El príncipe que pocos conocen cumple 90 años y se realiza una exhibición en su honor
Abr. 12, 2011
El benjamín y único varón de los príncipes Andrés de Grecia y Dinamarca y Alicia de Battenberg, tataranieto de la reina Victoria de Inglaterra, nació en la isla mediterránea de Corfú el 10 de junio de 1921. Cuando tenía 18 meses de nacido, su padre fue acusado de traición y la familia se exilió en Francia, donde el futuro duque de Edimburgo pasó su infancia. De 1930 a 1934 estuvo en diferentes escuelas: en Inglaterra, Alemania y Escocia. A los 18 años se unió a la Marina Real en Dartmouth, en la que alcanzó el rango de Comandante.
Es interesante analizar lo poco que se conoce del príncipe Felipe, fuera de su propensión a “meter la pata” al decir cosas que no necesariamente se adhieren al más estricto código protocolar. De ahí el interés por El príncipe Felipe: celebrando noventa años, la exposición de The Royal Collection que se presenta en el castillo de Windsor hasta el 22 de enero de 2012. En ella pueden verse incontables fotografías y recuerdos que permiten una mirada más completa a la vida del príncipe, como cuando pasó su luna de miel con la entonces princesa Isabel, en 1947. Poco antes de su matrimonio, su futuro suegro, el rey Jorge VI, le confirió el título de duque de Edimburgo, earl de Merioneth y barón Greenwich; también lo nombró Caballero de la Orden de la Jarretera. Desde entonces ha presidido 800 organizaciones y ha viajado extensamente; entre sus principales intereses destacan el mundo natural, la ciencia y la tecnología, al igual que el arte y el diseño. Le encantan los deportes -presidió la Federación Ecuestre Internacional entre 1964 y 1986- y la pintura, por lo que en la muestra se ha incluido una marina pintada por él; también un retrato de cuerpo entero que le hizo George Weymouth así como otro pintado por David Poole.
Otro aspecto curioso de la exposición son los regalos que el príncipe Felipe ha recibido durante los casi 60 años que lleva acompañando a la reina o representándola oficialmente; encontramos desde un penacho de los indios de América del Norte hasta la escultura de un saltamontes que recibió del presidente Pompidou en 1972.
