“Pude hacerme adicta": así fue cuando Salma Hayek evitó sucumbir al botox

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Pasada cierta edad, los rostros de muchas estrellas de Hollywood, hombres y mujeres por igual, son más obra de sus cirujanos plásticos que de la herencia genética que les legaron sus padres. Esa obsesión malsana de la meca del cine por permanecer siempre joven ha llevado a celebridades como Nicole Kidman o Courteney Cox a reconocer que perdieron el norte cegadas por los supuestos milagros del bótox antes de darse cuenta de que apenas podían mover los músculos de la cara.

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Salma Hayek habla sobre su experiencia sobre casi usar botox

En realidad, la actriz mexicana quería experimentar lo que implicaría ponerse infiltraciones en labios y pómulos e inyecciones de bótox como las que usaría a menudo su personaje, una alta ejecutiva de la industria cosmética.

«Estaba muy emocionada porque nunca había hecho nada parecido. Quería ver qué sucedía», confesó en declaraciones al portal Entertainment Tonight.

Finalmente su siguiente proyecto cinematográfico, para el que necesitaba mostrarse devastada ante la cámara sin maquillaje ni peluquería, le impidió dar ese paso porque no podía quedarle ningún resto de las infiltraciones y tuvo que conformarse con una peluca y unos dientes postizos.

“Puede que fuera lo mejor, puede que me hubiera vuelto adicta o algo por estilo”.

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