Seis valores clave para nuestros hijos

Seis valores clave para nuestros hijos

Algunas referencias vitales que conviene inculcar a niños y adolescentes para que crezcan como personas, convivan armónicamente con los demás y tengan una vida más feliz

“El mejor legado que podemos dejar en herencia a nuestros hijos no son los bienes materiales ni los títulos, sino los bienes intangibles, los valores que les trasmitimos informalmente a través de la vida cotidiana, del contacto diario con ellos, del ejemplo y del testimonio que no se rinde”, señala Francesc Torralba, director de la cátedra Ethos de Ética aplicada de la Universidad Ramón Llul de Barcelona.

Esta afirmación de Torralba, prologuista de la obra Avanzar en valores, sintetiza el espíritu que anima el último libro de Jesús Blanquet, en el que ofrece una serie de claves para la convivencia y el crecimiento personal, destinadas a los niños y jóvenes adolescentes y también a los padres y educadores que “quieran implicarse en la apasionante y compleja tarea de ayudar a crecer a sus hijos y alumnos, y en la ardua y extraordinaria aventura de educarlos”.

El pedagogo Jesús Blanquet, licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación, cuenta con una larga trayectoria y experiencia profesional en el mundo de la educación como docente, orientador y directivo. Es autor de diversas obras didácticas, como el Proyecto Avanza, una serie de propuestas de trabajo formativo para las tutorías con adolescentes.

“La misión de transmitir valores no es fácil, pero tampoco es imposible. Si se tienen ideas claras de lo que se pretende y se actúa con sentido común, paciencia y afecto, los objetivos pueden ser razonablemente alcanzables"", explica Blanquet.

Según este pedagogo “la familia sigue siendo el espacio idóneo para que los hijos reciban los consejos y las orientaciones más importantes para la vida: es la primera escuela de valores”.

LA IMPORTANCIA DE LA EDUCACIÓN EN VALORES

Para Blanquet, “los jóvenes asumirán los valores como creíbles y los adoptarán como propios a partir del grado de coherencia con el que los padres y educadores los vivan; por lo tanto, son vitales su compromiso y testimonio”.

“La realidad social actual nos muestra que no vamos sobrados de puntos válidos de referencia; la mediocridad, la superficialidad, la exagerada aspiración al éxito fácil, económico o social, y al poder..., son contravalores que dan una visión distorsionada de aquello que sería deseable alcanzar”, lamenta este experto.

Según Blanquet “una educación que durante la infancia y la adolescencia transmita valores y actitudes, facilitará en los jóvenes la construcción de una personalidad sólida y equilibrada, capaz de enfrentarse a los problemas mediante actitudes de diálogo, de comprensión, de honestidad y de tolerancia”.

“Los jóvenes que crezcan con este bagaje y madurez personal, colaborarán a hacer de este mundo un lugar más transitable”, asegura este prestigioso pedagogo, quiem ha seleccionado y analizado “seis valores clave para nuestros hijos”.

“Los valores que propongo no son más importantes que otros como el esfuerzo, la familia, las buenas maneras, la honestidad, la afectividad, la solidaridad y un largo etcétera, que los padres y educadores sabrán completar a partir de las necesidades que se les planteen”, señala el autor, que propone un sencillo ejercicio para que los adolescentes cultiven y desarrollen cada uno de los valores descritos.

RESPETO

“Respetar es manifestar consideración, atención, afecto y valoración hacia las personas con las que nos relacionamos. Quienes no tienen respeto se manifiestan de forma agresiva y autoritaria, son desconsiderados en muchas situaciones, actúan de manera egoísta y prepotente, y con esta actitud desprecian a las personas con las que conviven.

El respeto ha de ser compartido: todos debemos respetar y esperar que nos respeten. No nos debería importar dar nosotros el primer paso. El buen resultado está asegurado casi siempre”.

* Así desarrollarás este valor: “Toda persona, por el mero hecho de serlo, merece respeto y consideración. Siempre que te relaciones con alguien ?sea poderoso o humilde, joven o viejo?- muéstrale tu respeto. Ambos se sentirán bien y, si éste es tu talante de relación con tus semejantes, serás apreciado por ello”.

DIÁLOGO

“Aunque es una necesidad humana, la convivencia, nunca es sencilla: ha de construirse y reconstruirse cada día. Su clave es el diálogo, el cual supone saber escuchar más que saber hablar. Escuchar sin interrumpir, no hacer gestos de fatiga o desaprobación y seguir con atención los argumentos de la otra persona, es un verdadero arte.

