Juliette Binoche, fan de las nuevas experiencias fílmicas

Juliette Binoche

A la actriz francesa le gustan las nuevas experiencias en el cine. Por eso la veremos en filmes muy diferentes: Godzilla, Words and Pictures y Clouds of Sils Maria... Aquí, en una entrevista exclusiva

Con la dulzura de su acento francés, Juliette Binoche habla con la misma calma de las películas The English Patient y Chocolat, que la hicieron famosa. Y en una etapa en la que no se nota que cumplió 50 años, la entrevistamos bastante lejos de París, en su paso por la ciudad de Toronto, Canadá, para hablar de ciertos temas de su vida y de su carrera.

¿Qué es lo más importante para usted?
(Riendo) Ser, vivir es todo

Le gusta recordar sus mejores vivencias con palabras?
Supongo que soy una persona más visual, porque así es mi memoria, pero aprendí que las palabras son muy creativas. Me cuesta recordar nombres, pero me acuerdo de las caras; eso es algo natural. Y es interesante, porque como actriz, cuando tengo que usar la memoria, les agrego imágenes a las palabras. Nunca empiezo con las palabras, porque me vuelvo demasiado intelectual, y mis frases no llegan a mi cuerpo, mi alma y mi corazón.

Cuando ve una revista que publica algo sobre usted, ¿se fija más en las fotos o en lo que dicen?
En ninguna de las dos cosas (risas).

¿Qué recuerdos tiene de su adolescencia en la escuela, por ejemplo, mucho antes de que fuera famosa?
En la escuela, como estudiante, tenía sentimientos extraños, miedos..., no me sentía cómoda. Tampoco tenía un buen nivel, porque mis padres se la pasaban cambiándome de escuela, para que me sintiera mejor, y así perdía clases. Me escondía, pretendiendo que podía leer y cosas así. Después, mi madre fue mi maestra de francés por un tiempo. Ella se dio cuenta de que yo necesitaba trabajar. Eso me ayudó muchísimo y hoy se lo agradezco.

A la izquierda, la actriz y el director y guionista Olivier Assayas en la première de “Clouds of Sils Maria”, en el Festival de Cine de Cannes, en Francia, el pasado mes de mayo. A la derecha, Juliette y la actriz Chloë Grace Moretz, protagonistas de “Clouds of Sils Maria”, posan para una fotografía durante el Festival de Cine de Cannes, en Francia

En marzo cumplió 50 años, pero pareciera que tiene mucho menos. ¿Cree que las mujeres en Hollywood se preocupan demasiado por el paso de la edad?
Los hombres también, ¿no? Yo he trabajado muchísimo y no lo siento, pero sé que algunos directores de fotografía se preocupan de mi imagen más que antes. Ellos tienen un problema conmigo, pero ese no es mi problema (risas). No lo veo así.

¿Todavía no necesita recurrir al Botox y otros tratamientos parecidos para ocultar su edad?
No, todavía puedo mover mi cara (risas). El Botox te paraliza. Como actriz, tengo que ver y leer dentro de mí, para encontrar las emociones. Las caras son como los libros en los que ves todo lo que pasa: por dentro de los ojos, la nariz y la boca. Todo eso desvía las posibilidades de lograrlo. El Botox me parece algo peligroso. Y me parece hermoso mostrar un rostro que “ha vivido”. Cuando veo a Judy Dench, que no se ha hecho nada, me encanta, te dan ganas de verla. En otras actrices solo te fijas en lo que se hicieron y eso te aleja por completo de la actuación.

Rodeada del romanticismo de París, Juliette Binoche nació el 9 de marzo de 1964, con una madre actriz y un padre director y escultor. Será por eso que ella no dudó en elegir el futuro artístico cuando se inscribió en el Conservatorio Nacional de Arte Dramático, de París, después de haber dirigido y protagonizado su propia producción de teatro en la escuela secundaria. Cuando empezó a vivir de la actuación, con su primera gira de teatro por Francia, Bélgica y Suiza, eligió el seudónimo de Juliette Adrienne, mientras tomaba clases con la prestigiosa Vera Gregh. La primera vez que apareció en televisión fue como extra en la serie Dorothée, del canal TF1. Y en 1983 debutó en el cine con un pequeño papel en la película Liberty Belle, aunque la fama llegó dos años después, en 1986, cuando fue nominada al premio César como Mejor Actriz por la película Rendez-vous.

