Los últimos momentos de Beatriz de Holanda como reina

Los últimos momentos de Beatriz de Holanda como reina

La soberana deja el trono con un buen porcentaje de aceptación y da paso al dispuesto y jovial Guillermo Alejandro

Luego de 33 años de ser la reina de los Países Bajos, la ahora ex reina Beatriz cedió el trono a su hijo Guillermo Alejandro, quien a partir de este 30 de abril se convierte en rey y su esposa, Máxima, en reina consorte.

¿Cómo vivió Beatriz de Holanda sus últimas horas como reina?

Una noche antes se organizó una cena de gala para la familia real holandesa en el afamado Rijksmuseum de Ámsterdam, a donde acudieron representantes de las principales monarquías mundiales, entre ellos los príncipes de Asturias, los de Jordania, Japón o el príncipe Carlos y Camila de Inglaterra.

Poco antes la televisión holandesa emitía un breve discurso de la reina. Su discurso de adiós.

“Desde que anuncié mi intención de retirarme, me llamó la atención las abrumadora muestras de cariño que he recibido. Muestras que han ido acompañadas de un amplio apoyo a mi deseo de delegar en el Príncipe de Orange. Una persona con una intensa actividad tanto en el plano nacional como en el internacional y con un gran interés por lo que pasa a su alrededor. Una persona que está preparada en todos los aspectos”, señaló la ahora princesa Beatriz.

Visiblemente emocionada, la otrora reina recordó en su discurso a su marido, el príncipe Claus, fallecido en 2002.

La abdicación

Fue la mañana de este martes 30 de abril cuando la reina Beatriz abdicó a favor de Guillermo Alejandro.

La tradición dio lugar a la emoción y a espontáneos gestos fuera del ceremonial, protagonizados tanto por la reina como por sus herederos, cuando tras saludar a las autoridades presentes a su llegada a la sala del Palacio Real, tomaron asiento y tuvieron frente a ellos el libro del Acta de Abdicación.

Los tres implicados en dicha ceremonia se miraron con complicidad, se dieron disimulados toques, sonrieron y, con emoción contenida para no llorar, siguieron el transcurso del acto. A continuación, el protocolo guió el curso de los acontecimientos y, como hiciera en 1980 su predecesora y madre, la reina Juliana, la soberana renunció al trono y cambió su título por el de princesa tras firmar a las 10:07 horas el Acta de Abdicación, leída previamente por el director de su Gabinete, Chris Breedveld, y pronunciar un breve discurso: “Hoy dejo sitio a una nueva generación. Mi hijo asume hoy la responsabilidad de esta nueva función”.

Desde ese mismo momento, Guillermo Alejandro se convirtió en nuevo rey de los Países Bajos y su hija mayor, la princesa Amalia, en heredera al trono y, por tanto, en nueva princesa de Orange.

Luego, el libro del acta de abdicación pasó de testigo en testigo hasta ser firmado por todos y, tras haber dado la vuelta completa a la mesa, vilvió a manos de la ya princesa Beatriz y los nuevos reyes.

Con esta breve ceremonia, Guillermo Alejandro de Orange se convirtió a sus 46 años en el monarca reinante más joven de Europa. Luego, los nuevos reyes de Holanda salieron al balcón del palacio real de Amsterdam para saludar a los miles de neerlandeses que se congregaron frente a su explanada para festejar este día y Beatriz presentó a su nuevo rey.

“Les presento a su nuevo rey: Guillermo-Alejandro”, dijo la ya princesa de los Países Bajos, de la mano de la reina consorte Máxima.

“Querida madre, hoy he tomado el relevo del trono y te estoy agradecido, inmensamente agradecido por todos estos años”, señaló con lágrimas en los ojos Guillermo-Alejandro, que dijo a sus conciudadanos que “en nombre también de la reina (en referencia a Beatriz), les agradezco a ustedes todo el apoyo y la confianza”, respondió el nuevo rey.

A continuación Beatriz y Máxima, entre gritos de la multitud de “viva Holanda”, se agarraron de las manos, mostrando la unión entre ambas. La princesa Beatriz, que para la ocasión optó por un traje de chaqueta de tonos berenjena, se retiró al interior del palacio, para dar paso a que los nuevos reyes, junto a sus tres hijas: Catalina-Amalia, de nueve años y la heredera del trono, Alexia, de 7 y Ariane, de 6, saludaran a los holandeses, al tiempo que sonaba el himno nacional.

Más adelante se llevó a cabo, ante la también emocionada mirada atenta de la princesa Beatriz, el acto de investidura de Guillermo Alejandro de Holanda, en una ceremonia en la que no se ceñirá la corona, ya que los monarcas holandeses no la portan nunca durante su reinado. Después se celebrará una recepción en el Palacio de Amsterdam y a última hora de la tarde los nuevos reyes de los Países Bajos realizarán una travesía real por las aguas del río Ij, tras la que asistirán con sus invitados a una fiesta final en el Muziekgebouw aan?t Ij, el Palacio de la Música de Amsterdam.

Sus años como reina

Beatriz reinó durante 33 años y se va con un 73% de popularidad personal. Es verdad que el margen de maniobra que tenía en la formación de las coaliciones gubernamentales ha sido recortado por el Parlamento. También que antimonárquicos y republicanos han hecho una campaña mediática para manifestarse hoy contra la entronización de Guillermo. Pero no es menos cierto que los 200 años de la Casa de Orange son aplaudidos sinceramente por la ciudadanía. Eso sí, siempre que los gastos de la realeza no sean excesivos y ninguno de sus miembros despliegue gestos más propios de la jet-set.

Guillermo y Máxima aprendieron la lección en 2012, con la venta forzada de una villa de recreo en Mozambique. Dijeron que era un proyecto cercano a su corazón y que ayudaría a uno de los países más pobres de África. La realidad es que la compra se produjo en plena crisis y estuvo marcada por las irregularidades de los intermediarios. “Corrieron el peligro de perder el apoyo de que ahora disfrutan”, han opinado al unísono todos los historiadores nacionales al evaluar el suceso.

La matriarca, Beatriz, observó con preocupación lo ocurrido porque es alérgica a los escándalos. Cuando en 2004, ella misma, viuda de su amado esposo, el príncipe Claus, y huérfana de padres (la antigua reina Juliana y su marido, el príncipe Bernardo), se vio arrastrada por los errores familiares, pidió consejo a un selecto grupo de asesores. No entendía por qué ser popular podía valer más que representar bien a la nación.

Al final de su vida como soberana, consiguió aunar ambos extremos. Las desgracias personales, sobre todo el accidente de esquí que ha dejado en coma a su segundo hijo, Friso, han conmovido a su pueblo. Sin embargo, tras 75 años en el ojo público, su seriedad y afán de perfeccionismo serán sustituidos por el dispuesto y jovial Guillermo. Y Beatriz, vestida de azul y plata durante la cena de gala, está encantada de que el nuevo rey tenga su estilo. “Siempre que Guillermo no tuerza su camino y siga siendo él mismo”, como le ha pedido. Ella, entretanto, abrazará feliz su nueva vida como princesa de Holanda.

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