Reflexiones sobre la elegancia

Reflexiones sobre la elegancia

Audaz, arriesgada e innovadora, Nathalie Rykiel es la artífice de la transformación en la marca que fundó su madre y la escritora de un libro sobre la elegancia

Nathalie Rykiel me recibió en su despacho, dos pisos arriba de la icónica tienda Sonia Rykiel, en el bulevar Saint-Germain, de París.

A primera vista, es opuesta a Sonia, hoy en día retirada. Es pequeña y menuda, y su madre, a su edad, era grande y longilínea. Su cabello oscuro no llama la atención, mientras que el flequillo pelirrojo de Sonia la hace, aun hoy, instantáneamente reconocible. Nathalie es cálida y amable, y dicen que Sonia podía ser intimidante. Vestida con una simple blusa y pantalón negros, nos recibió rodeada de su pequeño mundo: ilustraciones de su madre, una foto de sus hijas, libros, su agenda y su inseparable iPhone. Llegué allí para hablar de L'Élégance, su segundo libro, en el que explora a través de sus diferentes facetas (estética, ética y moral) ese tema. Nathalie Rykiel también revela sus fuentes de inspiración: recuerdos de la infancia, su primer desfile y los encuentros que la marcaron, y medita sobre un mundo donde la elegancia discreta e intemporal parece haber sido reemplazada por el “estilo”. En la segunda parte invita a 10 personalidades a ofrecer su visión de la elegancia.

Aquellos que esperan un libro de consejos sobre cómo vestirse se sorprenderán. ¿De dónde vino la idea de hablar de la elegancia desde un enfoque tan alejado de la moda?

Es cierto. Con un nombre tan ligado a la moda como el mío es normal que las mujeres esperen un manual de recetas sobre la elegancia. Y no lo es, no en un modo convencional, no en el sentido de consejos. Tampoco es un libro de filosofía, pero toca un tema que es ligero y profundo a la vez. ¿Qué es la elegancia hoy? ¿Cómo era antes? ¿Existe todavía? ¿Se convirtió en otra cosa? La elegancia no se pueda atrapar así no más, es algo mágico. Pasa, se mueve, cambia, no es algo fijo.

Entonces, si yo le pido una definición de la elegancia no me la podrá dar.

No, porque es un término que se aplica tanto a lo estético como al plano moral, a la relación con los otros, a la manera de ser y ese es el aspecto que me interesa más. La elegancia no es como la belleza, pues cubre muchas otras esferas, que incluyen la generosidad, la cortesía y la discreción. Es un valor que atraviesa los tiempos, que es parte del savoir vivre, de saber estar juntos. En cierta manera es bastante indispensable, no se puede vivir en comunidad sin preocuparse por los demás. La elegancia está por todas partes... o debería estarlo.

Muchos piensan que es una especie en vías de desaparición...

Podría decirle que sí, basta con mirar el mundo en que vivimos. ¿Dónde está la elegancia en el trabajo, en la política, en los medios, en la calle? Pero al mismo tiempo, no es un libro nostálgico que lamenta un mundo que ya no existe. Más bien son reflexiones. ¿La elegancia se transformó en un nuevo ritual, en otra cosa? ¿Existe todavía? Y si es así, ¿dónde se encuentra? Quizás no se trata de que esta época no es elegante, sino que ha surgido otro tipo de elegancia. Eso es lo que traté de investigar y de comprender. Personalmente, pienso que la elegancia se puede encontrar en todas partes. Por eso invité a gente que no tiene nada que ver con la moda y tan diferente como el diseñador de jardines Pascal Cribier; Sylvie Guillem, primera bailarina de la Opera; Emmanuel Carrère, uno de los más grandes escritores franceses; el matemático Cédric Villier, que demuestra que una fórmula puede ser elegante; Izia, una cantante de rock y otros... Todos tuvieron algo que decir.

A excepción de Olivier Saillard, historiador y director del Museo de la Moda de París, no figura nadie específicamente del mundo de la moda.

