Botones: una pieza clave para la moda

anna-anderson-anastasia-romanov-2_x1x.jpg

Conoce la historia de este fascinante accesorio que, además de ayudar a sujetar la ropa, puede ser perfecto para decorarla


Todos los días, miles de millones de personas realizan automáticamente el gesto de abotonar una prenda sin prestarle atención. El botón, en su versión industrial, es un elemento cotidiano y banal. Sin embargo, también puede ser un objeto precioso, casi una joya.

La exposición Déboutonner la mode (Desabotone la moda), en el Museo Les Arts Décoratifs, de París, y que estará hasta el 19 de julio, recorre la historia de ese accesorio esencial ?y no siempre discreto? en el vestuario.


Botones con mensajes

Los primeros ?ancestros? de los botones u objetos que pueden calificarse como tales fueron hallados entre los vestigios d ela civilización del valle del Indo (India, Pakistán, Afganistán), en los sitios arqueológicos de la era del bronce en China y entre artefactos de la Roma Antigua. Los expertos ubicaron estos hallazgos de entre 2800 y 1500 A.C., la mayoría de los cuales estaban hechos de hueso o caracolas, tenían formas geométricas y algunos hasta agujeros, aunque es probable que esos antiguos botones tuvieran un uso más ornamental que utilitario.

En realidad, los primeros botones funcionales aparecieron en Alemania en el siglo XIII. Durante ese siglo y el siguiente, su uso se extendió por toda Europa, especialmente para sujetar las mangas de las camisas. Su utilización y producción se fueron desarrollando progresivamente, pero fue a fines del siglo XVIII cuando comenzó la edad de oro de este accesorio, en particular en Francia, bajo el reinado de Luis XIV, el más fashionista de los soberanos. Coqueto hasta el paroxismo, el rey Luis fue también el primer promotor de la industria francesa y el mayor impulsor de la moda made in France. Lo que él usaba era imitado en la corte francesa; lo que se llevaba en esta corte, lo copiaban las otras, y de allí se difundía entre la burguesía y, después, entre las personas de otros estratos sociales. Así, su uso se expandió en Francia, donde se convirtió en un accesorio de moda de lujo, adornado con joyas y pinturas en miniatura, cuyo valor, en ocasiones, sobrepasaba el de la prenda.

A veces, además de un ornamento, el botón también era un medio para expresar opiniones a través de mensajes humorísticos, íntimos o políticos; retratos de la familia real, jeroglíficos o escenas de la toma de la Bastilla informaban sobre eventos e inclinaciones. En Estados Unidos, los botones ?políticos? hicieron su aparición con la inauguración de la presidencia de George Washington en 1789 y se usaron en todas las campañas presidenciales hasta 1916, ilustrados con el rostro de los candidatos. Asimismo, entre las grandes familias europeas era un must que los sirvientes llevaran uniformes con botones con el escudo de la casa.

FOTOGALERÍA: LOS BOTONES EN EL MUNDO DE LA MODA

Arma de seducción


Fue en 1780, bajo la influencia de la anglomanía, que el botón hizo su aparición en la moda femenina, especialmente en aquellas prendas inspiradas en la ropa de los hombres, como por ejemplo, los jackets de montar. Los botones eran de hueso, cuerno, marfil, cuero, metal, porcelana o nácar.

Pequeño y discreto, el botón definía el nivel de refinamiento de la prenda o la distinción de quien la llevaba. La atención que se prestaba a este accesorio en el traje masculino era especialmente evidente en el chaleco, una pieza esencial del guardarropa del hombre elegante.

Durante la segunda mitad del siglo XIX, gracias a la revolución industrial, la fabricación de botones se desarrolló hasta convertirse en una verdadera industria, con infinidad de tamaños, formas y colores adaptados a cada prenda.

En cuanto a la ropa femenina, los botones eran diminutos. Muchas veces iban forrados en tela y, a lo largo del siglo XIX, su número no dejó de aumentar, haciendo del acto de vestirse un ritual lento y muchas veces dificultoso. A partir de 1850, aparecen en botines, guantes y lencería fina. La cantidad de botones por cada prenda era tan precisa como numerosa, y se los consideraba como una coquetería refinada y objetos de seducción, a menudo mencionados en la literatura de la época: un botón desabrochado podía ser la promesa de futuros placeres.


Moda y arte

Los orfebres y joyeros realizaban botones preciosos que reflejaban las corrientes artísticas de cada época, y los que estaban ligados al Art Nouveau, a principios del siglo XX, son particularmente sofisticados. En los años 1920, en pleno período Art Déco, surgieron creadores de accesorios, joyas y botones, estrechamente ligados a la alta costura, cuyo trabajo es, hoy día, perfectamente identificable por su estilo propio y los materiales utilizados.

En la muestra pueden verse creaciones del pintor Maurice de Vlaminck para Paul Poiret, y de Jean Clément, François Hugo, del escultor Henri Hamm, y artistas como Jean Arp o Alberto Giacometti para la innovadora Elsa Schiaparelli. Otras casas de alta costura comoBalenciaga, Madame Grès, Givenchy, Balmain e Yves Saint Laurent gozaron del trabajo de los joyeros Francis Winter y Roger Jean-Pierre, mientras que las artistas Sonia Delaunay y Line Vautrin realizaron exquisitas piezas para Christian Dior.

Más allá de las expresiones artísticas, la exposición subraya la manera como ciertos modistos ubicaron e interpretaron el botón dentro de sus creaciones. Para Paul Poiret, el punto preciso donde colocarlo respondía a ?una geometría secreta, que es la clave de la estética?. Coco Chanel daba enorme importancia a este accesorio que consideraba ?fundamental?. También lo era para Christian Dior, Cristóbal Balenciaga e Yves Saint Laurent, con sus exquisitos botones-joyas. En los años 1980, el estadounidense Patrick Kelly, durante su breve paso por el mundo de la moda (falleció en 1990, a los 36 años), se caracterizó por usar los botones de manera humorística, con fines exclusivamente decorativos. En los años 2000, Jean Paul Gaultier propuso un traje de jacket y pantalón recubierto de pequeños botones de nácar, mientras que Céline usó sutilmente la clásica doble botonadura.

En la segunda mitad del siglo XX, el monopolio del botón como herramienta para cerrar se vio desafiado con la creación de nuevos sistemas como el zíper, el botón a presión y el velcro. Pero aun así, todavía no ha sido relegado por los grandes diseñadores y sigue presente en nuestro guardarropa. Eso sí, ¿por cuánto tiempo?


FOTOGALERÍA: LOS BOTONES EN EL MUNDO DE LA MODA

Relacionado