Duquesa de Kent: la tragedia personal que marcó su vida y de la que pocas veces habló

La duquesa, que falleció a los 92 años, será recordada como la royal más “cariñosa” pero también por la dura pérdida personal que enfrentó en 1977.

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La duquesa de Kent vivió una situación que la llevó a sentirse “devastada”.

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Catalina, la duquesa de Kent, la primera “Kate” antes de Middleton, fue una figura respetada dentro de la familia real británica y el pueblo del Reino Unido. Reconocida por su carácter discreto pero amable, su labor en causas sociales y su interés en la música, así como en la educación, se mantuvo siempre como un miembro leal a la monarquía. Su vida pública estuvo marcada por la elegancia y la serenidad, pero en el ámbito privado enfrentó un momento de profundo dolor: la muerte de uno de sus hijos.

La tragedia que marcó su vida

Uno de los episodios más difíciles para la duquesa de Kent ocurrió en 1977, cuando esperaba su cuarto hijo. Con siete meses de embarazo, Kate dio a luz a un bebé que nació sin vida, una experiencia que ella misma catalogaría como “devastadora” y de la que muy pocas veces se atrevió a hablar de forma pública.

Aunque en aquella época el tema de la muerte fetal era poco visibilizado y con frecuencia tratado en silencio, Kate reconoció años más tarde el impacto que el suceso tuvo en su vida.

De acuerdo con información de The Telegraph, recopilada por People, en 1975 la duquesa habría sufrido un aborto espontáneo después de haber contraído rubéola durante su embarazo. Dos años más tarde, Patrick, como fue nombrado el bebé, nacería muerto, llevando a Kate a ser atendida en el Hospital Rey Eduardo VII por “tensión nerviosa”.

Duchess Kent Portrait

Duqesa de Kent en Windsor Castle.

Tim Graham/Tim Graham Photo Library via Getty Images

Su resiliencia y discreción

A pesar de que este suceso ocurrió a finales de la década de los 70, la duquesa no habló sobre ello hasta 20 años después. En una entrevista con The Telegraph, Kate recordaría: “Tuvo un efecto devastador en mí. No tenía ni idea de lo devastador que algo así podría ser para una mujer. Me ha hecho comprender profundamente a quienes sufren una muerte fetal”, se sinceró en aquel momento.

Luego de la tragedia, la duquesa continuó con sus compromisos, manteniendo siempre una imagen de fortaleza; sin embargo, reconoce que lo correcto debía haber sido esperar y aprender a vivir el duelo: “No creo haberme dado tiempo para superarlo”. Probablemente, no llevé el duelo como es debido”, confesó a The Telegraph.

“No me avergüenzo de esa mancha”

La duquesa también se sinceró en aquella ocasión, reconociendo que el tiempo que permaneció internada fue esencial para su bienestar. “No me avergüenzo para nada de esa mancha. No fue una buena época, pero una vez que salí y recuperé la sensación de realidad, enseguida me di cuenta de que, por horrible que fuera, le pasaba a mucha gente”, dijo al mismo medio.

Aunque en aquel entonces la duquesa de Kent reconoció que había días buenos y malos, y que había desarrollado sensibilidad a temas relacionados con pérdidas de bebés, trató de continuar con su vida, siendo ejemplo de admiración por su capacidad de sobreponerse a momentos de adversidad. Así, la duquesa continuó con sus deberes reales hasta 1996, cuando eligió retirarse de estos para dedicarse por completo a la enseñanza de música en una escuela primaria y posteriormente entregarse por completo a sus actividades benéficas.

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