Ana Estuardo: la reina que se enamoró de dos mujeres al mismo tiempo y tuvo 17 hijos

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El violento triángulo amoroso de Ana Estuardo, quien era lesbiana (aunque la corte jamás admitió su preferencia sexual) y lo que ocurrió al enamorarse de dos mujeres al mismo tiempo, es épico.

Una de sus amantes fue la muy bella aristócrata e influyente Sarah Jennings Churchill, duquesa de Marlborough. Esposa del político John Churchill, I duque de Marlborough (antepasado de sir Winston Churchill) y confidente de la monarca desde la infancia, estaba en la crème del poder.

¿Quién era la otra chica en cuestión? Abigail Masham, la prima pobre de Sarah, quien entró a trabajar al palacio como dama de honor.

¿Quién es la reina Ana de Inglaterra?

Ana, la última soberana de la Casa de Estuardo, dominó Gran Bretaña poco más de una década, y curiosamente tenía una carga plebeya en su árbol genealógico: aunque su padre era aristócrata, igual que su antepasada María Estuardo, reina de Escocia (y los reyes Carlos I y Carlos II), su abuela materna era camarera.

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No obstante, heredó el trono a la muerte de Guillermo III de Orange, quien estaba casado con su hermana (la reina Maria II) y no tuvo descendientes.

¿Cuántos hijos tuvo Ana Estuardo?

Si bien Ana concretó un matrimonio arreglado con el príncipe Jorge de Dinamarca y se embarazó en 17 ocasiones, su vida fue un tormento; enfrentó la muerte de cada uno de sus hijos; Guillermo, duque de Gloucester, fue el único que logró vivir hasta los 11 años.

Viuda en medio de su reinado (Jorge de Dinamarca falleció en 1708), permitió que Sarah Marlborough, cuyo esposo era capitán del ejército, mandara en su corte. Pronto, la duquesa impuso sus ideas políticas y empezó a ser percibida como la ‘verdadera’ reina.

Ana de Gran Bretaña
Foto: Cortesía / Vanidades

Reinado de Ana Estuardo

Alocada y extravagante, aquella corte era dominada y organizada a su antojo por Sarah, a cargo de las finanzas de la reina y envalentonada porque años atrás la había escogido como su “favorita”, pero su ambición era desmedida (incluso actuaba como si fuera la propia royal) y la llegada de la bonita y dulce Abigail, que ayudaba a vestir y desvestir a su affaire real, fue lo peor que pudo suceder.

La llegada de Abigail, de carácter afable y pensamientos opuestos a los de Sarah, encendió un polvorín.

Con una ideología afín a la de Ana, se ganó el interés de ésta enfureciendo a su rival, que antes de su llegada solía tener una correspondencia apasionada y erótica con la royal , muestra de la profundidad de su vínculo.

Sarah Churchil, amante de la reina Ana Estuardo
Sarah Churchil, amante de la reina Ana Estuardo

Por desgracia, el triángulo amoroso impidió que las ideas políticas de Ana Estuardo ganaran relevancia sin importar su visión: fue una de las más modernas y sagaces líderes en la historia de Gran Bretaña, aunque también es cierto que podía ser haragana y quedarse a comer bombones... ¡en la cama!

Así, los tormentos de su vida romántica amenazaron con descarrilar su reinado aun cuando ella “arregló el desastre dejado por los hombres”, según declaraciones de Sebastian Edwards, curador de la fundación Historic Royal Palaces, para la BBC.

Ejemplo de ello es que su padre, Jacobo II y VII de Escocia, reinó nada más tres años antes de ser depuesto en 1688 durante la Revolución Gloriosa.

Pero durante su gestión, las mujeres empezaron a dominar la política, al grado que el diario The Spectator trató de disuadir el activismo femenino, pues de acuerdo con su postura, las mujeres atrapadas en enfrentamientos políticos “ponían en peligro su delicada belleza” al reflejar una desagradable amargura en su mirada.

No hay mujer involucrada en política que mantenga su belleza por más de 12 meses”, citaba.

¿Cómo fue el romance entre Ana Estuardo y sus amantes Sarah Churchil y Abigail Masham?

Lo cierto es que la volátil y temperamental reina se cansó de las intrigas y celos de Sarah. Y para demostrarle que ya no tenía dominio en la corte, ordenó que Abigail durmiera en las habitaciones contiguas a la suya, las cuales un día pertenecieron a la duquesa.

Dispuesta a revelar el lesbianismo de su amante, su nombre quedó en el olvido debido a que la soberana no cedió ante sus chantajes.

Es curioso, pero la agresividad de Sarah provocó su distanciamiento. Y así todo llegó a un terrible clímax cuando en una gran celebración la Marlborough mandó callar a la monarca en público, dejando a todos sin palabras. Sin duda, ese fue un momento fatídico.

Aquella tormentosa relación terminó en 1710 con un penoso suceso: Ana le escribió al duque de Marlborough para informarle que no deseaba volver a ver a su esposa.

Horrorizada al ver diluido su poder e influencia política, la duquesa pidió verla con desesperación, pero el encuentro jamás se concretó.

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¿Qué fue de Sarah Churchil y Abigail Masham?

Sarah Churchil: tras su separación, la reina nun-ca volvió a ver a la duquesa de Marlborough, quien murió viuda a los 84 años en el Palacio de Blenheim junto a sus siete hijos.

Abigail Masham: casada con el barón Masham, vivió tranquila lejos de Kensington hasta su deceso, a los 64 años. No tuvo descendientes.

Abigail Masham: amante de Ana Estuardo
Abigail Masham. Foto: Getty Images

¿Cómo murió Ana Estuardo?

La vida en el Palacio de Kensington cambió de manera dramática. La salud de la reina se deterioró debido a su obesidad, al grado de permanecer en su cama y perder la facultad de caminar. Se cree que una serie de pequeñas embolias precedieron a una fulminante que le quitó el habla y el movimiento.

Inválida e imposibilitada, el 1 de agosto de 1714 murió a los 49 años en su amado palacio y junto a Abigail; fue enterrada en la Abadía de Westminster.

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Sin herederos, el trono quedó en manos del rey Jorge I, un alemán de la Casa de Hannover que ni siquiera hablaba inglés, pero gobernó hasta su fallecimiento en 1727.

Los Hannover, cuyo descendiente es el príncipe Ernesto de Hannover, esposo de la princesa Carolina de Mónaco, dominaron la monarquía británica por un largo tiempo, siendo el rey Guillermo IV uno de sus últimos representantes, hasta que en 1876 la Corona, que un día perteneció a la reina Ana de Gran Bretaña, Irlanda y emperadora de India, pasó a manos de la princesa Victoria de Kent, última soberana de la Casa de Hannover, cuyo reinado concluyó en1901. Y el resto ya es historia.

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