A lo largo de su vida, Carlos III ha demostrado ser un monarca con fuertes convicciones, pero también dispuesto a adaptar ciertas costumbres reales al presente. Por ello es que esta vez, el rey ha decidido modificar una norma centenaria del Palacio de Buckingham.
¿Cuál es la tradición que Carlos III decidió dejar atrás?
Según lo que reveló The Sunday Times, el rey Carlos puso fin a una estricta regla sobre el uso del vestuario blanco obligatorio en la cancha de tenis privada del Palacio. A partir de ahora, los jugadores ya no estarán obligados a vestir completamente de blanco, aunque sigue siendo “preferible”.
Esta norma, que data desde 1919, fue instaurada durante el reinado de Jorge V y exigía que tanto los miembros de la Familia Real como el personal del Palacio que jugaran en la cancha de tenis usaran exclusivamente vestimenta blanca. Esto seguía el código tradicional de Wimbledon, torneo que ha mantenido esa misma regla entre sus participantes.
Por otro lado, este cancha del palacio es conocida como Cancha Windsor y se encuentra ubicada en una zona adyacente a Hyde Park Garden, y no solo ha sido escenario de juegos privados de la realeza, sino que también de momentos históricos del deporte: desde partidos amistosos del campeón inglés Fred Perry contra el rey Jorge VI, hasta el legendario encuentro benéfico entre Björn Borg y John McEnroe en el año 2000, donde revivieron su famosa final de Wimbledon.
Y aunque Carlos III no es especialmente fanático del tenis, en la familia hay una figura que sí ha mantenido viva esa pasión: Kate Middleton, actual patrona del torneo de Wimbledon. La princesa de Gales ha practicado tenis desde niña y además es quien suele entregar los trofeos en las finales de este evento deportivo año con año.
Las reformas al Palacio de Buckingham
Esta decisión de Carlos III también coincide con una renovación completa de la cancha, que llevaba años en condiciones deterioradas. La superficie, según lo que reportó Sunday Times, presentaba baches que dificultaban el juego, por lo que se espera que, una vez restaurada, se convierta en un espacio más accesible y moderno.
En tanto que este cambio forma parte de la profunda renovación a la que se está sometiendo el Palacio de Buckingham desde hace unos años, con el fin de modernizar sus instalaciones. Este proyecto, valorado en aproximadamente 369 millones de libras, comenzó en abril de 2017 y se extenderá hasta 2027.
Asimismo, en este tiempo se han desplegado obras esenciales, como la sustitución de más de 161 km de cableado, 32 km de tuberías de calefacción, además de calderas, ascensores y sistemas de plomería anticuados desde los años 50.
Por otro lado, aunque se trata solo de una norma sobre vestimenta, en el fondo, la relajación de esta regla podría ser una señal clara del estilo de reinado de Carlos III: menos ceremonial, más consciente del presente, y dispuesto a cambiar las tradiciones siempre que no entren en conflicto con la monarquía.
Y si bien la Casa Real aún conserva muchos símbolos del pasado, decisiones como esta muestran que hay margen para evolucionar. Y en esa sutil transición entre lo antiguo y lo nuevo, el rey está empezando a dejar su marca.
