¿El amor arruina la parte sexual en una pareja?

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La sexóloga Tracey Cox investigó por qué la gente pierde el deseo sexual cuando está enamorada

¿Qué es mejor: sexo con amor o sin amor?

Esta pregunta se ha hecho millones de veces y la realidad es que no hay una sola respuesta, es cuestión simplemente de gustos.

La sexóloga inglesa Tracey Cox realizó una investigación de por qué la gente que está enamorada deja de tener relaciones sexuales pasionales.

Una de las razones más poderosas del por qué dejamos la pasión a un lado es porque se acaba el factor “WOW”, ese que se produce cuando conoces algo nuevo. De ese “mal” se desata el aburrimiento.

Después de varios encuentros conoces los “trucos” de tu pareja, el cuerpo y, aunque no lo creas, se acostumbra a los movimientos, eso se convierte en desinterés y eventualmente, en monotonía.

Por si fuera poco, el cerebro se acostumbra a las manos de tu pareja y eso crea que tu cuerpo ya no responda con tanto interés.

Algo que tienes que tener muy en cuenta es que el amor pasional es fugaz. Luego de un tiempo, éste se convierte en un afecto similar a la compasión, que en la cama se traduce a un momento más íntimo que “salvaje”.

Lo peor que te pueda pasar es que aunque el sexo sea malo, si estás enamorada de tu pareja, te quedarás ahí.

De acuerdo con la sexóloga, si tu pareja es tu alma gemela, lo que sucederá es que sean tan iguales que la parte sexual se convertirá en la parte menos divertida de su vida.

Ahora, cuando el hombre está enamorado empieza a tener altos niveles de vasopresina en el cerebro -una hormona que hace que se sientan románticos, amorosos y protectores-, por lo que sexualmente hablando, dejarán el sexo salvaje por uno más protector.

Cuando sabes que tienes a alguien seguro, las ganas de tener relaciones sexuales se evaporan porque al final del día, es algo que está disponible todo el tiempo.

¿Suena todo muy fatalista, no? Pero no te preocupes, siempre hay soluciones para prender la pasión: juegos, ropa, hablarlo con tu pareja o un experto y un método que nunca fallará, es recordar esos tiempos alocados.

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