Sexo, embarazo y paternidad

Sexo

Si estás embarazada o acabas de convertirte en madre, despejamos algunas de tus dudas sobre las relaciones sexuales

El embarazo y, después de dar a luz, el nuevo integrante de la familia pueden generar grandes cambios en la vida sexual de una pareja. Hay quienes sienten sus energías renovadas, pero para otros la líbido de pronto parece esfumarse por completo. Lo cierto es que tras una experiencia tan fundamental las parejas deben redescubrir y redefinir sus roles.

Durante el embarazo, muchos se preguntan si tener relaciones sexuales podría afectar al niño. Por lo general, esos miedos son infundados. Los especialistas recomiendan que la pareja comparta con qué se siente bien y con qué no.

Hay mujeres que se sienten muy bellas durante el embarazo y otras, en cambio, creen que han perdido todo encanto. En esos casos, es importante que sus parejas se acerquen y hagan sentir hermosa a la mujer embarazada. Darle a entender que la pancita no afecta en absoluto su belleza hará que todos se sientan mejor.

Por otro lado, pueden existir cuestiones médicas por las cuales no sea recomendable tener relaciones. Eso sucede en el caso de que se produzca algún sangrado o cuando se registran infecciones genitales o existe una tendencia a tener contracciones prematuras.

Si la mujer ha tenido algún aborto natural, es importante consultar el tema con el ginecólogo.

Después, una vez que el bebé nace, la vida de los padres vuelve a dar un giro de 180 grados. Los roles y las costumbres que tenía la pareja se vuelven totalmente obsoletos, y la vida sexual no es una excepción.

Las madres suelen dedicar mucho tiempo al niño y tal vez sientan una menor necesidad sexual que los padres. A las tareas cotidianas se suman muchísimos quehaceres adicionales y la inevitable falta de sueño. En esa etapa es importante que los hombres tengan paciencia, asuman tareas y demuestren cariño. Es bueno saber que es una fase necesaria, pero pasajera.

Y si ambos están preparados para tener una aproximación, lo principal es no dejarse intimidar por fantasmas. Los especialistas comentan que muchos hombres se sienten raros porque no pueden evitar pensar que de ese mismo vientre ha nacido su hijo. En esos casos las parejas pueden hablar, preguntarse si ambos están cómodos y, si ven que la otra persona da señales positivas, los miedos suelen desaparecer.

Los hombres harán bien en cuidar a su pareja y las mujeres deben poder decir sin temor cómo se sienten bien y cómo no, ya que para muchas las semanas posteriores al parto son sumamente incómodas.

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