El amor y sus fórmulas

El amor y sus fórmulas

Las ecuaciones, la física y las matemáticas ayudan a explicar las posibilidades de conseguir pareja o cómo se logra la felicidad conyugal o quienes tienen la medida ideal de belleza...

Si existe un área de la vida humana donde “dos más dos” no son cuatro, es decir, donde los hechos no se ajustan a los esperado ni acostumbran ser lo que parecen, es en el terreno del amor: imprevisible, irracional y desconcertante como pocos.

Sin embargo, incluso el caótico mundo de las emociones y las relaciones también se ajusta a determinadas fórmulas, números y porcentajes, como demuestran los últimos hallazgos científicos sobre el amor y la pareja.

El investigador australiano Barnaby Dixson afirma que los hombres aprecian en la mujer sobre todo el equilibrio entre la medida de la cintura y las caderas. La proporción ideal debe ser de 0.7, según el investigador de la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW, por sus siglas en ingles) y es la que tienen, entre otras: Jessica Alba, Marylin Monroe y Kate Moss.

Durante un experimento a un grupo de hombres se les mostraron una serie de fotos femeninas y les pidieron elegir a las que consideraban más atractivas. La mayoría de los participantes -cuyas preferencias también fueron estudiadas a través de la respuesta ocular ante las imágenes femeninas- optaron por la proporción de 0.7, sin prestar atención a otros factores.

Al parecer, dicha “proporción mágica” supone para el varón un indicador biológico de que la mujer que está ante sus ojos es fértil, goza de buena salud y puede gestar niños sanos.

A mayor sensualidad, menor duración

Por otra parte, el ingeniero y economista Josep M. Albaigès i Olivart indica que el matemático y sociólogo Paul Diffloth escribió en 1907, sus Ensayos sobre la matemática del amor, donde afirma que “la duración de un amor depende de la importancia relativa de los dominantes: corazón, sentidos, espíritu. Cuanto más sensual es un amor, tanto menos dura”.

Esta ley puede representarse por la fórmula Dk CSE=2, en la cual D es la duración del amor, k2 una constante positiva, mientras que C, S y E son las proporciones respectivas de Corazón, Sensualidad y Espíritu, que entran en ese enamoramiento. El siguiente paso consiste en reemplazar las letras por sus valores correspondientes a cada una de las modalidades del amor.

Aplicando la fórmula, según Diffloth, se obtiene la duración de los distintos tipos de amores, que podrían clasificarse en “verdadero, platónico, pasional, romántico, amistad amorosa, amor vanidoso y flirteo”. Al parecer, los resultados obtenidos matemáticamente concuerdan considerablemente con los datos obtenidos gracias a los de diversos estudios psicológicos.

Según un trabajo de la Escuela de Negocios de Ginebra,Suiza, la fórmula para un matrimonio feliz consiste en que la esposa tenga cinco años menos que su pareja, posea el mismo bagaje cultural y sea más inteligente que su compañero.

El estudio académico, publicado en la revista European Journal of Operational Research, analizó a mil 074 parejas heterosexuales de entre 19 y 75 años de edad, para localizar los factores sociales más importantes que permitían una relación duradera y feliz.

Para Nguyen Vi Cao, que dirigió el estudio, si la gente siguiera estos parámetros para elegir a su pareja aumentaría en un 20 por ciento sus posibilidades de disfrutar de un matrimonio feliz.

La Ecuación de Frank Drake es una fórmula matemática para calcular la cantidad de civilizaciones de nuestra galaxia que podrían emitir señales de radio. Su resultado depende de factores, como la formación de las estrellas, la cantidad de astros con planetas en órbita y la proporción de esos mundos donde la vida inteligente puede haber desarrollado una tecnología e intenta comunicarse con otras civilizaciones.

¿Por qué no consigo novia?

El economista Peter Backus elaboró una ecuación similar que muestra las posibilidades de encontrar la pareja ideal publicada en un estudio de título sorprendente “Por qué no tengo una novia: Aplicación de la ecuación de Drake en el amor en el Reino Unido”.

