Quién diría que detrás de una sonrisa perfecta y alfombras rojas, se escondía una historia que parece guión de serie. La disputa entre Blake Lively y Justin Baldoni ha tomado un rumbo inesperado. Todo comenzó como una denuncia delicada, pero hoy se siente más como un drama legal con tintes personales que está sacudiendo a Hollywood... y también a sus fans.
¿Cómo empezó todo?
El caso se complicó después de que Justin Baldoni, el director de Romper el Círculo, demandara al New York Times por difamación. Según él, un artículo publicado era falso y dañaba su reputación. Pero la historia no termina ahí. Blake Lively respondió con una demanda federal acusando a Baldoni y a un productor de acoso sexual y difamación.
Y como en las mejores novelas, Baldoni no se quedó callado. Acusó a Blake y a su esposo, Ryan Reynolds, de extorsión y pidió 400 millones de dólares en daños y perjuicios. En total, hay varias demandas cruzadas entre ellos que parecen no tener fin.
¿Blake está dando marcha atrás?
Justo cuando todo parecía que iba a explotar, Blake decidió retirar dos de los cargos más delicados: los relacionados con el daño emocional que supuestamente le causó Baldoni. Pero ojo, lo hace “sin prejuicio”, que es la forma legal de decir “puedo retirarlos ahora, pero si quiero puedo volver a ponerlos sobre la mesa más adelante”.
Esta jugada ha generado tensión. La defensa de Baldoni insiste en que si Blake quiere retractarse, debe mostrar sus registros médicos y psiquiátricos, porque si dices que alguien te causó daño emocional, el juez quiere pruebas. Pero Blake no quiere entregar esa información privada, y ahora el juez debe decidir qué hacer.
Blake y Ryan: de la pareja perfecta al ojo del huracán
Durante años, Blake Lively y Ryan Reynolds fueron la pareja de Hollywood que todos adoraban: cómplices, divertidos y siempre impecables. Pero el juicio que ahora involucra a Blake y Justin Baldoni ha sacado a la luz una faceta mucho más tensa y privada de su vida.
Hoy, el caso está en pausa busca retirar su demanda sin cerrarla por completo, mientras Baldoni exige que el proceso se termine de forma definitiva y que se presenten pruebas sobre el supuesto daño emocional.
Más allá de los nombres, esta disputa abre una conversación incómoda pero necesaria: ¿hasta dónde debe llegar la ley cuando se trata de daños emocionales y privacidad médica?
Por ahora, todo está en suspenso. Pero lo que sí es claro es que ni el amor más ideal ni la fama más grande te salvan de momentos difíciles. Y esta historia, apenas comienza.