Missoni, una vida de colores

Missoni

Ha fallecido Ottavio Missoni, fundador de la casa de moda que lleva su nombre. Esta fue nuestra última entrevista con el diseñador

Ottavio Missoni, diseñador y fundador de la casa de moda Missoni, ha fallecido a los 92 años en su casa de Sumirago. Al momento de su muerte, su hijo Vittorio, quien desapareció cuando viajaba en avioneta sobre una región de Venezuela, todavía no había sido encontrado. Este año, Octavio cumplía 60 años de matrimonio con su esposa Rosita.

Honramos a este gran padre de familia y exponente de la moda italiana recordando la última entrevista que le hicimos, en 2009.

MISSONI, UNA VIDA DE COLORES

La historia de los Missoni parece un verdadero arco iris de emociones: un matrimonio duradero y feliz; hijos maravillosos que siguen los pasos de sus padres; nietos adorables; un increíble éxito internacional que ya dura por décadas... ¡Una vida a todo color!

Entrevistamos a Ottavio Missoni para descubrir el pincel misterioso que le ha permitido realizar la obra maestra de su vida... La pregunta inevitable cuando lo encontramos fue: "¿Cómo lo ha logrado?”. Me sonríe, con su característica dulce picardía. Se me acerca y me contempla con la mirada de un padre amoroso que decide confesarle un secreto a su hija. “No hay misterio... Tuve suerte y buena salud”. En ese momento pasa Rosita cerca, y se miran con esa complicidad que los une desde hace tantos años.

De su salud no hay dudas; a los 88 años de edad, Tai, como lo llaman sus amigos, tiene la energía de uno de 30, y sigue trabajando y creando con el entusiasmo de siempre. A lo que Ottavio se refiere con suerte es al haber conocido a Rosita, porque esto no significaría solo un futuro feliz con la mujer que amaba, sino el comienzo de una exitosa carrera profesional.

UN INICIO CASUAL

¿Cómo es posible que un atleta se convierta en diseñador? Sí, porque Ottavio Missoni, antes de ser conocido por sus coloridos tejidos, era famoso por sus hazañas deportivas. En 1939 fue campeón mundial estudiantil en Viena, y en las Olimpiadas de Londres, celebradas después de la Segunda Guerra Mundial, representó a Italia, llegando en sexto lugar en la final de los 400 metros... En fin, en ese período estaba muy lejos de los hilos y de las tijeras.

“Al principio no tenía conocimientos sobre lo que sería mi profesión futura”, dice Ottavio. “Tampoco hice estudios específicos. La verdad es que no he realizado ningún tipo de estudios. Mi madre, en vez de mandarme a la escuela, muchas veces prefería dejarme dormir, porque así, según ella, no me convertía en una persona nerviosa”.

¿Cuál fue, entonces, la chispa que prendió la mecha? “Fue por pura casualidad”, señala. En 1947 se encontraba en la ciudad de Trieste, en casa de un amigo que tenía una máquina de tejer. La máquina tenía un hilo de lana que estaba guiado por medio de unas agujas. “Era fascinante ver como de aquel hilo nacía el tejido...”, nos cuenta recordando aquel momento que transformaría su vida para siempre.

Cuando se casó, en 1953, se mudó a Gallarate, cerca de Milán, donde Rosita trabajaba en el departamento creativo de una pequeña industria de tejidos de su padre. Rosita y él decidieron crear una sociedad, y así nació la que todavía es hoy su actividad. “Un oficio que hemos ido inventando”, como lo define el propio diseñador.

ÉXITO IMPREVISTO

Cuando le preguntamos cuál fue la causa del éxito de Missoni, Ottavio no tiene una respuesta precisa. “No es fácil establecer los factores particulares del éxito. Sobre todo porque este éxito no ha sido ni programado ni previsto. Sucedió sin que ni siquiera nos diéramos cuenta”. El y Rosita emprendieron una trayectoria con el entusiasmo de descubrir, de experimentar... Con una gran curiosidad por probar cosas nuevas.

El haber tenido la total libertad mental para crear, rompiendo las reglas, ha sido siempre el dinamo que les dio la energía para realizar sus novedosas creaciones. Ottavio está convencido de que para ser innovador no se deben seguir las reglas... O, mejor aún, como él mismo señala: “Se debe ser la excepción a la regla”.

¿ARTE O MODA?

En 1979, después de la presentación de la primera colección Otoño-Invierno de Missoni, el periódico Il Giorno, de Italia, publicó el título: “Son piezas de museo, que incluso se pueden usar”. La periodista Maria Pezzi escribía en aquel entonces: "... y luego se presentaron los Missoni transformando todo: fórmulas, cálculos, precisiones, nostalgias... Modelos como estos tienen la fuerza de conmover, de la misma manera que lo hacen las verdaderas obras de arte”.

Por su parte, en The New York Times, Bernadine Morris comenzaba así su artículo sobre la colección: “Los Missoni han elevado el tejido a una forma de arte”, y concluía, “es justo que los Missoni hayan puesto la audiencia a sus pies, ya que han sabido transformar esa ciudad industrial (refiriéndose a Milán) en una capital internacional de la moda”.

El crítico de arte Renato Cardazzo señaló, durante la presentación de una exposición de tapices realizados por Ottavio: “Missoni no es una fábrica, no es un diseñador de moda, es simplemente un artista”.