Reconocida como la mejor actriz francesa de su generación, cuando ganó los Festivales de Venecia, Cannes y Berlín, Juliette se dio el lujo de rechazar la superproducción Jurassic Park para filmar en su país la premiada película Trois couleurs: bleu. Finalmente pasó la frontera de Hollywood cuando la nominaron al Oscar por The English Patient, aunque después, con la encantadora Chocolat, recibió el premio Oscar como Mejor Actriz de Reparto.

Hay anécdotas interesantes en la vida de Juliette. En el año 1990, ella le pidió ayuda al presidente francés François Mitterrand para financiar la película Les amants du Pont-Neuf, y aunque no la ayudó, el presidente declaró tres años después que “siempre soñé que una noche la iba a besar y ahora espero que sea mi amante”. En otro encuentro presidencial, durante la época del Oscar por Chocolat, Bill Clinton la invitó a la Casa Blanca y ella no pudo aceptar por estar trabajando en Broadway, en la obra Betrayal, pero logró que Clinton en persona viajara a Nueva York para verla.

Arriba, de izquierda a derecha, con Lars Eidinger en “Clouds of Sils Maria” (2014) y Juliette en “Godzilla” (2014). Abajo, de izquierda a derecha, con Clive Owen en “Words and Pictures” (2013), en una escena de “Cosmopolis” (2012), y con Anaïs Demoustier en “Elles” (2011).

¿Es cierto que en sus ratos libres pinta como otra forma de expresión artística?
Sí. Empecé a pintar a los 9 años de edad, cuando mi madre me trajo un libro de esculturas y pinturas. Y cuando ella se dio cuenta de que lo apreciaba mucho, me enseñó a pintar con pasteles. Tuve una relación muy privilegiada con los profesores de arte que venían a casa a darme clases completamente gratis. De una forma u otra, siempre pinté cuadros.

¿La actuación en cierta manera es como pintar un cuadro, capa por capa?
Sí. Como actriz, cuando me preparo, incorporo capas dentro de mí. Por fuera puedo actuar, pero por dentro lo tengo todo, y si necesito tocar fondo, puedo recurrir a algo... En la pintura, se empieza con algo muy fácil y a medida que vas pintando aparecen las sombras, los colores. La pintura va surgiendo poco a poco.

El director de Words and Pictures contó que usted se había quedado con las pinturas que hizo durante la película...
Sí. Es que él quiere comprarlas o que se las regale (risas).

¿Siempre se queda con sus cuadros?
Antes los regalaba, pero en esa película me los llevé a casa, para pensarlo mejor (vuelve a reír).

En Camille Claudel también interpretó a una artista.
Es cierto. En Camille Claudel no tenía nada de maquillaje, por eso me sentí tan libre con el desnudo. Trataba sobre el tema de la pintura y sus desafíos.

¿El pelo tan corto es por alguna película en especial?
Lo fui cortando poco a poco. En Words and Pictures era más largo; en Godzilla, un poco más corto, y ahora lo tengo realmente corto. La próxima vez, a lo mejor aparezco rapada (risas).

Usted ha estrenado este año películas tan diferentes como Godzilla y Words and Pictures, ¿qué busca en cada una de ellas?
Como actriz, me preocupan las decisiones que debo tomar si no quiero encasillarme. Me da tristeza ver a algunos actores haciendo lo mismo una y otra vez, en un mismo estilo de película solo porque les funciona. Creo que el arte es una herramienta maravillosa cuando uno quiere arriesgarse a saltar al vacío de algo nuevo. A veces te caes, pero es parte del juego. Camille Claudel, por ejemplo, no fue muy vista, pero hay que dejar el orgullo de querer que te vean o no en la pantalla. Actuar va mucho más allá.

¿Y la decisión de hacer Godzilla?
Entre las películas que había hecho y Godzilla hay dos mundos de diferencia. Fue como una transformación con efectos especiales.

El nuevo filme francés Clouds of Sils Maria, sobre la historia de una actriz famosa, ¿tiene algo que ver con su carrera?
¿Por el tema? Aunque yo llamé al director Olivier Assayas para darle la idea, él logró su propia versión. La idea de la actriz fue suya. Debes saber que cuando actué en la película Rendez-vous (1985), él escribió el guión. Esta vez también lo escribió y la historia es sobre una actriz de mediana edad que fue famosa por un papel que interpretó 20 años antes. Ella se obsesiona con la joven que hará el mismo rol en una nueva versión de la obra. Eso la pone furiosa, porque le cuesta dejar atrás su juventud (ríe); no quiere el personaje de la mujer mayor y lucha como loca. Eso me encanta, porque la entiendo. Pero hay que dejar pasar ciertas cosas para crecer...

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