Boda real: El enlace del príncipe Harry y Meghan Markle a detalle

Boda real: El enlace del príncipe Harry y Meghan Markle a detalle

Este 19 de mayo se vivió por todo lo alto la boda más esperada del año


¡Al fin! Luego de que el 27 de noviembre de 2017 se hiciera el anuncio oficial entre el príncipe Harry y Meghan Markle, este 19 de mayo, la pareja se dio el “sí, quiero” en la capilla de St. George del Castillo de Windsor.

El príncipe Harry de Inglaterra y la ahora duquesa de Sussex, Meghan Markle, dieron el ‘sí quiero’ pocos minutos después de hacer sus respectivas entradas en la capilla de Saint George del castillo de Windsor, el enclave en el que han compartido un momento tan especial con el resto de miembros de la familia real, la madre y los amigos de la novia, así como celebridades de la talla de Oprah Winfrey, Serena Williams, el matrimonio Beckham o el formado por George y Amal Clooney.

Aunque los novios fueron recibidos por el decano de Windsor, David Conner, para hacer hincapié en el estatus especial del que goza este templo en el seno de la iglesia de Inglaterra, como ya estaba previsto la ceremonia también ha sido oficiada por el arzobispo de Canterbury y líder espiritual anglicano, Justin Wellby, mientras que el reverendo estadounidense Michael Bruce Curry, obispo presidente de la Iglesia Episcopal de Estados Unidos, ofreció el que sin duda ha sido el sermón más emotivo y poderoso de la mañana, lleno de citas de Martin Luther King.

El carácter algo más desenfadado y espontáneo de Harry, al menos en comparación con sus regios familiares, quedó patente en las miradas cómplices que intercamnbiaron a lo largo de todo el evento con su futura esposa, así como las breves carcajadas que los novios compartieron con los invitados tras jurarse amor eterno. Otro de los momentos más llamativos de la ceremonia tuvo lugar cuando la música sacra que había venido poniendo banda sonora a la boda fue interrumpida brevemente para que un grupo de gospel interpretara el icónico tema ‘Stand By Me’ (1961), del cantante Ben E. King.

Aunque el recuerdo a la malograda Diana de Gales estuvo presente en multitud de detalles, como en la elección de sus flores preferidas para el ramo con el que Meghan hizo su entrada en la capilla, este fue más intenso cuando la hermana mayor de la princesa del pueblo, Lady Jane Fellowes, subió al altar para recitar una de las lecturas más románticas de la ceremonia, una que hacía referencia a la eternidad del amor y a su capacidad para superar las adversidades.

Otro de los toques de modernidad que definieron el evento tuvo lugar durante el intercambio de votos, ya que Meghan eliminó de los suyos cualquier referencia a la “obediencia” que tradicionalmente se rendía al esposo. No obstante, este gesto no es precisamente nuevo, ya que sigue la estela de su cuñada Catherine de Cambridge en su boda de 2011 y, sobre todo, la de la pionera Diana de Gales, el primer miembro de la familia real en omitir esa parte del discurso en su enlace de 1981 con el príncipe Carlos.

UNA NOVIA ESPECTACULAR

Para este gran día, Meghan eligió un vestido sencillo, pero muy elegante y apropiado, que la hizo lucir espectacular.

Se trató de un diseño con escote barco firmado por Clare Waight Keller, directora artística de la casa Givenchy, a quien eligió después de conocerla en persona a principios de 2018 debido a su “estética elegante y atemporal” y su estilo relajado.

Una de las piezas más llamativas de la creación fue el impresionante velo de cinco metros que cubría el rostro de Meghan durante su recorrido hacia el altar y la primera parte de la ceremonia, que incluía un guiño a los 53 países de la Commonwealth en forma de los bordados florales -realizados a mano- que lo adornaban y que representaban la flor típica de cada región. En la parte frontal y colocadas de forma simétrica se pueden apreciar espigas de trigo escondidas entre el resto de flores, para simbolizar amor y caridad.

El velo está sujeto por una tiara de diamantes que perteneció a la reina Mary y fue confeccionada en 1932, aunque el broche central que la adorna se remonta a 1893. La reina Isabel II prestó esta impresionante joya a la ya casi esposa del príncipe Harry para la ocasión.

Como no podía ser de otra forma, en un día tan importante no podía faltar algún guiño a Lady Di, madre del novio, en forma de las no-me-olvides que adornan el ramo de Meghan y que eran las favoritas de la fallecida princesa del pueblo. El diseño es obra de Philippa Craddock y fue creado con flores recogidas en los jardines del palacio de Kensington, incluyendo mirto para continuar la tradición que inició la reina Victoria al casarse con el príncipe Alberto en 1858.

