Yalitza frente al mundo

Yalitza Aparicio en Roma

Su presencia en la que es, hasta el momento, la película más celebrada de Alfonso Cuarón, la puso en la mira: una mujer mexicana indígena que, sin ser actriz, consiguió una nominación al Oscar. ¿Cómo reaccionaron ante eso sus connacionales? No precisamente con una ovación al unísono.

“El problema de que Yalitza Aparicio esté representando la belleza de nosotras las mexicanas es que el mundo pensará que todas estamos así. Nos han devaluado”. Escribe una usuaria de Twitter desde Zapopan, Jalisco. “La suerte de las feas...”, se atrevió a decir la actriz mexicana Laura Zapata en televisión nacional sobre la nominación al Oscar que recibió Aparicio. En un chispazo de sentido común, la hermana de la cantante Thalía, remató la frase con el típico “la bonita la desea”, y aseguró que se trataba de una broma.

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Mexicanos contra mexicanos

No es una novedad que la sociedad mexicana tiene una relación agridulce con el triunfo. “Es parte de nuestra idiosincrasia”, aseguran muchos estudiosos cuando, por ejemplo, en partidos decisivos la selección nacional es derrotada en un mundial de futbol. “Sabíamos que iban a perder”, dicen los aficionados con una tristeza que oculta una satisfacción retorcida: al final, parece que no quieren el trofeo, sino “tener la razón”.

Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura, quien a años de su muerte sigue recibiendo críticas, reflexionó sobre este fenómeno en los ensayos que conforman su obra El laberinto de la soledad, en la que disecciona la identidad mexicana con sus virtudes y defectos.

“El mexicano actual... puede reducirse a esto: No quiere o no se atreve a ser él mismo”. Nos cuesta aceptarnos, asegura el autor y, por ende, no podemos abrazarnos en el éxito.

Somos una sociedad mestiza que se siente sola, huérfana y culpable por los abusos que ha sufrido. Y nos cuesta más enfrentar la conquista de nuestra parte indígena, a la que ‘paz’ se refiere como “nuestra madre que ha sido violada” (o que, peor aún, se ha dejado violar) por el conquistador europeo, padre abusador al que, sin embargo, admiramos.

Por eso, sin mencionar todos los prejuicios que vienen de la división de clases, también es que la victoria de Yalitza Aparicio es importante y polémico. Tan un honor como ‘una vergüenza’ para una sociedad incapaz de sentir orgullo de su naturaleza mestiza, multiétnica y transcultural.

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Yalitza, Roma

El lado amargo de la fama

No todo ha sido miel sobre hojuelas. Hace unas semanas Aparicio se mostró muy molesta debido a que un grupo de periodistas visitó su comunidad en Oaxaca para entrevistar a sus amigos y familia, algo que ellos no pidieron ni deseaban, por lo que la actriz solicitó respeto.

“Sé que no es la manera adecuada, pero les suplico que no lo hagan, porque muchas personas se han acercado a mí diciéndome que mando reporteros a que los molesten, y ellos no quieren ser parte de esto. Pido que tengan cuidado con la gente que se niega a dar declaraciones”, dijo tajante.

Ante eso comenzaron a surgir rumores sobre que su familia, al sentirse abrumada por la fama de Yalitza y lo que ésta conlleva, firmó un contrato para permanecer oculta, información que ella misma desmintió: “La prensa ha perseguido a mi familia, pero ella no ha firmado acuerdo alguno con nadie, sólo prefiere mantenerse lejos de esto para, principalmente, cuidar de mis hermanos”.

Desde la meca

Originaria de Tlaxiaco, Oaxaca, antes de hacer su debut en cine Aparicio era maestra de preescolar.

La historia de cómo llegó a la multipremiada película Roma ya casi todos la conocen: asistió al casting por casualidad; era su hermana la que quería ir, pero estaba embarazada, así que Yalitza fue en su lugar.

Alfonso Cuarón había entrevistado a poco más de tres mil candidatas para el papel de Cleo y fue la personalidad de Aparicio, tímida, pero abierta, la que lo llevó a elegirla como protagonista.

“Para mí el cine era un mundo de sueños al que no podía aspirar, porque ninguna mujer que veía en la pantalla se parecía a mí”, asegura la hoy actriz reconocida a nivel internacional, quien con la gran difusión que recibieron tanto la película como los premios que ha obtenido (y de los que destaca su nominación al Oscar a Mejor actriz, un hecho que del lado mexicano sólo había logrado Salma Hayek en 2003), se convirtió en una bandera de éxito para la comunidad indígena mexicana, que representa 10% de la población del país y que, sin embargo, no goza ni siquiera del mismo porcentaje de representación mediática.

“Estoy feliz de que muchas niñas de mi comunidad y de otras del país se sientan motivadas a continuar con sus sueños, ya sea para ser actrices, modelos, cantantes o lo que sea. En ocasiones no pensamos que podemos lograrlo, consideramos que es algo que no nos pertenece por ciertos estereotipos que existen, pero no es así”, asegura Yalitza, quien hoy día es admirada por celebridades como Emma Stone, Lady Gaga y Glenn Close.

Yalitza, Glenn Close

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El futuro incierto

Ante las críticas de que “no es actriz” hace frente con humildad, reconociendo que, antes de Roma, no se había imaginado nunca ejerciendo dicha profesión.

“Sé que existen muchas personas que, sin haber estudiado actuación, llegan a ser grandes; pero reconozco que es muy difícil. Admiro a mis compañeros que llevan mucho tiempo en esto. A pesar de que lo hice, sigo teniendo temor de volver a realizarlo”.

La pureza y bondad de los niños fueron la motivación para que Yalitza se convirtiera en docente, por lo que aún no sabe si continuará en el mundo de la actuación o si volverá a las aulas a impartir clases.

Por lo pronto (y pese a los rumores de una colaboración con Diego Boneta, quien interpreta a Luis Miguel en la serie biográfica del cantante, y que ambos anunciaron entre líneas en una story en Instagram), sigue admirando a sus compañeras actrices mexicanas que se han esforzado por conseguir un lugar en Hollywood, y asegura que se sintió orgullosa de representar al país con tanto esfuerzo.

“Nunca pensé que se me fuera a presentar la oportunidad de estar entre tantas grandes actrices y no sé qué vaya a pasar después. Mientras tanto, los mexicanos tuvimos 10 nominaciones al Oscar y debemos sentirnos orgullosos por eso”. He ahí una mexicana que sabe reconocerse y aceptarse a sí misma.

“No estaba segura de lo que era capaz de hacer, pero al cambiar eso en mí pude obtener muchas cosas. No sé si soy un ejemplo de empoderamiento o no, pero sí creo que gracias a lo que estoy viviendo existen más mujeres dispuestas a alcanzar sus sueños”.

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Por: Mónica Isabel Pérez e Ivonne de los Ríos
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