Y Ottavio, ¿cómo se considera a sí mismo? ¿Diseñador? ¿Artesano? ¿Creador de moda? ¿Artista?

“Tal vez un poco de todas estas cosas”, se autodefine. “Hablar de arte quizás es un poco excesivo, aunque estoy de acuerdo con que en mi trabajo hay un componente creativo en cuanto al color y a la materia”.

¿Qué es para los Missoni el color? Ottavio lo compara con la música: “Con siete notas musicales puedes crear infinidad de melodías. ¿Cuántos colores básicos existen? No recuerdo, quizás siete, como las notas musicales, y por cada color, ¿cuántas tonalidades se pueden crear? Infinitas”. Asimismo, la armonía es un término musical que él aplica al color para definir sus creaciones.

Y la moda, ¿qué significado tiene para este diseñador? “Al problema de la moda nos hemos acercado simplemente con la mente bien abierta y libre de prejuicios”, nos explica.

“Consideramos un vestido o una pieza de vestir por lo que es, como un objeto que se realiza partiendo de una idea, de un diseño, del material y, en nuestro caso, de un estudio de los colores y tonalidades”. Y añade, sin reservas, que no cree que una persona deba seguir ciegamente la moda. “Cada uno debe vestirse como quiere, eligiendo lo que le queda bien, siguiendo sus gustos personales. Vestirse mal es fácil, basta seguir la moda y las sugerencias de los diseñadores...”, dice con una sonrisa maliciosa.

En cuanto al aporte indiscutible de Missoni a la historia de la moda, Ottavio se expresa con admirable modestia, señalando que es evidente que el tejido no es una invención de ellos, ya que existe desde hace muchísimos años. “Nosotros simplemente hemos roto ciertos esquemas, revolucionando las técnicas y, como ha dicho alguien: ¡combinando todos los colores!”.

INSPIRACIÓN NATURAL

No es por pura casualidad que los Missoni decidieron establecer su base en Sumirago. Circundados por las colinas, los bosques y la campiña, que diseñan un paisaje con el Monte Rosa como trasfondo, Rosita y Ottavio eligieron este escenario “para trabajar en un lugar ideal donde pasar un relajante fin de semana...”, según nos dicen.

La inspiración para Ottavio es una cuestión de múltiples experiencias: la lectura de un libro, una puesta de sol, una copa de vino, una flor, una obra de arte... Pero está convencido de que es la naturaleza la inspiradora de todas las artes... y las artes primitivas son las más cercanas al modelo natural. “Nosotros siempre hemos estado fascinados por las formas de las artes populares y folclóricas”.

INSEPARABLES ALIADOS

Para Ottavio y Rosita, como buenos italianos, la familia es la base fundamental de la vida. Y así sus hijos, Vittorio, Luca y Angela, entran a formar parte de la empresa de sus padres casi por ósmosis.

“Prácticamente he nacido y crecido aquí, junto con mis hermanos...”, señala Vittorio, el primogénito. “Me acuerdo que jugaba y hacía las tareas de la escuela en medio de los tejidos, los colores y las maquinarias. He estado envuelto en este universo, sin estar jamás forzado a hacerlo. Nunca he tomado en consideración realizar otro tipo de trabajo”. Hoy día, Vittorio es el encargado del marketing internacional.

Luca siempre ha estado fascinado por las máquinas y por todo lo que tiene que ver con la tecnología. Desde adolescente le gustaba experimentar, realizando pedazos de tejidos que después les regalaba a sus amigas. Cuando Luca tenía 20 años, comenzó a trabajar a tiempo completo en la empresa de la familia, especializándose en la producción de diseños para tejidos y tratando de potenciar al máximo las posibilidades de las maquinarias. Hoy día, Luca sigue siendo el especialista técnico: “Adoro descubrir todas las posibilidades que se pueden realizar con las máquinas. De esta forma podemos aprovechar la técnica para realizar cada vez mejor nuestro trabajo”. Su misión, por lo tanto, es la investigación y el desarrollo de los tejidos, así como la dirección de las colecciones masculinas Missoni Uomo y Missoni Sport.

La piccola Angela, a los 18 años ya ayudaba a su madre en la concepción y realización de las colecciones femeninas. Esta experiencia le desarrolló una sensibilidad tal por la moda, que le permitió madurar sus propias filosofías en cuanto al diseño. Angela conoce cada paso de las creaciones Missoni: desde la concepción de la idea para un diseño hasta la venta en sus originales boutiques. Se ocupa también de la imagen Missoni para las diversas licencias, como los accesorios, la colección para el hogar y la colección para niños.

A mitad de los años 80, Angela se alejó por un tiempo de sus responsabilidades en la empresa familiar. Se casó con Marco Maccapani, productor y director de desfiles y eventos, y tiene tres hijos: Margherita, Francesco y Teresa. Cuando regresó a la compañía, comenzó a firmar una colección que lleva su nombre. Y, durante la presentación de la colección Uomo Invierno 2008, Angela salió en la pasarela. La hija menor de los Missoni es una gran coleccionista de arte contemporáneo. Mujer dinámica y emprendedora, en varias ocasiones Angela ha declarado que “il dolce-far-niente (el dulce no hacer nada) no es parte de mi naturaleza. Tengo siempre la necesidad de actuar, de transformar, de hacer algo con mis manos...”. ¿Será que lo que se hereda no se hurta?

Entrevista: María Julia Ballarin

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