Se rumora que existe una complicada prueba para pertenecer a la Familia Real británica
Todo aspirante a pertenecer a la realeza británica tiene que enfrentarse a la difícil tarea de una prueba: alojarse un fin de semana en el castillo Balmoral en las colinas escocesas. Se dice que en este lugar se emplean una serie de etiquetas reales que el candidato o la candidata tienen que saber manejar. En su momento, Diana de Gales la tuvo que realizar después de que se comprometiera con el príncipe Carlos. Ella ha sido la más comentada por cómo reaccionó.
Durante este desafío, Diana Spencer se enfrentó a las exigentes formalidades de la realeza inglesa, como cruzar las piernas con el pie correcto al momento de sentarse, tomar los cubiertos adecuados, degustar un platillo sin inconvenientes o decir las palabras idóneas para una conversación, entre otros protocolos, todo ello con el fin de ser aceptada como miembro de la Familia Real. Al respecto, existen varias anécdotas sobre lo que hizo mientras se encontraba en este lugar: no se unió a uno de los almuerzos y permaneció en su habitación y pasaba demasiado tiempo en la cocina para conversar con los empleados reales. También son muy comentados sus paseos descalza sobre las alfombras de tartán que cubren los pisos del palacio.
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Aunque aún no existen versiones oficiales al respecto, está la leyenda de este experimento llamado ?prueba Balmoral?, que Diana tomó con desenfado, actitud que la reina Isabel justificó al considerarla como ?una chica nueva? a la que le costaba acostumbrarse a las cosas.
Aunque la soberana inglesa ha expresado que el Balmoral es ?el lugar más bonito del mundo”, para Lady Di fue todo lo contrario.
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