Después de un año alejada de las cámaras, la popular Cristina Saralegui va a todo tren: Palante en la televisión y el Canal de Cristina, una cadena de radio satelital
Simpática y dicharachera, Cristina Saralegui salpica cuentos con anécdotas personales. Aunque está acostumbrada a entrevistar, cuando es a la inversa es una agradable interlocutora; uno la pasa bien conversando con ella, ya sea sobre sus nuevas aventuras profesionales Pa’lante, un programa por la red Telemundo, y un canal propio de radio satelital con SiriusXM-, de sus orquídeas y de sus nietos -Domenico Marco y Cristina María-, que le inyectan una ternura especial cuando se refiere a ellos.
Genio y figura
Entretenimiento y conciencia social aparecen desde el primer momento en la entrevista. Ante un ¿qué haces?, responde sin pestañear: “Estoy haciendo pulsitos (pulseritas)”. ¿Pulsitos, esa es tu manera de relajarte? “Sí, cuando mi marido se enfermó, descubrí que hacerlos me ayudaba a relajarme. Es mi entretenimiento. Y ahora los estoy haciendo para ponerlos a la venta, afuera del estudio, donde la gente espera, el primero de diciembre que es el Día Internacional del SIDA. Aquí los tengo negros con plata. Tenemos la fundación Arriba la vida, para donar el dinero en efectivo”. ¿Desde cuándo los estás haciendo? “Ay, chica, hace como un año mi esposo se enfermó y no podía manejar; se mareaba y yo estoy acostumbrada a estar con Marcos (Avila, con quien lleva 29 años de matrimonio). Se pasó como cuatro meses en cama. Yo estaba muy preocupada y, por las noches, me sentaba a la mesa de la cocina a hacer los pulsitos. Aprendí cómo hacerlos en la computadora y ahora compro muchos materiales de lugares exóticos. Me encanta”.
“Pa’tras ni pa’coger impulso”
Es de ese famoso dicho popular que viene el Pa’lante que le da nombre al programa con el cual Cristina regresó a la televisión, en un bloque de dos horas cada domingo. Está entusiasmada por muchos motivos: “Me pasé un año sin trabajo, un año entero sin seguro, un año entero sin cobrar. Es duro; la gente se cree que todo el mundo es multimillonario... pero tú estás guardando para que cuando te retires no experimentes lo que pasaron mis padres, quienes menos mal que me tuvieron a mí. Y de pronto, te quedas sin trabajo, inesperadamente te quedas sin trabajo. La suerte es que teníamos provisiones: lo de Kmart, lo de Sears y Casa Cristina. Eso me ayudó mucho”.
En cuanto al formato del programa, dice: “El hecho de que sea los domingos define muchas cosas. Por ejemplo, el público es diferente al de los lunes en la noche. Los domingos, los hispanos vamos a la iglesia; después nos reunimos para comer con los hijos y nietos. Luego los hombres ven deportes y las mujeres sus programas; todo el mundo mira la televisión. Pa’lante es de 7 a 9, por lo que cuando se termina, pueden ir a dormir, porque todo el mundo trabaja al día siguiente”.
Mientras está en la televisión se prepara para lanzar el Canal de Cristina ?24 horas al día, 7 días a la semana? por la National Latino Broadcasting a través de SirusXM. En ese contexto ella hará un programa los lunes a las 5 p.m. (hora del este) de una hora, en vivo, con participación del público. “Me encanta la radio”. Este programa lo repetirán durante la semana junto a otras personalidades radiales “desde sexólogos hasta especialistas de belleza. Lo que queremos es gente que sepa”. Cristina también continúa con Casa Cristina porque, según dice, “me encanta diseñar cosas para el hogar”.
La familia
Tal como le prometió a Marcos décadas atrás, tanto los domingos como los días de fiesta, alrededor de la mesa se reúnen hijos y nietos. ¿Qué nos dices de los pequeñines? “La niña tiene ocho meses, el pelo rojo, es lindísima. El niño es precioso, con unos ojos y un pelo... Esos niños son la vida de Marquitos y mía; ahora que se casó Stephanie estamos esperando buenas noticias de nuevo”. ¿A dónde los llevas? “Les gusta ir a la piscina, de compras con los padres y los domingos en casa. Entre semana, a veces Marcos, que es Mr. Mom, no aguanta y va para allá a verlos”.
A Cristina le encantan la historia y la geografía. “Aquí estoy, incorporando una bolita de plata de Bali con diseños de África. También leo biografías. Pero eso sí, la ciencia me apasiona. Entre mis hijos lo tengo todo: la mayor, Cristina, es banquera y está casada con un abogado; la del medio, Stephanie, es diseñadora de modas, y al pequeño GianCarlo le gusta la ciencia como a mí”.
A pesar de tantas actividades familiares y profesionales, Cristina termina diciendo: “Aquí sigo dando lata todavía”.