquistas y alocado estilo de vida- se suicidó de un disparo en su chalet de Gstaad, Suiza. Eso mismo hizo hace años su padre, el industrial Willy Sachs, quien había sido oficial del ejército nazi y miembro de honor de la SS de Adolfo Hitler. La madre de Gunther fue hija de Wilhelm von Opel, fundador de la fábrica de autos Opel.

Gunther nació rodeado de lujos y privilegios en un palacio alemán hace 78 años. Se hizo famoso por haberse casado en 1966 con la legendaria actriz francesa Brigitte Bardot (BB), la mujer más sexy del mundo en los años 60, lo que al instante lo convirtió en la envidia de millones de hombres en todo el planeta. La Bardot, a los 31 años, estaba en su momento de mayor fama y el matrimonio con Sachs fue una gran sorpresa. A los 33 años era opuesto al estilo de hombre “intelectual, artístico y atormentado” que a ella le atraía, como había sido su primer marido, el director de cine Roger Vadim.

Fotógrafo amateur, deportista, director de documentales y coleccionista de arte, Gunther siempre será recordado por mujeriego, amante de las fiestas, divertido y muy adelantado a su tiempo (fue quien puso de moda llevar un blazer azul marino con pantalones blancos y mocasines sin calcetines (tal como lo hacen los hombres cool hasta el día de hoy). Además de ser uno de los pocos esquiadores que dominaban el peligroso Cresta Run suizo, fue creador del club privado Drácula, en St. Moritz, una de las primeras discotecas que existieron en el mundo.

Famoso por vivir de fiesta en fiesta, sin “jamás haber tenido un trabajo” (¡según sus propias palabras!), Gunther Sachs vivía para el placer y fue amante de muchas otras mujeres famosas de su época, como Tina Onassis, exesposa del famoso armador Aristóteles Onassis (quien después fue marido de Jackie Kennedy), y de la bella exemperatriz Soraya de Irán, quien vivía en el exilio “eternamente infeliz”.

Recientemente, aunque Gunther se veía feliz y llevaba años casado con la exmodelo Mirja Larsson, con quien tuvo dos hijos, se quitó la vida. Según una nota que dejó, estaba comenzando a perder la memoria, pues padecía del mal de Alzheimer, una enfermedad a la que se refería como “esa terrible A”, y no quiso imponer su lento y trágico deterioro a su familia, “pues perder el control de mi mente es una condición sin dignidad que quiero evitar”.

Cuando el rubio Gunther, eternamente bronceado y con grandes ojos azules, conoció a Brigitte Bardot estaban en una fiesta, y dicen que hizo una apuesta con sus amigos de que la conquistaría y se casaría con ella. (Su primera esposa había muerto por un error médico, cuando ambos eran muy jóvenes.) La atracción entre ambos fue instantánea y los que recuerdan el momento cuentan que “estaban sin control, haciendo el amor delante de todos”. Días más tarde, Gunther ganó 30 mil dólares (en ese entonces era una fortuna) en el casino de Montecarlo y se los regaló al instante a la actriz “como prueba de mi pasión por ti”. En aquellos años, él era el heredero de una de las fortunas más grandes del mundo y la pareja comenzó a vivir en total desenfreno durante los tres años que duró su matrimonio. Sachs tenía su gran villa La Capilla en St. Tropez, el lugar que BB había hecho famoso por sus escenas desnuda en la película Y Dios creó a la mujer, y donde también tenía una casa, en la que sigue viviendo hasta el día de hoy.

Para convencerla de casarse con él, Sachs le enviaba a BB 300 rosas rojas todos los días. Cuando ella se cansó de recibirlas, él comenzó a usar su helicóptero para tirar las flores sobre el jardín de la casa de la actriz en St. Tropez. Conocedor del amor que ella sentía por los animales, le compró un leopardo amaestrado. Después de casarse el Día de la Bastilla de 1966, en una ceremonia de 8 minutos en Las Vegas, y de pasar su luna de miel en Tahití, dividían su tiempo entre St. Tropez, su enorme yate Drácula, y sus casas en París, Londres, Lausanne, Bavaria y el chalet de Gstaad, donde Gunther se quitó la vida.

Con el tiempo, BB se cansó de las extravagancias de su marido (dicen que lo había aceptado por despecho, porque su exmarido Vadim se había casado con Jane Fonda poco antes) y lo dejó. Además, como era muy bohemia, no soportaba “su frío y superlujoso apartamento de la rue Foch en París”, que burlonamente llamaba “el Gunther Hilton”. Aventuras y affairs de ambas partes marcaron el final del matrimonio y pronto Gunther y BB siguieron su ritmo de vida cada cual por su lado.

Gunther conoció a finales de 1969 a la modelo sueca Mirja Larsson con quien se casó, mientras que BB siguió coleccionando amantes como los actores Stephen Boyd y Warren Beatty, el compositor Serge Gainsbourg y muchos más. Lo más curioso es que Sachs decía que su matrimonio con BB “fracasó porque al ser yo muy conservador era difícil aceptar el estilo de vida de Brigitte”.

Hace pocos años, Sachs comentó que con la modernidad “se ha perdido la magia de la conquista y los hombres de hoy no son como los de antes, cuando éramos caballerosos, hablábamos idiomas y tratábamos a las mujeres como princesas. Llevar a una mujer a Tahití era maravilloso ¡y hoy día cualquiera puede ir a Tahití!”. Es interesante comentar que, aunque mayores que él, los mejores amigos de Sachs, con quienes pasaba largas horas en el casino de Montecarlo y compartía conquistas y fiestas, eran dos play-
boys
internacionales: el príncipe Aly Khan y el dominicano Porfirio Rubirosa. Ambos murieron en accidentes de auto en París, llevaron vidas de puro hedonismo y se casaron con mujeres famosas al igual que Sachs.

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