¿Conoces a Diane de Poitiers?

¿Conoces a Diane de Poitiers?

Al enloquecer de pasión al rey Henri II de Francia, se convirtió en una de las cortesanas más poderosas de la historia, con gran influencia en la política

Al enloquecer de pasión al rey Henri II de Francia, se convirtió en una de las cortesanas más poderosas de la historia, con gran influencia en la política

¡Todas sabemos quienes y como son! Me refiero a las cortesanas, un estilo de mujeres que dedican sus vidas a recibir favores de los hombres a quienes conquistan, seducen y les aportan placeres sexuales. Son mujeres que viven para “el hombre de sus vidas”, y en vez de tener un trabajo convencional, su carrera es atraerlos y mantenerlos contentos con sus encantos.

Con algunos hombres, las cortesanas se casan, y con otros, solo son sus amantes. Pero para ellas son sus jefes, lo máximo, quienes las mantienen y les pagan todos sus caprichos. Porque esas mujeres parecen ser “alérgicas” al trabajo y, si pueden, nunca tienen un empleo.

Esta historia es sobre una de las cortesanas más famosas: la francesa Diane de Poitiers.

Retratos de Catalina de Médici y del rey Henri II. En la imagen superior, Diane de Poitiers

Diane, quien tenía una belleza que hoy sería moderna, con cara de vampiresa, vivió de 1499 a 1566. Dicen que era maquiavélica y fue muy conocida por ser la celosa amante del rey Henri II de Francia y ¡el poder detrás de su trono! Era implacable y dura, excepto con su querido rey, a quien dominaba totalmente.

Como ocurría en la Francia del siglo XVI, a los 15 años de edad, la muy aristocrática, pero arruinada familia de Diane la obligó a casarse con el rico y poderoso aristócrata Louis de Brézé, de 54 años, con quien tuvo dos hijas, pero a quien no amaba. Al enviudar, Diane fue nombrada dama de honor en la corte del rey Francisco I, y uno de los hijos del monarca, el joven y futuro rey Henri II (entonces era duque de Orleans) se volvió loco por ella. Se conocían desde que era un niño y Diane, 19 años mayor, era como una madre para él. Finalmente, cuando Henri tenía 16 años, se hicieron amantes. Diane incluso lo animó a casarse con la riquísima, pero plebeya italiana Catalina de Médici, a quien ella trató de utilizar, pero Catalina no se lo permitió.

Política y financieramente astuta, Diane se convirtió en una de las cortesanas más poderosas de la historia, y si ambas mujeres estaban en un salón, la reina Catalina era ignorada y Diane, adulada y respetada. Se rumora que sus técnicas amatorias eran “extraordinarias” y el rey Henri comentaba que estar íntimamente con Diane era “el mayor de sus placeres”. Ella no permitía que alguien se le acer¡¡cara al monarca y vetaba las visitas a la corte de mujeres que podían ser “competencia”. Aun así, Henri le fue infiel y Diane tuvo que aceptarlo, aunque no perdió su poder.

Una escultura de Diane en el jardín del castillo de Anet. Al lado, el emblema del rey Henri II y de su esposa Catalina de Médicis. La “H” está enlazada cons dos “C”, que curiosamente de ven como “D”

Diane siempre vestía de negro con toques blancos -igual que el rey, quien pasaba con ella la mayor parte del tiempo y sus iniciales entrelazadas HD se ven todavía en muchos palacios- y así la pintaron los artistas de la época, aunque mayormente lo hicieron desnuda, comparándola con la figura mitológica de Diana la Cazadora. En un gesto de locura de amor, el rey le dio a Diane el título de duquesa de Valentinois y le regaló las joyas de la Corona francesa, además del castillo de Chenonceau, uno de los más bellos del valle del Loira (donde puedes ver su habitación).

La reina Catalina sentía cada vez más odio por Diane de Poitiers, a quien llamaba “mi más cruel enemiga”. El rey le había faltado tanto al respeto, que Catalina, quien fue una buena reina, aunque era poco atractiva, se sentía muy humillada y guardó todo su odio... ¡hasta un día! Su gran venganza llegó cuando el rey murió en un accidente y la reina no dejó que Diane lo viera cuando él agonizaba y la llamaba a gritos, ni le permitió ir al funeral. Inmediatamente la obligó a que devolviera las joyas ¡y la expulsó del castillo sin dejar que recogiera sus pertenencias!

Diane se fue a vivir al castillo de Anet, que había heredado de su marido -el rey lo había redecorado a todo lujo y allí se filmaron escenas del filme Thunderball, de James Bond-, donde murió a los 67 años, quizás por los efectos tóxicos del elíxir de oro que bebía para conservarse joven. A su lado estaban sus dos hijas, quienes la adoraban.

La actriz Lana Turner hizo una película sobre Diane, y la princesa Michael de Kent escribió en 2005 un libro sobre su vida: The Serpent and the Moon: Two Rivals for the Love of a Renaissance King. Muchos fans de la historia, fascinados con la vida de Diane, visitan los castillos donde vivió, para conocerla aún más.

El castillo de Chenonceau, que el rey Henri II le regaló a Diane de Poitiers

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