Seductora y enigmática, ‘La Divina’ Greta Garbo vivió así sus polémicos romances

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Greta Garbo fue la estrella más misteriosa de la época dorada de Hollywood. Seductora y con una sonrisa enigmática, “La Divina”, como la llamaban, llevó una vida muy privada y su retiro del cine, a los 36 años, evitó que el público la viera envejecer.

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Getty Images

Los inicios de Greta Garbo en la actuación

Greta llegó a su primera intervención en cine como extra, en A Soldier of Fortune. Y en julio de 1920, el cineasta Ragnar Ring, quien filmaría un anuncio para los almacenes Bergstrom, donde ella trabajaba, la usó como modelo.

Después participó en otro corto titulado Our Daily Bread. El director Erik Arthur Petschler también le dio un papel secundario en Peter the Tramp.

Y aunque tenía talento, le dijo que debía prepararse, así que le presentó al profesor Frans Enwall, quien, junto con su hija Signe, tenía un instituto.

Enwall la aceptó en su escuela, pero ella tenía que trabajar y no podía pagar ni asistir a clases. —Te daremos clases gratis, en el tiempo que tengas disponible— le dijo Enwall.

Agradecida, les llevaba regalos que robaba de los almacenes. Un día se metió debajo del abrigo una chamarra para Enwall y un vestido para Signe. A la salida la detuvo un detective y la llevó a la oficina del director, el señor Fisher, quien la enfrentó:

—Hace tiempo que robas, pero hoy has ido más allá.

—Lo hice para agradecer a mis maestros de actuación.

—Sé cuánto amas el teatro, por eso lo he tolerado.

Fisher hizo unos recibos que autorizaban a Greta sacar las prendas. Llamó al detective y se los enseñó. Agradecida, Greta besó las manos de Fisher. —No te precipites. Te ayudé, pero debes renunciar.

Mauritz Stiller, el primer gran amor de Greta Garbo

A finales del verano de 1922, ya preparada por los Enwall, Greta ganó una beca completa por dos años en la Real Academia de Arte Dramático de Estocolmo.

En abril de 1923 obtuvo el protagónico de Gösta Berlings Saga, del director Mauritz Stiller, quien le cambió el apellido porque Gustafsson no era fácil de pronunciar.

—Greta Garbo se escuchará mejor con tu rostro in-sólito y tu voz grave— afirmó el director.

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Greta Garbo y Mauritz Stiller / Getty Images

Al término del rodaje, Greta y Stiller se enamoraron. Para 1925, Stiller ya le había conseguido, en Berlín, el protagónico en The Joyless Street. El filme fue una obra maestra del cine realista alemán.

Mientras tanto, Louis B. Mayer, el poderoso director de los estudios MGM, viajó a Berlín para proponerle a Stiller rodar en Hollywood; él puso como condición que también contratara a Greta. La pareja partió a Nueva York y Stiller presentó a su novia con Charles Chaplin.

Todo iba viento en popa, así que Greta y Stiller se instalaron en Santa Mónica. Una vez allí Stiller logró para ella el papel de la heroína en El torrente, un éxito. Pero Stiller empezó a tener problemas con la MGM por su manera de dirigir.

Un día, en la playa, él se adentró en el mar y las aguas lo taparon, Greta estaba aterrorizada. Su intento de suicidio despertó un complejo de culpa en ella.

—¿Por qué en Hollywood los papeles se han volteado y Stiller, tan talentoso, ha fracasado, y yo, que soy su creación, he sido aceptada?— se preguntaba.

Ese fue el motivo por el que Greta se enfrentó con Louis B. Mayer para pedirle que Stiller la dirigiera en The Temptress.

Cuentan los autores Raymond Daum y Vance Muse en Walking with Garbo, que Stiller causó un caos en The Temptress y fue despedido.

El romance entre Greta Garbo y el actor John Gilbert

La Metro lo sustituyó por Fred Niblo. The Temptress fue un éxito y Greta recibió excelentes críticas y un rol en un nuevo filme: Flesh and the Devil, junto a John Gilbert. Por supuesto, entre ellos surgiría una fuerte atracción física y sexual.

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Greta Garbo y John Gilbert / Getty Images

Su triunfo fue rotundo. La MGM además le dio el guion de Love y ella exigió que le pagaran 10 mil dólares, lo mismo que a John Gilbert, el protagonista masculino. Para entonces, Stiller se había marchado a Suecia enfermo de cáncer de pulmón y estómago.

