Cambia de actitud y cambia tu vida

Tener una actitud positiva es la clave para avanzar hacia una mayor realización personal

Tendemos a no querer enfrentar la verdad de las cosas porque ello implica tener que actuar. En esto nuestra mente es un arma poderosa. Basta que le demos la orden del tipo de película que deseamos que sea nuestra vida y ella se encargará de inmediato de elaborar el guión perfecto.

La honestidad es tener tanto el valor de hacernos las preguntas más duras y el valor de contestarlas siempre con la verdad. Y en esta verdad va todo nuestro entorno, creencias, deberes, responsabilidades y postura ante la vida.

De ninguna manera resulta fácil, pero es determinante entender que si deseamos una vida en armonía es necesario ser honestos. A veces pensamos, equivocadamente, que con negar la realidad ésta desaparecerá. La verdad es que no puedes cambiar lo que no aceptas, y si no lo cambias cada vez será peor.

Un alcohólico dejará de serlo hasta que lo acepte, un matrimonio disfuncional no mejorará si no hasta que los esposos reconozcan que hay problemas; debes saber que sólo cambiarás una actitud que te lastima hasta que lo reconozcas.

A nadie le gusta que haya problemas y cuando éstos se presentan los esquivamos, disfrazamos, guardamos en el closet del estrés y dejamos que el tiempo pase. A veces lo logramos, pero sólo temporalmente, porque tarde o temprano ahí estarán los retos exigiendo nuestra acción.

La impaciencia es una actitud que te aleja o desvía siempre de tu camino a la espiritualidad, pues crea insatisfacción y es siempre señal de que no vives tu presente a plenitud porque deseas que las cosas se desenvuelves más rápido
de lo que normalmente debes ser. De hecho esta actitud puede iniciarse desde edades tempranas, cuando, por ejemplo te arrancas un diente flojo que aún no está listo para caerse.

Porque la impaciencia genera estrés, temor, angustia y te hace tomar decisiones equivocadas, pues en el fondo nunca estás seguro de que las cosas resulten bien, ya que has alterado su proceso, su tiempo.

Siempre ignoramos nuestra naturaleza al escuchar lo que la mente nos dice respecto de cómo deben ser las cosas y no como son en realidad. En cambio, la paciencia es un ingrediente clave en el movimiento natural del universo, así como en nuestro mundo personal es señal de fe, de conocimiento.

Si sabes que lo que haces es congruente con tu propósito de vida, entonces estás en paz y vives en armonía; pero si tu pensamiento es uno y tus acciones aceleradas son otras, vivirás en estrés permanente y descontento. Vivir cada día, cada cosa, cada momento a su tiempo producirá muy buenos y duraderos resultados.

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