Es que hay períodos en que la moda es elegante y momentos en que la elegancia está de moda. Pero hay muchos otros en que no tienen nada que ver una con la otra.

¿Qué le sugiere el hecho de que algunas celebridades como Lady Gaga, Kim Kardashian o Rihanna son consideradas iconos de moda?

Justamente, eso ilustra lo que acabo de decir, que la moda y la elegancia no tienen nada que ver. La moda es un círculo que debe renovarse constantemente. Hay momentos en que es muy elegante, pero también hay períodos en que hace iconos a mujeres que no lo son...

En el libro usted cita a Beau Brummell, célebre dandi del siglo XIX, quien decía que la verdadera elegancia consiste en no llamar la atención; pero hoy el objetivo es justamente ese.

Si hoy día interrogamos a los jóvenes sobre qué es la elegancia para ellos, quienes son más cultivados mencionarán a Grace Kelly o a Audrey Hepburn, a quienes, por cierto, nosotras adoramos porque son parte de nuestra cultura. Pero en realidad los jóvenes no hablan de elegancia, hablan de estilo. ¿Qué es el estilo? Lo que se hace notar. En esta época de Internet, SMS, Instagram, Twitter... todo es imagen, todo es estilo, y cuanto más llame la atención tu imagen, más estilo tienes. Es lo contrario a lo que llamábamos elegancia. O quizás se trate de una nueva forma.

Dar discretamente es otra forma de elegancia que usted ilustra con una anécdota muy bonita de su madre.

Me acordaré toda mi vida. Yo estaba en la tienda, una mujer se estaba probando un pulóver de mohair y se miraba largamente al espejo. Le quedaba muy bien y era evidente que le encantaba. Pero luego, volvió a la cabina, se lo quitó, se vistió y lo volvió a colocar en el estante, con un aire de resignación. Mi madre, que cuando disponía un momento le gustaba sentarse en lo alto de la escalera y observar a las clientas, vio la escena, me dijo que la llamara e intercambió unas palabras con ella mientras discretamente hacía que envolvieran el pulóver. Fue muy chic, pues todo pasó en apenas cinco minutos. Un momento muy representativo de la elegancia innata de mi madre.

La mujer Rykiel simboliza a la mujer elegante, libre, intelectual y curiosa. Para usted, ¿la ignorancia es una forma de falta de elegancia?

Atención, yo prefiero decir inteligente más que intelectual, en el sentido de abierta, interesada, implicada en el mundo. La ignorancia es lo opuesto a la elegancia.

Nathalie y Sonia Rykiel

Nathalie con su madre, Sonia Rykiel

El año pasado el grupo hongkonés Fung (Robert Clergerie, Delvaux, Hardy Amies) adquirió el 80% de la marca Sonia Rykiel, una estrategia financiera impulsada por Nathalie, consciente de la necesidad imperiosa de abrir el capital de la marca para acceder al mercado internacional. En los tiempos actuales, en ese sentido muy poco elegantes, una empresa familiar e independiente no puede sobrevivir ni expandirse sin un grupo detrás. Hasta entonces había llevado la marca “tan lejos como fue posible”. Su labor para la modernización de la SR fue impresionante. En 1983, creó la línea Rykiel Enfant. En 1989, concibió una segunda línea de prêt-à-porter: Sonia por Sonia Rykiel, más joven y económica. En 1995 fue nombrada directora general y directora artística; lanza Le Parfum (1997), L?Eau de Sonia Rykiel (1998) y Rykiel Homme (1999). En el 2000, crea Sonia Rykiel Modern Vintage, la reedición de los “best of” de SR. En el 2004 imagina la primera colección Sonia Rykiel Lingerie, con ropa interior sensual y desenfadada. En el 2008, tras haber sido nombrada presidenta, organiza un desfile y una exposición en homenaje a su madre por los 40 años de la firma, en la que 30 de los diseñadores más importantes del mundo participaron creando un modelo con su visión de la mujer Rykiel. Y apenas un año más tarde, hizo dos cooperaciones con la famosa firma de ropa sueca H&M.

