Pon límites... y sé feliz

Pon límites... y sé feliz

Si te sientes frustrada, abusada o irrespetada, te damos las claves para vivir en paz

Una ama de casa de 42 años que se queja de que su esposo es desconsiderado en las labores del hogar. La ejecutiva que está cansada de trabajar todos los fines de semana pues su jefe le asigna en viernes tareas que debe entregar resueltas el lunes a primera hora. O una chica cualquiera, que ya no soporta que su mejor amiga le pida dinero prestado y que luego se demore varios meses en pagarle.

¿Qué tienen en común las protagonistas de estas situaciones? Que todas tienen que aprender a poner límites en sus relaciones con aquellas personas que no respetan su “espacio” personal.

La idea de poner límites a veces confunde a las personas, pues temen a la reacción que recibirán. Entonces se resignan a tolerar lo intolerable, pensando que así mantienen intacta la relación.

La realidad es que para que las relaciones sean verdaderamente íntimas y profundas, para que exista respeto y comunicación, deben establecerse límites claros y firmes. De lo contrario, la relación se llena de abusos y de resentimientos, y poco a poco va deteriorándose.

¿QUÉ SON LOS LÍMITES?

Los límites son líneas imaginarias que la persona pone a su alrededor para protegerse, tanto física como emocionalmente, de aquellos que pueden agredirla, molestarla, ofenderla o abusar de ella. Te damos las claves para implementarlos en tu vida y darte a respetar.

1. Date permiso para poner límites. No necesitas la aprobación ajena. Tampoco que los demás entiendan tu posición. Determinar hasta dónde puede llegar contigo una persona es tu derecho como individuo. (por supuesto, también debes rspetar los ajenos).

2. Conoce tu nivel de tolerancia. Toma nota mental de cuándo, con quién y bajo qué circunstancias te sientes molesta, frustrada, abusada, burlada o experimentas cualquier otro sentimiento desagradable. Esto te dice qué límite personal está siendo violado.

3. Cuando una persona viole tus límites, déjaselo saber. No tienes que enojarte, ofenderte o alzar la voz. Basta con que le informes, de una manera honesta y firme, qué acción o actitud suya te perturba. Ojo: es posible que esa persona trate de hacerte sentir mal por expresar tus sentimientos. No te sientas culpable y ¡resiste el impulso de dar explicaciones! Tú tienes el derecho a decir qué aceptas o no en tu vida.

4. Infórmale cómo deseas ser tratada. Sé específica. Por ejemplo, en el caso de las amigas con problemas de dinero habría que decir: “Cuando te doy dinero, espero que me lo pagues en la fecha que acordamos”.

5. Explica cuáles serán las consecuencias si no respetan tus límites. No se trata de que amenaces, pero si notas que te pone resistencia, infórmale a esa persona qué pasará si persiste en su comportamiento. Ejemplo: “Si no cumples con los pagos, no voy a poder hacerte otro préstamo”.

6. Mantente firme. Muchas veces la persona acepta tus condiciones... sólo para, de manera indirecta, hacerte sabotaje. Ejemplo: se “olvida” de la fecha de pago. En esos momentos, es fácil disculpar a la persona y caer en el patrón de antes. ¡Resiste la tentación! Deja que la persona asuma la consecuencia de sus actos. Recuerda: nosotros mismos le enseñamos a los demás de qué forma pueden tratarnos... por todo lo que les permitimos.

Si haces valer tus derechos y respetar tus límites, algunas relaciones sobrevivirán, haciéndose más fuertes y genuinas; otras se irán diluyendo o simplemente terminarán, quizás no en los mejores términos. Pero recuerda, si para mantener una relación tienes que dejarte abusar o irrespetar, es mejor dejarla ir. Los límites claros crean relaciones fuertes.

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