El secreto detrás de la tiara de Máxima de Holanda con la que brilló en Luxemburgo y la historia que aguarda

Durante la cena de gala de la abdicación del Gran Duque Enrique, Máxima de Holanda deslumbró con una de las joyas más imponentes de la realeza europea: la tiara de zafiros.

Máxima de Holanda habla sobre el suicidio de su hermana

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Las joyas reales no solo complementan los atuendos de gala, también cuentan historias de herencia, amor y poder. Ejemplo de esto es la tiara de Máxima de los Países Bajos, quien se convirtió en una de las protagonistas de la cena de gala celebrada en Luxemburgo tras la abdicación del gran duque Enrique y la proclamación de su hijo Guillermo.

Para la ocasión, la reina optó por un vestido azul profundo acompañado de la majestuosa tiara de zafiros, una de las piezas más emblemáticas del joyero real neerlandés. Su elección no fue casual: además de armonizar con su atuendo, este accesorio tiene un significado especial dentro de la monarquía de los Países Bajos.

La historia de la tiara de zafiros de la casa real neerlandesa

Más conocida como Dutch Sapphire Parure Tiara, esta pieza tan icónica del joyero de Máxima tiene un origen hacia finales del siglo XIX por la joyería Mellerio dits Meller, una de las más prestigiosas de Francia; se cuenta que fue adquirida por el rey Guillermo III de los Países Bajos como un regalo a su esposa, la reina Emma. El diseño de la tiara se compone del uso de 33 zafiros azules profundos acompañados por 655 diamantes.

Tras la muerte de la reina Emma, la tiara fue heredada a su única nieta, la princesa Juliana, quien la portó durante la coronación del rey Jorge VI en 1937 y desde ese entonces ha pasado de generación en generación, y ha sido portada por varias reinas neerlandesas como la reina Beatriz de Holanda.

Máxima y su elección: un guiño a la diplomacia

En su visita a Luxemburgo, Máxima reafirmó su impecable sentido del estilo. La reina eligió esta pieza no solo por su belleza, sino también por su significado diplomático: el azul, color que evoca lealtad y serenidad, se asocia con la confianza y el respeto, cualidades esenciales en los encuentros entre casas reales.

Abdication of Grand Duke Henri of Luxembourg and Accession to the Throne of His Royal Highness Crown Prince Guillaume

Reina Máxima de Holanda.

Patrick van Katwijk/Getty Images

Sin embargo, una razón oculta dentro de su elección podría también ser que, inspirada en la legendaria visita de la reina Beatriz de Holanda a Luxemburgo en el lejano 1981, probablemente Máxima quiso hacer un homenaje o alusión a este evento.

Sin embargo, detrás de estas suposiciones también existe otra poderosa razón. Luego de 33 años de reinado, la reina Beatriz abdicaba al trono holandés en favor de su hijo Guillermo en abril de 2013; en esta fecha tan importante, Máxima de Holanda portaba por primera vez como reina esta pieza exquisita.

La tiara que sigue brillando con el paso del tiempo

La tiara de zafiros no es solo un accesorio; esta pieza representa la evolución de la monarquía a lo largo de los siglos. A lo largo de su historia, ha sido testigo de bodas, coronaciones y eventos diplomáticos de alto nivel.

Al apostar por ella en Luxemburgo, Máxima reaviva la memoria de las reinas que la antecedieron, consolidándose así como un icono de estilo real y elegancia.

Con su elección, Máxima de Holanda no solo deslumbró en la cena de gala, sino que también rindió homenaje a la historia de su familia real, evocando, durante la abdicación del Gran Duque Enrique, la noche en la que su esposo ascendió al trono.
La tiara de zafiros volvió a brillar bajo las luces del palacio de Luxemburgo como símbolo del legado de la realeza neerlandesa.

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