NOTA: Meghan Markle, una novia sencilla y espectacular

SON DUQUES DE SUSSEX

La tradición de la casa real británica dicta que sus miembros masculinos reciban un título del monarca en el día de su boda e Isabel II acaba de hacer público el que ha elegido para quienes muchos consideran su nieto predilecto.

Tal y como se especulaba desde que se hiciera público el compromiso y según ha confirmado el palacio de Kensington horas antes del enlace, la nonagenaria reina ha otorgado al novio el ducado de Sussex que le tenía reservado de cara a su paso por el altar.

“La reina se siente muy satisfecha de conceder hoy un ducado al príncipe Enrique de Gales. Sus títulos serán Duque de Sussex, Earl de Dumbarton y Barón Kilkeel. Por tanto Harrypasa a ser Su Alteza Real el duque de Sussex, y tras su matrimonio la señorita Meghan Markle será conocida como Su Alteza Real la duquesa de Sussex”, reza el comunicado emitido desde palacio.

La actriz ya retirada no ostentará el título de princesa una vez dé el ‘sí quiero’ al sexto en la línea de sucesión al trono, al igual que ya ocurrió en el caso de su cuñada Catherinedespués de su enlace con William. Ambas mujeres han tenido o tendrán que adoptar el título y nombre de sus maridos, lo que convertirá a Meghan en Su Alteza Real la princesa Harry de Gales, aunque comúnmente se la conocerá como la duquesa de Sussex.

Solo los nacidos en el seno de la familia real como “hijos del hijo mayor del príncipe de Gales” pueden ostentar los títulos de príncipes y princesas, como sucede con los tres retoños de los duques de Cambridge, los príncipes George, Charlotte y Louis, gracias a un decreto real emitido por su bisabuela en 2012, pero en el caso de la fallecida Lady Di, el título de princesa era más bien una cortesía debido a su estatus de esposa del heredero directo, y por esa misma razón no se la podía llamar oficialmente princesa Diana.

Por otra parte, la antigua protagonista de Suits hará historia tras su boda al convertirse en la primera duquesa de Sussex de Inglaterra. Los dos matrimonios del anterior duque, el príncipe Augustus Frederick -hijo de George III- no fueron reconocidos por la monarquía: el primero de 1793 fue anulado y los dos hijos nacidos de esa unión declarados ilegítimos, y el segundo en 1831 no se ajustó a las Leyes de Matrimonios Reales, por lo que nunca llegó a existir una duquesa y a la muerte del duque el título desapareció con él.

¿ALIANZA MATRIMONIAL?

Un un nuevo guiño al espíritu moderno que ha definido su enlace de este sábado con Meghan Markle, el príncipe Harry ha decidido lucir una alianza de casado tras su paso por el altar. El palacio de Kensington ya confirmó que la ceremonia religiosa que tendrá lugar al mediodía en la capilla Saint George de Windsor incluirá un intercambio de anillos entre los novios en respuesta a “sus preferencias personales”.

Esa no será la única novedad; durante el intercambio de votos, la antigua protagonista de Suits excluirá el de “obediencia” de sus promesas rompiendo con la tradición y adaptando su matrimonio a los tiempos actuales.

En el caso de la boda de los duques de Cambridge en 2011, el príncipe William si entregó a Catherine una sencilla banda de oro galés que había sido un regalo de la reina Isabel a la pareja, pero el gesto no fue recíproco, ya que él optó por no ponerse una siguiendo el ejemplo de su abuelo. El príncipe Felipe decidió no lucir ninguna joya que reflejara su unión con la monarca, entonces la princesa Isabel, después de que contrajeran matrimonio en 1947 por decisión propia y abriendo una nueva posibilidad de cara al futuro dentro del estricto protocolo de la casa real.

Carlos de Gales, por ejemplo, sí utilizó un anillo de casado tras sus dos matrimonios, con la fallecida Lady Di y con la actual duquesa de Cornwall, aunque ha dado un pequeño giro a esa costumbre cambiando la alianza por un sello que no lleva en el dedo anular, sino en el meñique.

EL PADRE DE MEGHAN NO PUDO ESTAR PRESENTE, PERO...

A pesar de la distancia, Thomas Markle, padre de Meghan, disfrutó de la ceremonia nupcial de la exactriz y el príncipe Harry.

“Mi bebé se ve hermosa y se ve muy feliz. Desearía estar allí?, expresó Markle, después de haber visto la boda “emotiva y alegre” de su hija, a 8,690 kilómetros de distancia.

Thomas habló con TMZ para decirle que había visto la boda de su hija Meghan desde California, evento al que llamó “emocional y alegre”, y dijo que deseaba haber estado allí.