En 1928 Greta protagonizaba A Woman of Affairs, The Mysterious Lady y The Divine Woman. Después siguió Wild Orchids, desafortunadamente en la filmación recibió un telegrama y se enteró de la muerte de Stiller.

Un año después filmó The Single Standard y The Kiss, y viajó a Suecia, donde fue recibida como una diosa. Cuando Greta regresó a EUA, Gilbert le propuso matrimonio, una vez más, y ella lo rechazó.

En uno de sus encuentros sexuales Gilbert le dijo desilusionado: —Te entregas sin mostrar ningún sentimiento.

Días después, Greta supo que Gilbert se casaría con Ina Claire, una temperamental actriz de Broadway. La escritora Lenore Coffee escribió en Storytime que Greta, en un grave estado emocional, trató de impedir la boda a través de Harry Edington, diciendo que Gilbert le pertenecía.

Amores y retos en la vida de Greta Garbo

Superado el problema salió con Nils Asther y se entusiasmó con el actor principiante Lew Ayres. Y pronto se olvidó de él con el sueco Willie Sorensen. Pero Greta enfrentaría un reto en su carrera: ¡el cine hablado! —Es una revolución— le dijeron los de MGM, y harás el papel principal de Anna Christie.

Ellos sabían que su voz grave añadiría un atractivo a su actuación. Los titulares de Variety anunciaron: “¡Garbo habla!”. Por supuesto, la cinta fue un éxito y la crítica la consideró como “la más grande actriz viva”.

Richard Corliss cuenta en su libro Greta Garbo, The Illustrated History of the Movies, que en 1930 Garbo y Lon Chaney habían hecho un debut impresionante en el cine hablado. Greta superó a John Gilbert y eso le significó una gran revancha.

Romance fue su segundo filme sonoro y su pareja fue el actor Lewis Stone. La Academy of Motion Picture Arts and Sciences la nominó para el premio en 1930 como la Mejor actriz por sus actuaciones en Anna Christie y Romance, pero perdió ante Norma Shearer.

Mercedes de Acosta, ¿la supuesta amante de Greta Garbo?

En 1931, Greta protagonizó Susan Lenox, con Clark Gable. Justo en ese rodaje conoció a Mercedes de Acosta, guionista que además escribía versos y obras de teatro. En una ocasión que Greta se resfrió, Mercedes se ofreció a curarla. Llegó con una bolsa de naranjas y limones: —Estos frutos son dones de Buda que te curarán.

Impresionada, Greta le contó cómo la naranja era su amuleto de la buena suerte. Así comenzaron una amistad que duró 30 años hasta que todo se rompió cuando Mercedes publicó sus memorias Here Lies the Heart, en 1960, donde incluyó fotos de la actriz semidesnuda.

George Schlee, el último amor de Greta Garbo

Cuando Greta actuó en Mata Hari el público respondió bien, pero la crítica fue dura. Luego siguió la cinta Gran Hotel. Más tarde negoció un nuevo contrato con la MGM y se convirtió en la mujer mejor pagada de Estados Unidos.

A los 36 —después de duras críticas a sus películas— decidió irse a vivir a Nueva York, donde se enamoró de George Schlee.

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Greta Garbo y George Schlee / Getty Images

En 1951, la diva se hizo ciudadana estadounidense y en 1953 viajó con Schlee a la Riviera francesa, luego a París, Roma y Londres. George fue quien le presentó a los grandes.

Así, un verano aceptaron la invitación de Aristóteles Onassis para un crucero en su barco “Cristina”. A bordo iba sir Winston Churchill y esposa. Greta fue muy especial con Onassis y levantó sospechas que entre ellos había “algo más”.

Una noche, Schlee, pálido, le dijo a Greta: —A mi edad, un hombre se siente bien o está muerto. Fue un presagio. A la mañana siguiente, Greta lo encontró muerto.

Schlee había sufrido un ataque al corazón. Aterrorizada huyó del hotel de París. Desde entonces, Greta Garbo siempre recorrió las calles de Nueva York oculta tras las gafas y cubierta con sombreros y abrigos.

Nunca dije: ‘Quiero estar sola’. Sólo dije: ‘Quiero que me dejen sola’. Hay una gran diferencia. Greta Garbo

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