Sandra Bullock, en la cima de su vida

Sandra Bullock

A los 49 años, con su sonrisa contagiosa, derrocha simpatía. Su hijo Louis es la persona más especial en su vida y ella ha puesto su rol de madre por encima del de actriz

¿Cómo reaccionarías si al encenderse las luces en el cine vieras que al lado tuyo está sentada la protagonista? Esa fue la sorpresa que nos llevamos, cuando en medio del furor del Festival Internacional de Cine de Toronto, en Canadá, nos invitaron a ver la película Gravity, con Sandra Bullock. Después de todo, solo en una première podemos imaginarla sentada, como una persona más del público.

Apartando los grandes estrenos, ¿vas al cine como cualquier persona?
(Risas) Sí, claro, voy al cine muy seguido. Me gano la vida actuando, pero también soy una amante de la experiencia de ir a una sala a ver una película, con el público a mi alrededor.

¿Cómo fue la experiencia de verte en una enorme pantalla en el Festival Internacional de Cine de Toronto?
Me gustó ver las diferentes reacciones de la gente. La verdad, no esperaba que el sonido fuera tan increíble. Quiero decir... tenemos el lujo de poder contar en casa con televisores enormes con surround sound, donde ni siquiera necesitamos salir de la cama para ver una película a la perfección. Pero creo que estamos perdiendo un poco la experiencia de compartir el cine con otras personas. De beríamos luchar por recuperarla.

Sandra Annette Bullock nació en un barrio de Virgina el 26 de julio de 1964. Viajando de un lado al otro, pasó su infancia siguiendo las presentaciones como cantante de ópera de su madre, la alemana Helga Bullock, dando incluso los primeros pasos artísticos cuando formó parte del coro que acompañaba a su mamá. Sandra también estudió ballet y aprovechó la misma agilidad física para participar como porrista en la escuela secundaria Washington Lee High School. La misma sonrisa que la hizo famosa en el cine ya había llamado la atención de sus compañeros de la escuela secundaria cuando le dieron el título de “Mejor persona para iluminar tu día”.

Claro, que algunas cicatrices en el rostro también revelan ciertas lágrimas, como la marca que tiene por haberse golpeado contra una roca cuando se cayó en un lago. Su hermana Gesine le dejó la nariz tan particular después de habérsela fracturado con el codo mientras abría una puerta. Pero nada pudo arruinar la belleza natural que sobresalió al lado de Sylvester Stallone en la película Demolition Man. El mismo carisma la llevó a la fama cuando reemplazó a Demi Moore para protagonizar la comedia romántica While You Were Sleeping, casi en la misma temporada que estrenó Speed con Keanu Reeves.

Cuando estrenó la película The Net, ganándole en recaudaciones a alguien como Julia Roberts, Sandra Bullock se consagró como la nueva reina de las comedias románticas. El problema para ella fue mantener la corona y la presión del éxito. La segunda versión de Speed, sin Keanu Reeves y con una producción de 110 millones de dólares, ni siquiera recaudó la mitad de la inversión. Hope Floats apenas si recuperó el costo del rodaje, pero Sandra nunca bajó los brazos. Todo lo contrario. Se mudó lejos de Hollywood, a Texas, donde armó su propia productora de cine, para volver con otros estilos de películas como el drama de 28 Days y el thriller Murder by Numbers, mientras volvía a saborear el triunfo con la comedia romántica Miss Congeniality, que superó los 100 millones de dólares en recaudaciones. Es más, gracias a ella, por primera vez en la televisión estadounidense hubo una comedia en serie con la historia de una familia hispana que resultó ser el éxito de George López, que duró seis años seguidos (sí, sí, Sandra Bullock tuvo la genial idea de producir en inglés la historia de una familia latina).

Sandra volvió con las comedias románticas y filmó la exitosa The Proposal, con Ryan Reynolds, el mismo año que estrenó The Blind Side, que la hizo ganar el Oscar.

¿Para una estrella, ganar el Oscar se siente como una experiencia espacial?
(Risas) Supongo que para mucha gente ganar el Oscar es una experiencia extracorporal. Pero en ese momento yo tenía un bebé en casa y me cuestionaba si era más importante la actuación o el vómito de mi hijo (risas). Tuve que poner la estatuilla en el estante y todavía no he podido disfrutarla.

Pero ¿qué significa ganar un Oscar?
En cierta forma te hace ver lo duro que hay que trabajar para ganarlo.

¿Te gustaría disfrutar del Oscar por la película Gravity?
Es difícil de decir... Usualmente, en los festivales de cine siempre hay películas con esa clase de competencia y este año hay muchas excelentes. Es difícil pensar en algo así.

Rodeada de los mejores efectos en 3D y dirigida por Alfonso Cuarón, Gravity reúne a Sandra Bullock con George Clooney en una misión espacial que se complica cuando se ven atrapados en una lluvia de basura. Y en medio de la tensión y de tantos efectos especiales, da gusto ver la actuación de dos estrellas ¡de verdad!

