El lado menos glamoroso de ser una princesa de Inglaterra

El lado menos glamoroso de ser una princesa de Inglaterra

Aunque pareciera que la vida de ser una ‘royal’ es increíble, la realidad es que no lo es tanto. Las princesas Beatrice y Eugenia revelan por qué

Aunque siempre un paso por detrás de sus primos, los príncipes William y Harry, los otros nietos de la reina Isabel II han sido sometidos a un intenso escrutinio desde la más tierna infancia, en el caso de las hijas del duque de York y Sarah Ferguson todavía peor por el hecho de que, como mujeres jóvenes que son, no solo su comportamiento era juzgado sino también su físico.

“Como jóvenes mujeres trabajadoras bajo el foco de la atención pública, hemos tenido que aprender algunas lecciones de la manera más dura. Y en cierto modo, estamos agradecidas de haberlo hecho... Aunque solo en retrospectiva, claro. Nos ha enseñado a ser más fuertes, y a valorar a las personas de nuestro alrededor que nos quieren y nos apoyan incondicionalmente”, aseguró sin perder el sentido del humor la menor de los dos hermanas este miércoles 7 de marzo a su paso por el evento anual organizado por WE, una asociación creada para apoyar a aquellos individuos que luchan por generar un impacto positivo en la sociedad.

“Creo que hay pocas situaciones en esta vida en las que te sientas más vulnerable, desamparado o indefenso que cuando sufres bullying”, añadió su hermana Beatrice, que a lo largo de los últimos años y en el marco de su labor humanitaria en contra del acoso escolar y online se ha mostrado muy sincera acerca de las consecuencias que tuvo para su autoestima verse comparada en términos de belleza o estilo con otras royals. “Y puede producirse de muchas formas, todos hemos sido víctima de alguna de ellas. Crecer expuestas al mundo entero supone que cada momento bochornoso o incómodo, cada cambio físico o cada elección de vestuario ridícula han sido publicadas”.

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En su caso, las dos jóvenes han intentando apoyarse mutuamente en privado a lo largo de su adolescencia en las etapas más duras, como cuando Eugenia tuvo que someterse con tan solo 12 años a una intervención quirúrgica para corregir su escoliosis.

“Nos hemos reído juntas, y también hemos llorado. Y sobre todo nos hemos animado a mantener el sentido del humor incluso cuando las críticas arreciaban. Nos consolábamos mutuamente, porque a veces la gente no comprende el daño que pueden llegar a hacer”, matizó Beatrice.

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