Según el estudio de Backus, la mujer ideal para él, debe ser atractiva, tener entre 24 y 34 años y tener un título universitario, y hay una posibilidad entre veinte de que ella lo encuentre a él mismo atractivo y una entre dos de que ella sea soltera.

Aunque el resultado de aplicar su fórmula es desalentador: ya que de los 30 millones de mujeres que viven en el Reino Unido, sólo 26 sería adecuadas para Backus, quien “una noche cualquiera, en Londres, tiene solo un 0.0000034 por ciento de posibilidades de encontrarse con una de estas mujeres especiales”.

Más pesimista es José Manuel Rey, profesor de Análisis Económico de la Universidad Complutense de Madrid, UCM, (España) que para explicar por qué se terminan las relaciones de pareja, ha creado un modelo matemático basado en la segunda ley de la termodinámica y en las ecuaciones de control óptimo utilizadas por los ingenieros de la NASA estadounidense.

Según explica Rey en la revista científica PLos One, mantener el amor a largo plazo “es muy costoso y, con excepciones, casi imposible”.

Las relaciones que duran son las que se mantiene el equilibrio, de modo que ambos miembros se esfuerzan, sin descuidar nunca la relación a pesar de que “la dinámica de las cosas, la inercia, hacen que uno tienda a relajarse y a esforzarse cada vez menos”, señala el investigador de la UCM.

Asimismo, según Rey, el esfuerzo es siempre mayor del que uno puede prever al principio de la relación, lo que explica porqué muchas personas se casan enamoradas y comprometidas a vivir juntas para siempre pero no lo consiguen.

Los divorcios se multiplican

Investigadores del Instituto Universitario de Matemática Multidisciplinar (IUMM) de la Universidad Politécnica de Valencia, UPV, en España han realizado un estudio que predice la evolución del número de divorcios en un horizonte de cinco años, en función de variables como la situación económica de un país.

La fórmula de la UPV fue aplicada a la realidad española, inmersa en una profunda crisis económica, aunque con los debidos ajustes y adaptaciones, podría ser útil para vaticinar las rupturas de las parejas en otros países.

Los matemáticos valencianos han desarrollado un modelo matemático de sistemas de ecuaciones que toman como referencia los datos de encuestas estadísticas oficiales, dividiendo a la población de entre 20 y 60 años en tres categorías (solteros, casados y divorciados), que son las incógnitas de las ecuaciones.

“Al resolver las incógnitas de las ecuaciones, el modelo permite estimar la evolución de la cifra de divorciados durante cada uno de los próximos cinco años en tres posibles escenarios económicos”, según el director del IUMM, Lucas Jódar.

Las tres hipótesis son una recuperación de la economía en forma de L (con un largo periodo de estancamiento y sin síntomas que permitan asegurar una recuperación a medio plazo), en forma de V (una recuperación con un crecimiento sostenido, que podría darse en 2013-2014) y un escenario de cambio político con recuperación económica tras las elecciones generales.

A partir de la aplicación del modelo, el estudio permite prever el incremento del número de separados para el próximo lustro. También un matemático de la Universidad de Oxford ha creado una fórmula que mide las probabilidades de que un matrimonio acabe en divorcio y es capaz de acertar en un 94 por ciento de los casos.

El modelo matemático de James Murray se basa en la grabación de las conversaciones de unas 700 parejas recién casadas a las que se preguntó sobre temas controvertidos como el dinero, el sexo y la familia política.

El profesor Murray y su equipo puntuaron de forma positiva las respuestas en tono distendido y con sentido del humor, y valoraron negativamente aquéllas que se acompañaban de señales de enfado o de desprecio.

Estos datos se utilizaron para identificar los distintos tipos de parejas y predecir las posibilidades de supervivencia de su matrimonio ante posibles crisis y conflictos. Después se estudió la evolución de los matrimonios, durante doce años.

“Estoy completamente asombrado de que las emociones humanas puedan trasponerse a un modelo matemático con un índice de predicción tan elevado”, ha asegurado Murray.

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