La razón por la cuál nadie puede ser dueño de la luna

La razón por la cuál nadie puede ser dueño de la luna

Todo lo que se vea “nacional” es estrictamente ceremonial


En enero de 1967 se firmaba por primera vez un acuerdo que revolucionaría la forma en que las diferentes naciones alrededor del mundo verían la luna y las demás estructuras agregadas al universo. El contrato era el “Tratado sobre el espacio ultraterrestre” y más de 60 países estarían como partícipes de esta memorable alianza.

Según el convenio, ningún país podría tener dominio sobre ninguna estructura como la Luna, ya que el costo de mantener este satélite en su mejor condición sobrepasaba los números racionales y la posibilidad de cultivar vida humana o animal en este lugar era sencillamente nula.

Desde ese entonces, el contrato aclaraba que ninguna nación podría utilizar este territorio y que si era manejado como elemento de argumento frente a cualquier situación, debía ser en temas de paz y exploración.

Aunque hemos visto varios y grandes personajes, como Neil Armstrong, poniendo la bandera de su país natal o a otras misiones llegando en diferentes momentos, estos actos se consideran como ceremoniales y fuera de la política de dominio territorial.

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