Royals bajo la lupa... Los que dan de qué hablar

Royals bajo la lupa... Los que dan de qué hablar

Lady Amelia Windsor y los hijos de la princesa Estefanía de Mónaco están dando mucho de qué hablar

Con solo 20 años, la guapa lady Amelia ha aparecido (¡con un enorme escote!) en las portadas de las prestigiosas revistas inglesas Tatler y Society, donde la han nombrado ?la más bella de la familia real?. La chica, de pelo largo de color castaño-rubio y una cara soñadora, es bisnieta del duque de Kent, quien fue el primo hermano favorito de la reina Isabel II.

Su padre es George Windsor, earl de St. Andrews; su madre, la canadiense católica Sylvana Tomaselli, y sus hermanos, lord Downpatrick Edward Windsor y lady Marina Charlotte Windsor (llamada así por su bisabuela, la princesa Marina de Grecia). Los dos mayores se han hecho católicos y, junto con su padre, no están en la línea de sucesión del trono (su padre tuvo que renunciar a ella en 1988 al casarse con Sylvana, quien era divorciada), pero Amelia es anglicana y ocupa el número 36 en la línea de sucesión al trono inglés. Todos ellos han sido educados en los colegios más caros y exclusivos de Europa (las chicas en el famoso St. Mary?s School Ascot, en Berkshire, donde también estudió la princesa Carolina de Mónaco) y son activos en deportes. Junto con sus primos lord Freddie y lady Gabriella Windsor, hijos de los príncipes Michael y Marie-Christine de Kent, son parte de la crème de la crème de la más joven aristocracia inglesa. Todos hacen lo que quieren y gastan según sus deseos, sin sentirse obligados a actuar con cierto decoro, y viven con esa desenvoltura ciento por ciento desenfadada, típica de chicos consentidos y sin preocupaciones. ?Los jóvenes royals en toda Europa se comportan con cierto egoísmo?, comentó una fuente allegada a la familia real, ?y sus padres tienen la culpa. Por eso Kate y William son tan queridos, pues son ejemplares en todo lo que hacen?.


En el principado de Mónaco, quienes han provocado comentarios y críticas son los hijos de la princesa Estefanía. Paulina Ducruet, quien había sido una muchacha ejemplar, recientemente escandalizó a Europa al mostrarse topless ?con el pecho completamente desnudo?, con un bikini mínimo, en unas playas de Australia, donde no es costumbre tomar el sol así. La chica no se alteró ante las críticas y las fotos dieron la vuelta al mundo mostrando el piercing que ella tiene en un pecho.

La actitud transgresora de Paulina es ciento por ciento típica de la juventud aristócrata europea, que no considera ni por un solo segundo que la reputación de sus familias ?y el dinero con que los impuestos de los ciudadanos costean sus vidas? les debe imponer actuar con cierta discreción y respeto a las normas establecidas. Sin parpadear, ellos creen que nada los obliga a ser menos ?atrevidos? y no les importan los comentarios de sus compatriotas más conservadores, ni nada que les fuerce a actuar distinto a otros jóvenes. Y hacen ?igual que su madre años atrás? lo que desean. Sin embargo, Luis Ducruet, el hijo mayor de la princesa Estefanía, es un chico muy serio y estudioso, que tiene de novia a una muchacha francesa muy sencilla y seria llamada Marie Chevallier, quien fue su compañera de estudios en Western University, en California, de donde tiene una licenciatura como profesora de francés, habla varios idiomas y ya es ?como un miembro más de la familia?. Marie, muy tímida y discreta como su novio, ha trabajado en mil lugares, desde vendedora en una tienda de trajes de baño hasta operadora de ventas de boletos de cine o de trenes.

La medio hermana de Paulina y de Luis, la joven Camille Gottlieb, ha revolucionado Instagram con sus fotos atrevidísimas, donde muestra que la diversión total es el lema de su vida. Y a ninguno de ellos, quienes a veces han sido regañados por su comportamiento arrogante, parece importarles ni se molestan cuando los critican. En muchos casos, recordemos que estos jóvenes están siguiendo los pasos familiares, por lo que ?de casta le viene al galgo?, es decir, que han heredado las buenas y malas costumbres de sus progenitores.

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