Kate Middleton no necesita de los royals

Kate Middleton no necesita de los royals

Los jóvenes aristócratas de Inglaterra se burlaban de Kate Middleton sin piedad porque su madre fue azafata de British Airways y su padre piloto, y la familia es considerada “común y corriente”. E, incluso, cuando la veían llegar a un club o a una fiesta, había quienes con voces atipladas hacían como si estuvieran anunciando un vuelo por el micrófono de los aviones: “Pongan su asiento en la posición vertical”. “Cierren las mesas plegables”... Pero Kate -quien tiene un sorprendente control de sus emociones- seguía su camino pretendiendo que no los oía, y en ningún momento se dio por aludida de las burlas a su familia. Ella actuaba como si no se diera cuenta de que los Middleton y su condición social eran el motivo de tantos comentarios de mal gusto entre jóvenes ricos y de familias prominentes del mismo círculo de su novio, el príncipe William. La chica ha demostrado que tiene madera de reina, porque al contrario de la princesa Diana, a quien le dolían profundamente las críticas y tenía una relación de odio-amor con la prensa, Kate tiene un actitud pública de puras sonrisas y completamente serena en todo momento, como si lo que se dijera de ella y de su familia no le importara. Incluso la publicación de un libro sobre su vida y la de su familia, titulado Kate Middleton: Princess In Waiting (La Princesa que espera), de Claudia Joseph, no parece molestarle. Es que para Kate, su familia no puede ser motivo de críticas porque aunque no tienen títulos nobiliarios, los Middleton vienen de una larga familia de negociantes y abogados que en distintas épocas hicieron grandes fortunas. Y aunque es cierto que sus padres cuando se casaron y tuvieron a sus hijos vivían modestamente (era una época mala), los antepasados de Michael, el padre de la chica, fueron hombres de negocios que dejaron considerables herencias. Su madre, Carole, es una mujer muy atractiva y educada, y proviene de una familia mucho más humilde y sin fortuna; pero gracias a su empuje, a una pequeña herencia de los Middleton (la que al parecer está rodeada de muchos secretos) y a su exitoso negocio de objetos para fiestas Party Pieces se han hecho muy ricos. Este, desde que tiene un sitio para vender por Internet, ha multiplicado sus ganancias. Por lo tanto, lo justo es decir que hoy día los Middleton, vendiendo serpentinas y sombreritos de fiesta son ¡millonarios! Han hecho su fortuna solos a base de trabajo y de imaginación al crear un negocio que no existía en Europa y que el público ha recibido con los brazos abiertos. Y tanto Carole como Michael no sólo viven desde hace muchos años en una fabulosa casa valorada en casi 2 millones de dólares, rodeada de jardines en las afueras de Londres, sino que en ella llevan una vida muy al estilo de los “ingleses ricos”, con sus cuatro perros, jugando tenis y montando a caballo. Ellos, incluso, son dueños en parte de un caballo de carreras ganador; y el negocio de Party Pieces se está expandiendo al agregarse una división en que su hija Pippa, de 25 años, organizará eventos y grandes fiestas (después de aprender el negocio trabajando en la compañía Table Talk y de conocer a tantas personas importantes a través de su hermana Kate), y su hijo James, de 21 años, ha abierto un negocio de hacer pasteles y cup cakes que Party Pieces provee a sus clientes. Cuando sus hijos eran pequeños, Carole y Michael los usaban como modelos en los anuncios de Party Pieces, y hay fotos de Pippa y Kate con sombreritos de fiesta comiendo en los platos que la compañía vende. Kate trabajó para ellos como la fotógrafa del sitio web y de sus catálogos. Los Middleton -con quienes el príncipe William tiene una excelente relación- ya ni recuerdan las épocas en que Carole era azafata porque su situación económica ha cambiado radicalmente y ahora pertenecen a la upper middle class (clase media alta). No solo pudieron enviar a sus tres hijos al carísimo y muy aristocrático Marlborough College -cuyos cursos cuestan 40 mil dólares anuales-, sino que viajan varias veces al año de vacaciones. Y cuando Kate se graduó con honores de la prestigiosa Universidad de St. Andrews (donde conoció el príncipe William y compartió una suite de estudiantes con él) y decidió mudarse sola a Londres, le compraron un apartamento en el muy de moda barrio de Chelsea, que costó un millón de dólares. Todo esto contradice la imagen de que la chica era una “cenicienta” moderna. Aunque dicen que el exceso de paciencia que demostraba al convertirse en Waity Katie (Katie la que espera), como la llamaban burlonamente los jóvenes royals -quienes no entiendían por qué soportaba que William no acabara de comprometerse oficialmente con ella-, decían que por ambición y porque le interesa tanto ser la futura reina de Inglaterra, que no le importa esperar y esperar... Y más difícil debió ser la espera cuando dos de los mejores amigos y compañeros de William y Kate en St. Andrews, Oli Baker y Fergus Boyd, anunaciaron sus compromisos amorosos. En el caso de Baker, su novia es la mejor amiga de Kate, con quien la chicacompartía su apartamento en Londres.

Por: Mari Rodríguez Ichaso / Foto: Getty Images
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