Markle, de 73 años, aseguró que se está recuperando de una cirugía de corazón tras sufrir un ataque cardiaco y agregó: ?Les deseo todo mi amor y felicidad?.

Aunque debía entregar a su hija al altar, Thomas finalmente no pudo viajar para asistir a la boda del año.

Días antes, el señor había sido aparentemente captado realizando actividades para prepararse para la boda, pero luego se reveló que le pagaron por posar para las imágenes de los fotógrafos y luego se informó que tenía problemas cardíacos.

Este día, Markle no estaba en su casa en Rosarito, México, donde vive habitualmente e, incluso, la fiesta planeada en el bar local fue cancelada.

El señor Markle no ha sido visto desde que hizo un viaje épico de 24 horas a Los Ángeles, ya que aseguró que ha pasado los últimos días en el hospital.

Durante su viaje a dicha ciudad californiana fue visto comprando productos McDonalds y de KFC. Además, acudió brevemente a la casa de su exesposa Doria Ragland, de 61 años, para dejar dos macetas con flores en su puerta.

EX DE HARRY FUE INVITADA A LA BODA

os invitados a la boda del año comenzaron a llegar a la capilla Saint George a menos de una hora de que comienzara la ceremonia religiosa que convirtió en marido y mujer -y flamantes duques de Sussex- a Harry y Meghan.

Entre todos los rostros reconocibles que llegaron a las puertas de los terrenos del castillo de Windsor, entre los que se incluyen el presentador James Corden, los cantantes James Blunt y Elton John o la tenista Serena Williams -cada uno de ellos acompañado de sus respectivas parejas-, uno de ellos destacó por encima de todos los demás, y no precisamente por su estatus de celebridad o estrella deportiva.

Cuando la joven Chelsy Davy hizo su entrada, más de uno y una se dio la vuelta para observar a quien fuera pareja del príncipe Harry durante años. De hecho, durante los seis años que duró su relación, los británicos estaban convencidos de que la guapa rubia sería la mujer que por fin conseguiría hacer que el entonces miembro más díscolo de la monarquía británica sentara cabeza.

Sin embargo, los rumores de un compromiso inminente que no dejaron de circular durante su intermitente noviazgo se equivocaban y en 2010 anunciaron su ruptura. El nieto de Isabel II pasó página con la aspirante a actriz Cressida Bonas, un noviazgo que tampoco llegó a buen puerto.

En sus declaraciones posteriores, Chelsy -que tras el final de su romance se refugió en su Zimbabue natal para recuperar el control de su propia vida y reconducir su carrera profesional- criticó la imagen poco halagüeña que la prensa había ofrecido de ella durante aquella etapa de su vida. Pese a ese mal recuerdo, no quiso perderse en 2011 el enlace de los duques de Cambridge, un gesto que ponía de manifiesta los lazos que aún la unían a parte de la familia real.

Así que este sábado, Chelsy llegó a la capilla en donde contrajo matrimonio su ex luciendo una gran sonrisa. Para la ocasión eligió un vestido corto de la firma Alaia en color azul marino, que combinó con una capa haciendo juego y un tocado de plumas.

LO QUE DICEN LOS ASTROS SOBRE SU FUTURO

Una sinastría de pareja es un análisis de compatibilidad entre dos personas en la que se toma como punto de partida hora, fecha y lugar de nacimiento de cada uno. Se trazan las cartas natales de los involucrados por separado, a fin de descubrir dónde se encuentran los planetas más importantes que definirán su personalidad y la forma en que ven y viven el amor.

Una vez completadas las cartas natales, se calculan los aspectos que van a favor o en contra de la pareja. La mayoría de las veces, el éxito de una relación depende del esfuerzo y dedicación que cada uno imprima.

Los puntos más importantes que evaluar son la posición del Sol, la Luna y el ascenderte de cada uno. El Sol indica a qué signo zodiacal pertenecen, y la hora define cuál es su ascendente, que a la vez revela su verdadera personalidad.

El príncipe Harry, conocido como Enrique de Gales y sexto en línea de sucesión al trono de la corono inglesa, fruto de la relación entre el príncipe Carlos y su exesposa, la querida y recordada Lady Di, tiene el Sol en Virgo y el ascendente en Capricornio. Es una persona seria y comprometida consigo mismo y con los demás, consciente de su posición en el mundo. Le da importancia a la imagen que proyecta y le preocupa no defraudar a quienes lo aman. Perfeccionista y paciente, ve el amor como un acuerdo de por vida entre dos personas que aportan en igual medida, sin perder su libertad. Aunque a veces puede parecer un poco frío y distante, en realidad es un hombre afectuoso y dedicado que cree en la institución del matrimonio y la familia.