Los jóvenes, además deberían procurarse tiempos y espacios de silencio interior, de encuentro consigo mismos. Esta mirada reflexiva les ayudará a descubrir su dimensión más profunda y espiritual, y a actuar de manera reflexiva y equilibrada”.

* Así desarrollarás este valor: “Cuando hables con un amigo, escúchalo atentamente y no lo interrumpas. De esta manera, conseguirás entenderle mejor y ponerte en su lugar, mantendrás un verdadero diálogo y tu amigo sabrá apreciarlo”.

RESPONSABILIDAD

“Es la capacidad que cada persona tiene para conocer y aceptar las consecuencias de sus palabras y actos. También implica la necesidad de sentirse urgido a dar respuesta o a cumplir un deber sin recibir ninguna presión externa. Los jóvenes pueden alcanzar un mayor grado de responsabilidad si son capaces de imponerse pequeños objetivos y cumplirlos; si se acostumbran a ejercitar la autocrítica, aceptando sus errores sin culpar a los demás y poniendo el esfuerzo necesario para corregirlos y mejorar. Si se disponen a aceptar las críticas constructivas, éstas les ofrecerán la oportunidad de reflexionar y reorientar su comportamiento”.

* Así desarrollarás este valor: “Si te comprometes a ayudar a alguien y en el momento de hacerlo dudas entre cumplir la promesa o hacer una actividad más divertida y dejas a tu amigo plantado, estarás mostrando un signo de inmadurez y de irresponsabilidad. Por el contrario, si cumples con tu responsabilidad, los demás sabrán confiar en ti”.

AUSTERIDAD FRENTE A CONSUMISMO

“La presión de una sociedad consumista no debería hacernos olvidar que cada persona ha de adaptarse a sus posibilidades y limitaciones. Deberíamos aspirar a ser consumidores críticos, conscientes de la necesidad del ahorro, de la previsión y una cierta austeridad.

Deberíamos transmitir a nuestros hijos que la verdadera felicidad no se obtiene con la adquisición de cosas materiales, sino que ha de buscarse en la armonía y el equilibrio que cada persona sea capaz de establecer consigo misma y con los demás, en la ilusión por las pequeñas cosas de cada día, en sentirnos realizados en nuestro trabajo, en el afecto que recibimos de las personas que nos quieren y en el esfuerzo que hagamos por corresponderles”.

* Así desarrollarás este valor: “Si en una tienda ves algo que te gusta y te apetece comprarlo, pero sabes que no lo necesitas y es sólo un capricho pasajero, has de ser consciente de que su importe puede tener una finalidad más útil, sensata o responsable. Si no caes en la tentación de la compra compulsiva habrás vencido el consumismo fácil y será una señal inequívoca de que estás creciendo como persona”.

VOLUNTAD Y CONSTANCIA

“En la voluntad entran en juego la libertad, la responsabilidad y la actitud de renuncia de cada persona para hacer aquello que es su deber y no lo que le es más fácil o cómodo.

Lo más extraordinario que requiere nuestra voluntad es la constancia, que supone no desfallecer ante las dificultades, sostener y alimentar la motivación necesaria para no caer en el desánimo o en la rutina, y descubrir nuevos alicientes para seguir avanzando a pesar de las dificultades”.

* Así desarrollarás este valor: “Ante el dilema de ver un partido ‘en la tele’ acompañado por tus amigos o ponerte a estudiar para preparar el examen de mañana, ya sabes cuál es la elección correcta: poner en marcha tu voluntad y trabajar con constancia. Al final, sentirás la satisfacción del deber cumplido. Los logros importantes siempre suponen esfuerzo y sacrificio”.

ACTITUD CRÍTICA

Adoptar una actitud crítica ante un hecho es analizar y valorar sus características y consecuencias en función de las circunstancias y del contexto en que éste se ha producido, y de los propios valores.

Esta actitud es necesaria cuando somos consumidores de medios de comunicación. Tenemos que hacer el esfuerzo de leer entre líneas, escuchar y ver aquello que no se nos dice o no se nos enseña e identificar los códigos de manipulación que estas informaciones puedan contener.

* Así desarrollarás este valor: “Si oyes, ves o lees una noticia u opinión, y no acabas de asumir su contenido porque entra en conflicto con tu manera de ver las cosas y tus valores, analiza los datos y aplica tu sentido crítico para que nadie manipule tu pensamiento”.


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