El villano detrás de Michael Jackson

Joe Jackson

Cuando Michael, ícono del clan Jackson, se refería a su padre Joseph, solía recordar sus maltratos y humillaciones, a los que sus hermanos también fueron sometidos para ‘sacar a flote’ su incalculable talento. Nunca lo perdonó, aunque intentó hacer a un lado el resentimiento aquel día en que decidió festejarlo en su rancho Neverland declarando el encuentro como el Día de Joseph Jackson. En su muerte, el Rey del Pop evidenció su animadversión, dejándolo fuera de su testamento y confiándole la patria potestad de sus hijos Michael, Paris y Blanket a su madre Katherine.

No sería la única acusación de parte de sus hijos. La Toya también contaría, en su autobiografía Growing Up in the Jackson Family, el abuso sexual sufrido por Rebbie, la mayor de los hermanos, a manos de Joe. Además, Conrad Murray, médico acusado de haber suministrado a Michael el cocktail de medicamentos que acabaría con su vida, reveló que en su infancia Joe ordenó que le aplicaran hormonas para castrarlo químicamente a fin de que conservara su aguda voz. Sin embargo, a pesar de su fama de hombre duro y exigente al extremo, cuando se supo que estaba en fase terminal a causa de un severo cáncer de páncreas, Katherine, sus hijos y nietos, quisieron estar cerca de él aunque había dado la orden de dejarlo morir en solitario y de ello dejó testimonio Paris, la hija de Michael.
Tenaz y despiadado
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Joe fue un gran amante de la música; en su juventud tocó en The Falcons, banda que llegó a acumular cierta fama en Las Vegas, Nevada, donde conoció a Katherine, con quien se casaría en 1949. Su sueño era convertirse en un gran boxeador, pero a medida que la familia crecía, sus objetivos se diluían, así que no tuvo más remedio que empezar a trabajar como operador de grúas, empleo que apenas le daba para mantener un hogar.

Su verdadera historia musical se empezó a escribir durante la infancia de sus hijos. Ellos heredaron el talento de su bisabuelo materno quien, se dice, cantaba con tal potencia que su angelical voz podía escucharse a kilómetros de distancia de los campos de algodón de Alabama, donde trabajaba. A finales de los años 60 Joe había conformado con sus hijos Jackie, Tito, Jermaine, Marlon y Michael, la agrupación The Jackson Five, que pronto se convertiría en un éxito. Pero éstos tuvieron que pagar un alto precio que, al menos, en el caso de Michael lo persiguió hasta el último día. En su momento, el Rey del pop confesó en entrevista con Oprah Winfrey que era tal la exigencia de su padre, que se enfermaba sólo de saber que ensayarían, pues Joe se sentaba en una silla con un cinturón en las manos, y si alguno tenía un error, lo azotaba. Años después él lo desmentiría y afirmaría que nunca los había golpeado, porque para ello habría requerido un palo y él jamás había utilizado uno; desde su perspectiva, la diferencia entre maltrato y disciplina radicaba en el instrumento con el que administraba el castigo, y por tanto, no se sentía culpable.
Tan odiado como respetado

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Para 1979, Michael ya era solista y había despedido a su padre como manager. No obstante, sus hermanos Janeth, La Toya y Jermaine también encontraron el éxito junto a Joe, y nunca dejaron de ser una familia unida a pesar de sus constantes maltratos públicos.

Apenas unos días antes de su muerte y ante los rumores sobre su estado de salud, se dice que fue el mismo Joseph Jackson quien a través de su cuenta de Twitter dejó pistas de que el final de su vida se acercaba: “He visto más atardeceres de los que me quedan. El sol sale cuando le toca y, te guste o no, se oculta cuando llega su hora”. Y aun en el ocaso, Joe siempre sostuvo que Michael y él tuvieron un lazo inquebrantable desde que el chico nació y eso los hizo inseparables. Fue sepultado en el mismo sitio donde descansan los restos del Rey del pop en Forest Lawn Memorial Park de Glendale, en Los Ángeles, desde donde la leyenda continuará.
El mensaje de Paris
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La hija del fallecido Rey del Pop subió a su cuenta de Twitter una imagen donde se aprecian sus manos y las de su abuelo entrelazadas, acompañada de un amplio texto en el que se despide de él: “Te amo tanto abuelo, que las palabras no lo pueden describir, siento una inmensa gratitud hacia ti y siempre la tendré. Gracias por tanto, te deseo paz en esta transición. Te veré en mis sueños muy pronto”.

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POR MARÍA DEL CARMEN LÓPEZ
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