Su prometida, Meghan Markle, es una actriz afroamericana de origen humilde nacida en California, Estados Unidos, que logró destacar por su participación en la conocida serie de televisión Suits y por su posición antifeminista y personalidad altruista. Nació con el Sol en Leo, que la hace brillar y destacar por sobre los demás gracias a su carisma e inteligencia. Su ascendente Cáncer la convierte en una mujer protectora y reflexiva, aunque un poco impulsiva. No se detiene ante los problemas ni le tiene miedo a innovar. Ve el amor como un enlace que le da seguridad y prestigio, y le asegura un porvenir marcado de éxito y reconocimiento. Decidida, y algunas veces arrogante, se ganará el amor de algunos y el odio de otros. Es como ver a la noche y al día, unas veces adorable y transparente, y otras una mujer un poco oscura de sentimientos, que da la impresión de esconder muchas cosas.

Cabe destacar que el ascendente Cáncer de Meghan coincide con el signo solar de la amada y recordada madre de Harry, la desaparecida Diana Spencer, quien también era Cáncer, por lo que no resulta raro que el príncipe haya puesto sus ojos en ella y enamorado e, incluso, comprometido en matrimonio. A Harry le atrajo su fortaleza, seguridad y sentido del humor, inteligencia y carisma que le hacen evocar a su madre. Harry está más que seguro que la elegida es una mujer maravillosa que todos querrán y que lo ayudará a afianzarse aún más en el corazón de su pueblo.

Esta relación va más allá del amor, Harry y Meghan serán amigos, confidentes, socios, amantes y cómplices. Ambos se complementan con un grado de inteligencia superior que los ayudará a adaptarse a situaciones cotidianas difíciles de asumir, por su posición mediática y social. Los primeros años de la relación se mostrarán como una pareja enamorada e incondicional, aunque ella puede parecer un poco forzada, dominante y estresada. Él pondrá lo mejor de sí mismo para que esta relación funcione, aunque en realidad todo dependerá de Meghan y su capacidad de adaptación.

Sus carácteres se complementan y el sexo es importante. Ella busca romanticismo y él lo es en exceso. Apasionados y aventureros, son una pareja que promete. Él se mostrará paciente y comprensivo y la apoyará a cumplir sus ideales altruistas porque además ambos comparten el deseo y la satisfacción de ayudar a los demás.

Venus, el planeta del amor en la carta de Harry se encuentra en el signo de Libra en la cuarta casa de Meghan, que es la que representa sus orígenes y la familia. Harry querrá atraer a la familia de ella y convertirla en parte de la suya, dentro de lo cabe en el protocolo y costumbres de la realeza. Meghan admira las habilidades de Harry para manejar el hogar y su capacidad para involucrarse en los problemas de la pareja. Él es libre, pero protector, y ella desea ser protegida, sin perder su independencia e individualidad.

Marte, planeta de la acción, es la forma en que expresamos nuestros deseos. Harry lo tiene en Sagitario y lo hace intolerante ante las imposiciones, mientras que Meghan tiene Marte en Cáncer, que la convierte en una mujer un tanto conflictiva, que cuestiona sus emociones y crea historias donde no las hay. Este aspecto astrológico los hará enfrentarse en más de una oportunidad, a fin de defender la posición el uno ante el otro.

Para terminar, la Luna, que rige las emociones esta en Tauro en el caso de Harry y en Libra en el de ella. Él busca un hogar con cimientos firmes y ella desea ser amada y vivir en armonía con su entorno, juntos harán de su unión sentimental una fusión de emociones sin igual, que posiblemente muchos no entiendan, pero ellos sí. Los malentendidos podrían dominar su relación si permiten que otros dominen su vida. Harry ha aprendido con el tiempo a ceder el control de su vida, mientras que Meghan defenderá su posición, incluso ante su propio esposo.

Al principio, Harry descuidará sus responsabilidades para mantener a Meghan alejada y protegerla de la mirilla pública, pero eso no está en los planes de ella, que sea dejar huella, ser admirada y alzar la voz en pro de los desprotegidos. Poco a poco, ambos se adaptarán a su nueva realidad. Meghan es una inspiración para Harry, la rigidez del príncipe contrastará con la fluidez, creatividad y elocuencia de la exactriz y ahora parte de la nobleza británica.

Meghan vino a esta vida para ser madre y él quiere ser padre, aunque les será un poco difícil alcanzar esta meta, la sinastría de su relación revela que tendrán dos hijos y que su matrimonio sufrirá fuertes deterioros hasta que finalmente cada uno tome su propio camino.

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