¿Has pensado viajar al espacio?
La verdad, no tengo el menor deseo de viajar al espacio. No voy a reservar ningún pasaje, a menos que tenga 80 años y mi hijo diga que quiere ir conmigo. Así, sí iría.

En el rodaje de Gravity, donde el espacio era tan importante, ¿te trataron como una verdadera estrella?

¡Sí! Habían plantado césped en medio del invierno y todos los camerinos rodantes estaban resguardados con paragolpes, solo para que mi hijo pudiera caminar sin peligro (risas). El césped era para él. Y a George Clooney le armaron un bar hawaiano. Así que mis dos bebés tuvieron exactamente lo que más querían (risas).

Sandra Bullock en una escena de Gravity (2013) Foto: Cortesía.

¿Cómo fue la relación entre Clooney y tu hijo detrás de la cámara? ¿Podemos imaginarlo a él como un buen padre?
George Clooney y yo nos conocemos desde hace 20 años, desde que salimos de la Universidad, y tenemos el mismo grupo de amigos. Nos conocimos cuando todavía ninguno de los dos tenía trabajo. Puedo decirte que sigue siendo la misma persona que conocí cuando tenía el pelo encrespado. Ahora tiene un peinado mejor (risas). Hasta mi hijo piensa que es un buen tipo. La anécdota graciosa ocurrió un día cuando Louis vino diciendo: “Lo necesito” (ríe). Y aunque no sabíamos dónde estaba, insistía en decir: “Lo necesito”. Fuimos a buscarlo y tuvieron su “momento de hombres”. Yo tuve que quedarme parada a un lado hasta que terminaron y me dejaron llevármelo de regreso. George es un buen hombre y estoy muy orgullosa de él, por el buen ser humano que es.

¿El rodaje se sintió como algo nuevo?
Sí, fue algo nuevo, parecía el Cirque du Soleil. Había una caja de luces en un mar de oscuridad, con un brazo donde estaba la cámara que creaba la falta de gravedad, mientras yo estaba colgada de la cintura para abajo con un sistema de 12 cables donde básicamente flotaba y me manipulaban como una marioneta. Pero también la soledad era muy frustrante y extraña; tenía que recurrir a la más profunda imaginación, rezando para que todo saliera bien. Pero me encantó hacer algo que nunca antes había hecho.

Entre tanta soledad espacial, muchos bromean que al final deberías haber terminado la película Gravity en una isla con Tom Hanks. ¿Cómo fue interpretar el verdadero final, a nivel emocional, sin contar realmente lo que pasa?
No quiero ser melodramática, pero después de haber estado tan lejos del planeta, emocionalmente terminé apreciando el sentimiento más simple que despierta la tierra que pisamos, porque parece algo demasiado insignificante... a lo que no le prestamos atención. Y ese último día fue muy surrealista. Sentí que estaba en un bote y que me pasaban por al lado esquiadores acuáticos. Fueron ocho tomas, pero comprendí que a veces no prestamos atención a las cosas más sencillas de la vida.

¿Cómo lograste desarrollar tu personaje en medio de tantos efectos especiales?
Empecé igual que todos los personajes, tratando de ver lo que podíamos aplicar o lo que sentía, pero Alfonso Cuarón estaba haciendo la película no solo con nuestra historia, sino también con los efectos visuales y el sonido. Fue muy interesante ver que se podía mostrar el espacio tal como es, en medio de este mundo de tanta tecnología.

¿Necesitaste alguna preparación física especial para la filmación?
Sí, tuve dos entrenadoras increíbles que venían del mundo de la danza. Unas australianas que sabían todo lo que necesitaba para darme fuerza, con una perspectiva de bailarina. Y físicamente quería que mi personaje se viera como alguien muy saludable, quitándole el perfil femenino. Tuve que entrenarme durante meses antes de empezar el rodaje y seguimos así todos los días. No tenía tiempo para almorzar; debía entrenar y entrenar.

¿En algún momento pensaron en contratar a un hombre para tu personaje?
Por lo que dice Alfonso Cuarón, el personaje estaba pensado sin ningún sexo. En el guion original figuraba como “la mujer” y después eligieron el nombre Ryan, porque no es necesariamente femenino.

¿Tu nombre no fue el primero que apareció para protagonizar este filme?
No, no fue el primero.

Bueno, Angelina Jolie primero lo rechazó y después empezó a rodar Natalie Portman, pero tuvo que dejar la producción cuando quedó embarazada. Pero supongo que en tu caso, también estás acostumbrada a decir “no” a muchísimas películas ¿Es muy difícil decir “sí" en Hollywood?
Siempre es abrumador. No creo haber hecho ninguna película donde no era también la productora, viendo todo desde cero, con todas las correcciones que se hacen en el camino, porque el rodaje es eterno. Por eso también he rechazado filmar algunas cuando sentía que no estaba tan preparada como la persona que después aceptó el papel. Siempre creo que la actriz correcta es la que termina protagonizando una película. Tener a bordo a Alfonso Cuarón y a George Clooney hizo que tomar mi decisión para actuar en Gravity fuera fácil.

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