A los 25 años usted ya tenía el “virus Sonia Rykiel”. Desde entonces desempeñó todos los roles dentro de la casa. ¿Cuál le dio más satisfacciones?

Comencé desfilando, en 1975. Más adelante me ocupé de la puesta en escena de los desfiles. Luego una tía que trabajaba en SR se retiró y mi madre me pidió que la reemplazara. Me ocupé entonces de licencias, de lo comercial, y más tarde, de la imagen. Pero adoré encargarme de los desfiles. La luz, la música, la elección de las modelos... es un momento increíblemente interesante. Una casa de moda está ritmada por ese happening en donde se ponen en juego muchísimas cosas en apenas 10 minutos: seis meses de trabajo, mucho dinero, el juicio de la prensa internacional. Es un momento mágico de una gran carga emocional. A otro nivel, me encantó presidir el destino de la casa, llevar adelante un equipo, inspirarlo... Había algo muy fuerte entre mis equipos y yo.

Desde la entrada del grupo Fung a Rykiel usted es consejera del presidente, ya no dirige. Sonia Rykiel ¿sigue ocupando un lugar importante en su vida?

En el lugar afectivo es mi corazón, mi vida, mi sangre, mi herencia, mi nombre. Pero yo tengo muchas ambiciones para la casa que creó mi madre. Por eso era fundamental hacerla pasar a otra dimensión. Eramos el último grupo independiente y familiar en Francia. Había que dejar al niño volar con sus alas y, sobre todo, darle los medios para que ocupara el lugar que merece. En cuanto a mi vida, ahora dispongo de tiempo para escribir, para pasar con mis hijas y para consagrarme a nuevos proyectos.

Hoy se puede decir que la mujer de moda se ha transformado en escritora.

¡Me encantaría! Pero yo misma no me atrevería a usar esa palabra. En todo caso estoy dispuesta a recomenzar, aunque no sé todavía sobre qué tema. Me gusta mucho este libro al que dediqué un año entero, porque lo encuentro bello estéticamente, con fotos preciosas y las ilustraciones de Vahram Muratyan.

Cuando Nathalie Rykiel habla de su libro, sus ojos se iluminan. Nos cuenta sus rituales para escribir (en la noche, sola), su inspiración (a veces le llega escribiendo, o de una frase, una idea)...

¿Cuándo empezó a escribir? ¿Sabía desde su infancia que lo haría?

Creo que sí, aunque nunca soñé que podría hacerlo de manera profesional. Escribir formó parte de mi vida, ya fuera en forma de diarios, cartas, prefacios... Pero mi madre siempre lo predijo.

L'Élégance de alguna manera permite vislumbrar su relación con su madre, con sus hijas...

Tengo tres hijas que, aunque son del mismo padre, ¡son completamente diferentes! La mayor, Tatiana, de 29 años, lleva una vida muy zen, hace yoga y es bailarina de danzas africanas. Estuvo varias veces en Guinea, pues adora Africa y los destinos lejanos. Ahora está por partir a India. No sé de dónde le vino esa pasión, pero desde los 15 años supo que eso era lo que le gustaba. Lola, la segunda, de 27, vive en Nueva York. Hace tres o cuatro años decidió trabajar con nosotros y dirige la prensa y las relaciones públicas de Sonia Rykiel en Estados Unidos, y lo hace muy bien. Es muy entusiasta. Salomé, de 17 años, es brillante, obtuvo el bachillerato con una nota excelente y entrará en Fenelon, una de las mejores escuelas de Francia, para estudiar letras. Tengo una excelente relación con todas ellas y con mi madre.

¿Se puede decir que las mujeres Rykiel forman un clan?

Pienso que sí. Pero un clan que necesita del amor de los hombres.

¿Sabe que para muchos usted encarna a la parisina por excelencia?

A veces me lo dicen y ¡confieso que me da un gran placer!

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