Cómo incluir a tus hijos en la cocina para que dejen de hacerle “el feo” a la comida

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Si estás cansada de que tus hijos le hagan el feo a la comida y es una hazaña que se alimenten sano, invierte tu tiempo en una de las actividades más recreativas y gratificantes para el cuerpo y el alma: cocinar. No por nada uno de los libros mejor vendidos de nuestra época es Eat Pray Love (Comer, rezar, amar) donde página tras página Elizabeth Gilbert narra cómo un plato de pasta pomodoro caliente fue capaz de traerla de nuevo a la vida. ¡Incorpora en tu menú familiar sabores que les produzcan satisfacción! Fabiola Ramírez, empresaria y coach de nutrición y bienestar, nos platica cómo podemos divertirnos mientras comemos con nuestros pequeños. Aquí sus secretos sobre buena mesa, nutrición y amor.

Una actividad enriquecedora
En ocasiones, es imposible ir al súper por productos frescos, por lo que reunirse en familia los fines de semana para escoger el menú de los siguientes días es una excelente alternativa. De este modo, todos participan y contribuyen a la creación de una sazón y gusto colectivo. “Una buena dieta empieza con un propósito, cuando somos madres pretendemos que nuestros hijos crezcan fuertes y felices, por lo que al hacer de comer para ellos deberíamos tener esos elementos presentes, entonces, ¿por qué darles alimentos congelados, precocidos o sacados del Food Court, cuando podemos preparar deliciosas recetas familiares o mejor aún crear las nuestras?”, expresa Ramírez.

¿Cómo incluir a nuestros hijos a la hora de cocinar? “En mi experiencia llevarlos a escoger frutas y verduras fue útil porque no sólo aprendieron de comida, sino de transacciones económicas y trato humano. Cuando conversas con los marchantes, te orientan sobre cómo escoger el mejor manjar”. Así que llena tu refri de ingredientes saludables y haz que los niños participen.

Olores, sabores y colores
Enseña a tus hijos a paladear la comida sin saborizantes extras; es importante que agudicen su olfato y gusto para que puedan apreciar y distinguir los sabores naturales de los artificiales, de este modo estarás iniciándolos en el camino de la comida consciente, rechazando aquella repleta de almidones, sodio y azúcares que abunda en la calle. “Recuerdo cuando mis hijos eran pequeños y batallaba para que probaran el betabel o cebolla, fue hasta que me puse creativa y en vez de darles las verduras de una forma tradicional empecé a condimentarlas y mezclarlas con otros elementos, que comenzaron a pedírmelas de modo regular”. De manera que si deseas que tus hijos despierten su lado más sensible innova en cuanto a texturas, colores y olores, sácalos de la cotidianidad y prepara ceviche dulce, sopas picantes o cualquier cosa que eleve su espíritu mediante una explosión de sabor.

¡Hagamos magia!
“Si queremos incentivar la imaginación en nuestros hijos, pedirles que nos sorprendan en la cocina es una excelente oportunidad, esto para cultivar un arte que los acompañará toda su vida. Cocinar es, quizás, uno de los actos más puros y bellos del mundo, en el que los afectos se transmutan en forma de bebidas, bocadillos o postres”, puntualiza.

El verano que podría cambiar su vida

Lo que hoy día parece una actividad simple, como cocinar, puede ser fuente de crecimiento hacia una adultez libre de enfermedades. ¡Experimenten!

1. Germinar una plantita en la cocina puede ser el origen de una alimentación supersaludable de por vida, pues al ver cómo brota la comida, los pequeños respetarán más los procesos y esfuerzos que conlleva servir un platillo.

2. De la vista nace el amor, si ya descubrieron que su paladar tiene tales o cuales preferencias, lo conveniente ahora es poner la mesa juntos. Emplatar de una manera lúdica hará que, incluso, el alimento más sencillo destaque por su presentación.

3. Graben la sesión, nada más lindo que el tener un recuerdo de la manera que hicieron ese pavo navideño o esas galletas de naranja, con el tiempo esos videos documentarán cómo solían disfrutar la vida por medio de los bocados.

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