El primer día en un nuevo puesto, ¿cómo comportarse?

El primer día en un nuevo puesto

Si eres `la nueva´, te damos algunos consejos para que sobrevivas a este estrés

El salario ya está negociado y el contrato ya ha sido firmado. ¿Todo listo para tener un buen comienzo en el nuevo puesto? ¡No tan rápido! Antes de irte, es bueno tener en mente varios aspectos, ya que todo inicio es una especie de prueba, y en esa primera etapa más vale evitar los pasos en falso.

El mayor problema suele ser que quienes comienzan en una empresa nueva ponen demasiadas expectativas en el primer día. Vale la pena tener presente que ese primer día es crucial para uno, pero no para los demás. Para el resto del equipo es una jornada más de trabajo, así que no hay que esperar un gran recibimiento ni un estado de curiosidad general.

¿Entonces qué? ¿Espero a que alguien me tienda la mano? Si uno no es presentado, es mejor tomar la iniciativa, pero prestando siempre atención al entorno para no pasar por alto gestos que tengan otros, en particular el jefe. Si uno está teniendo una breve conversación con un compañero y el jefe se acerca a saludar, será mejor interrumpir amablemente la conversación y prestarle atención a quien se aproxima.

Si al principio los compañeros muestran cierto desinterés, no hay de qué preocuparse, puede ser normal que un equipo necesite su tiempo. Si uno se siente inseguro sobre la integración en esos primeros días, puede preguntarle a alguien que le caiga simpático qué hace en la pausa de mediodía, o incluso se le puede pedir algo de orientación en los primeros días. Eso también es un modo de expresarle aprecio a esa persona.

Puede servir tener un cuaderno de apuntes e ir anotando quién es quién, de modo de no tener que preguntar lo mismo al cruzarse la próxima vez con las mismas personas en un pasillo.

Además, es mejor no plantear preguntas personales en las primeras conversaciones, al menos hasta no saber cómo suele ser la cultura de diálogo dentro de la compañía. La regla básica para la primera etapa es: cerrar la boca y abrir bien los ojos y los oídos.

Eso mismo se recomienda cuando del trabajo se trata: sería un error arrancar con toda la potencia y sumergirse en las nuevas tareas sin mirar ni a izquierda ni a derecha. Tampoco es bueno hacer observaciones o propuestas de mejoras si uno es muy nuevo y aún no ha encontrado su lugar en el equipo.

Al definir los horarios o costumbres laborales, también será mejor observar cómo se manejan los demás y no quedarse ni mucho más ni menos que los compañeros, no vayan a catalogarlo ni de desmotivado ni de ambicioso ya desde el comienzo.

¿Y qué pasa si a uno se le escapa un error el primer día? Si uno mismo lo detecta, se corrige y listo, sin darle demasiadas vueltas. En cambio, si otros le apuntan la equivocación, lo correcto es ofrecer corregirla y preguntar cómo se puede evitar en el futuro. A fin de cuentas, uno está está allí para aprender. Nadie se enfadará porque las cosas no salgan perfectas el primer día.

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