La nueva generación de las reinas jóvenes

La nueva generación de las reinas jóvenes

Los reyes están accediendo al trono en sus 40 años, y con ello las reinas consortes que prometen inyectar frescura a las monarquías

Este 2 de junio se hizo un gran anuncio en la historia de la realeza europea: tras 39 años en el trono, el rey Juan Carlos de España abdicó a favor de su hijo, el príncipe Felipe de Asturias, lo que significa que en unas pocas semanas, la corona española estará encabezada por el heredero de 46 años y su esposa, la princesa Letizia, de 41, se convertirá en la reina consorte.

Con ello se está siguiendo la línea de que los herederos de estos días no deben esperar a la muerte del padre o la madre para poder acceder al trono, y, de esta forma, los reyes son de una generación más joven, al igual que sus esposas.

Reinas consortes jóvenes ha habido siempre -simplemente, la reina Sofía de España lo hizo a los 37 años-, pero de 2013 a hoy, han sido tres importantes abdicaciones que han dado paso a reinas de no más de 42 años, dos de origen plebeyo y una de descendencia noble.

Máxima de los Países Bajos, la de la gran sonrisa

El príncipe de Orange fue el primero en acceder al trono entre los príncipes treintañeros y cuarentones de las realezas europeas. Como reina consorte de los Países Bajos tenemos a Máxima Zorreguieta, de origen argentino y plebeyo, pero desde casi el primer día se ha ganado el corazón de su pueblo gracias a su carácter accesible y su simpatía, siempre enmarcada por una gran sonrisa.

Máxima se graduó de la carrera de economía en la Universidad Católica Argentina en 1995 y en mayo de 1999 conoció al príncipe Guillermo Alejandro en Sevilla durante una fiesta. Ese mismo verano se mostraron las primeras fotos de ambos a bordo del yate real El Dragón Verde.

La pareja se casó el 2 de febrero de 2002 y ella recibió el título de princesa de los Países Bajos.

Y fue el 28 de enero de 2013 cuando la reina Beatriz anunció su decisión de abdicar, después de más de tres décadas en el trono, en favor de su primogénito, Guillermo Alejandro, casado con la bella argentina, por lo que ella se convertió en reina el 30 de abril de ese año. En su discurso, la soberana aseguró que, tanto su hijo como Máxima, servirán a Holanda “con dedicación, fidelidad a la Constitución y dando forma al reinado con sus propios talentos”.

La hoy reina, de 43 años, tras la abdicación de la reina Beatriz y el ascenso al trono de su esposo, aseguró que seguiría siendo la misma de siempre. Y al parecer lo ha cumplido, pues hasta el día de hoy, su popularidad ha ido en aumento y es una de las reinas más queridas de Europa; cada aparición que hace es una gran fiesta y foco de los periodistas, tanto por su encantadora personalidad, como por su moderna y conservadora forma de vestir, en la que los sombreros y los turbantes se han convertido en su sello fashion.

Matilde de Bélgica, ¿fría o con temple?

La esposa del rey Felipe de Bélgica tiene apenas 41 años y es reina consorte desde el 21 de julio de 2013. A diferencia de Máxima de Holanda y Letizia de España, ella no es plebeya, ya que es hija de los condes Anna Maria Komorowska y Patrick d’Udekem d’Acoz. Es, junto a Sofía de Liechtenstein y Estefanía de Luxemburgo, una de las tres consortes europeas de esta nueva generación con ascendencia noble.

Matilde es una mujer muy preparada, hizo sus estudios en logopedia y psicología, además, habla francés, holandés, inglés e italiano.

También es de carácter muy tranquilo y se mantiene con bajo perfil, aunque sus detractores la acusan de fría y ambiciosa, amante del poder, con gran influencia sobre las decisiones que se toman en la corte, y hasta la han llegado a llamar “reina de hielo” por su trato distante con desconocidos y hasta, dicen, con el personal del palacio.

Lo que es cierto es que su supuesta frialdad puede llamarse temple al sobrellevar algunas situaciones y comentarios que han rodeado a la familia real belga, como que ella accedió a casarse con Felipe porque su familia estaba arruinada o cuando se publicó el libro “Cuestiones reales”, escrito por Frederic Deborsu, en el que se escribió sobre las supuestas tendencias homosexuales de Felipe, y que no se habría casado por amor, sino por la imposición de su padre, el rey Alberto II, tras el fallecimiento del entonces rey Balduino (hermano mayor de Alberto II que murió sin descendencia en 1993). “El matrimonio entre Felipe y Matilde no es lo que creemos”, dice el periodista. Deborsu relata que el tipo de relación que ambos mantienen es “cualquier cosa menos suave” y desde su boda, en 1999, ha habido dos intentos de ruptura frenados desde dentro de palacio.

