La magia americana de Halloween

La magia americana de Halloween

En Halloween afloran creencias, supersticiones y rituales relacionados con la enigmática relación entre la vida y la muerte

Dos sociólogos explican las ricas manifestaciones y significados del pensamiento mágico en Latinoamérica en esta festividad y sus diferencias con las visiones anglosajona y europea.

¿Por qué los seres humanos mantienen en distintas partes del mundo, por ejemplo en América, tantas fiestas, creencias, supersticiones y rituales relacionados con brujas, casas y lugares encantados, fantasmas, muertos vivientes y en general sobre la muerte, como Halloween?

Para el sociólogo panameño Milcíades Pinzón Rodríguez, “forma parte de un pensamiento prelógico, mágico, que induce a las personas a echar mano de explicaciones sobre fenómenos que no logran entender. Esos razonamientos y costumbres también los encontramos en sociedades desarrolladas, por la sencilla razón de que el pensamiento científico no logra permear a los grupos humanos de una manera homogénea”.

Según este docente e investigador de la Universidad de Panamá “en el homo sapiens existe una tendencia a mirar detrás de lo físico, a imaginarse otros mundos paralelos o a negar su propia finitud. Esto último acontece con el mundo de los muertos, que se nos antojan alojados en otra vida, así como retornando a nuestra existencia terrenal. El hombre siempre habita en ese espacio de lo sacro, mágico y lo profano”. “El hombre siempre ha creído que existe una dualidad, porque así como existe lo de arriba ha de existir lo de abajo. Lo mismo acontece con la vida y la muerte. No obstante, aunque se repita en todas las culturas, las experiencias no son las mismas y las creencias y visiones varían”, según Pinzón, quien también preside el Círculo de Escritores de Azuero.

Según este sociólogo (www.sociologiadeazuero.net) “la geografía, la psiquis del individuo, las experiencias propias, más las que hereda como sujeto sometido a la socialización, aunado al contacto con otros grupos humanos, permiten al hombre construir sus propios escenarios culturales. La vida terrenal, así como la de ultratumba, adquieren una personalidad colectiva que se moldea por la propia experiencia de la vida”.

Tradiciones: Triple herencia Americana

“En América la muerte es una visión judeocristiana, heredada de los europeos, a la hay que sumar la herencia indígena y africana, y existe un sincretismo cultural que permea la sociedad y la cultura”, explica este experto, para quien “los casos de México, Nicaragua y Cuba demuestran esto fehacientemente, sin excluir a otras naciones que también festejan el ‘Día de los Muertos’, el 2 de noviembre, un día después del ‘Día de Todos Los Santos’. “Si se mira detenidamente se observa que nuestra gente tiene, ante el tema de los muertos, una posición ambivalente. Por una parte de temor, pero por la otra de festividad. En realidad son las dos caras de la moneda: lo sacro y lo profano”, explica.

Como ejemplo de este fenómeno, Pinzón señala a Panamá, donde “durante los velorios la gente degusta los más variados platillos, e incluso antaño, los entierros de angelitos (niños) eran amenizados con violines; por aquello de que los párvulos no han tenido oportunidad de pecar. Al final, jugar con la muerte es otra manera de hacerla terrenal y, por tanto, menos amenazadora”. En este país centroamericano, “generalmente el día de los difuntos se celebra con marchas o romería de colegios e instituciones civiles al camposanto, que aparece arreglado con profusión de flores y es visitado por los familiares de los difuntos, que dedican un instante a recordar al finado. Este uso de flores es más de influencia indígena que de otra naturaleza”, añade. Sobre las razones por las que no ha calado este tipo de celebración en otros países como Estados Unidos o los europeos, Pinzón cree que “quizás porque las tradiciones religiosas difieren en algún grado y, aunque la génesis puede ser similar, las experiencias vividas moldean los hábitos y costumbres”.

“En gran parte de los países de Europa y Norteamérica las ideas protestantes modifican esa visión de mundo, mientras que el catolicismo latinoamericano resulta más conservador y ecléctico. Además, existen otros niveles de racionalización sobre el hecho religioso en sí, que en el primero de los casos es mucho más cartesiano y carente de la magia cultural, que adorna la muerte en sociedades más de índole rural como las latinoamericanas”, señala este sociólogo a EFE.

Para el sociólogo español Vicent Alujas (www.meditacioninmediata.com) “una parte de la población tiene un interés especial con los temas relacionados con el ‘más allá', aunque existe otro tipo de gente a quien horroriza el tema, e incluso lo esconden”. Según señala a EFE este experto, que ha cursado estudios de psicología y desarrollo personal, “lo curioso es que el motivo, psicológicamente hablando, es el mismo: el miedo a la muerte. La diferencia está en ‘la gestión’ de ese temor: mientras unos lo aceptan y lo ven como el ‘viaje’ a lo desconocido al ‘más allá', para los que no ven o no quieren ver ese ‘más allá', es el muro infranqueable que ‘jamás’ se debe saltar”.

Alujas cree que los pensamientos mágicos relacionados con la muerte y lo sobrenatural son necesarios en la vida de las personas, ya que “basta con comprender que el cuerpo humano, biológicamente hablando, tiene un deterioro físico y acaba por desaparecer siempre”.

“Todo es impemanente”

“Una vez visto eso, y sin entrar en aspectos religiosos, debemos entender que somos algo más que ese ‘traje’, que es el cuerpo humano, que todos poseemos ese ‘espacio interior’, al que se le puede llamar alma, esencia, fondo, semilla o luz y que, una vez acabada la etapa biológica, pasa a otra dimensión desconocida”, comenta Alujas.

Para mantener una relación sana y equilibrada, en términos psicológicos, con los pensamientos mágicos, este experto sugiere “entender que todo lo que nace muere, todo tiene un principio y un final, todo lo que empieza acaba. Resumiendo: todo absolutamente todo es impermanente2. Alujas, se muestra de acuerdo con la idea de que Halloween y Difuntos, y todos los pensamientos mágicos implícitos en esas celebraciones “nos ayudan a desdramatizar la muerte, paliar el miedo a lo desconocido y a superar y asimilar acontecimientos que escapan a nuestro control”. Según este sociólogo, estas conmemoraciones “ayudan a ver la obviedad de que los seres vivos nacen y mueren. Si no hubiera muerte, la vida no tendría ningún sentido. Por tanto, todo lo que sea desmitificar un acto natural como el fin de la vida me parece un acierto. Es una manifestación de sentido común”.

Este experto recuerda que “estas fiestas siempre han existido, aunque en la actualidad el negocio y el marketing están por encima de todo”. “Ahora el ‘negocio’ de los disfraces, las ventas de calabazas, sombreros, trajes de bruja superan en mucho dinero la antigua fiesta gastronómica. Conviven las dos, una tradicionalmente española y la otra traída de Estados Unidos y me parece perfecto”, dice.

Respecto de los festejos del Día de Difuntos coloridos, lúdicos y festivos que se celebran en algunos países americanos, Alujas confirma que se producen en pocos lugares, y “son tradiciones ancestrales que tienen mucho que ver con antepasados indígenas”.

Según explica Alujas a EFE, en el Viejo Continente “la manifestación no es de júbilo, sino de otra emoción diferente, como es el ir a llevar flores a los allegados al cementerio en la misma fecha. Me atrevo a decir que, en un lugar y en el otro, las emociones son completamente diferentes, pero los sentimientos, los que vienen del fondo, son los mismos”.

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