Sean o no ciertos todos estos comentarios, los nuevos reyes de Bélgica proyectan una imagen ideal que contradice todas las críticas hacia ellos, y se puede afirmar que Matilde controla la situación con un puño de hierro en guante de seda.

Letizia de España, de periodista a reina

Letizia Ortiz Rocasolano nació un 15 de septiembre de 1972 en Oviedo y hoy tiene 41 años, edad con la que posiblemente se convertirá en reina.

El pasado 22 de mayo, los príncipes de Asturias celebraron su décimo aniversario, y este 2 de junio, tras anunciar el rey Juan Carlos su abdicación del trono, Felipe y Letizia serán reyes de España. Quien en su día fuera una periodista presentadora de noticias, será la primera reina “del pueblo” español al no venir de una familia perteneciente a la nobleza. Además, será la reina más joven de Europa junto con Matilde de Bélgica.

El 22 de mayo de 2004, tras su enlace con el futuro rey Felipe VI, Ortiz Rocasolano se convirtió en la princesa de Asturias de acuerdo al Real Decreto sobre Títulos y Denominaciones de la Corona. Los otros títulos que ostenta son los de princesa de Gerona, princesa de Viana, duquesa de Montblanc, condesa de Cervera y señora de Balaguer.

La no ascendencia noble de la todavía princesa de Asturias y el divorcio de su primer marido, Alfonso Guerrero, provocaron muchas críticas en los círculos más conservadores y defensores a ultranza de la Corona. Además, su trayectoria como princesa ha sido también muy cuestionada al haber roto algunas normas institucionales, como no veranear con la Familia Real, realizar viajes de placer con amigas o tener “días libres”, entre otros.

Letizia se metió de lleno en su nueva misión en cuanto se comprometió con el príncipe, a finales de 2003 y desde entonces no ha parado de formarse, con la reina Sofía como modelo.

Cada vez ha asumido más protagonismo y ha logrado consolidar un espacio propio de trabajo, con actividades en favor de la infancia y la juventud, la educación, la lucha contra las enfermedades penosas y la investigación científica.

Todo ello, sin descuidar los numerosos viajes oficiales y actos públicos compartidos con el príncipe, y siempre pendiente de la educación y la protección de sus hijas, las infantas Leonor y Sofía.

Una de las mayores preocupaciones de la princesa de Asturias ha sido mantener, sin descuidar sus obligaciones institucionales, una vida privada lo más normal posible, junto a su marido, sus hijas y su entorno de familia y amigos.

La princesa estrenó una agenda de trabajo propia en octubre de 2006 con la inauguración del colegio Príncipes de Asturias, en la localidad madrileña de Pozuelo de Alarcón.

Dos años antes, en noviembre de 2004, ya había presidido su primer acto oficial en solitario, la inauguración del IX Congreso de Academias Iberoamericanas de la Historia, debido a la ausencia del príncipe, que tuvo que asistir en Abu Dabi a las honras fúnebres del jeque Zayed bin Sultán al-Nahyan.

Pero el acto en el que es más visible su presencia institucional junto a Felipe de Borbón es la entrega de los Premios Príncipe de Asturias, un acontecimiento especial para ambos porque se celebra en Oviedo (norte), ciudad natal de la princesa.

En la última década, los príncipes han recibido juntos a más de 7,200 representantes de todos los sectores de la vida española en 248 audiencias con cobertura informativa y han intervenido en 1,516 actos oficiales.

Asimismo, sólo la agenda propia de Letizia la ha llevado a recibir a más de 2,100 personas en 107 audiencias y asistir a 190 actos oficiales.

La princesa ha contribuido asimismo a consolidar el papel del príncipe Felipe como promotor de los intereses españoles en el extranjero a través de 73 viajes en los que han visitado 38 países de cuatro continentes, sin olvidar las 70 visitas de su esposo a 39 países -incluidas 38 tomas de posesión iberoamericanas- y los dos viajes de doña Letizia a Ginebra para reunirse con expertos de la OMS.

Hace sólo unos días, la presencia de las infantas Leonor -de ocho años- y Sofía -de siete- en su primer acto oficial, junto a sus padres, en la tribuna de una ceremonia militar en la base aérea de San Javier reforzaba la imagen de continuidad institucional de la Corona.

Pero también mostraba, una vez más, la foto de una mujer pendiente de sus hijas y, tal vez ya, consciente de su futuro inminente como reina y madre de la nueva heredera de la Corona.

Todos estarán pendientes de su nueva labor, de quien, dicen, será una buena reina.

Y Letizia tiene otra misión igualmente importante: educar a la infanta Leonor en su camino a la Corona mostrándole los dos lados de la vida que ella tan bien conoce. Sin cuentos de princesas.


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