Dulce, inspirador, delicioso ... y académico

El chocolate tiene ahora su propia academia, para aprender a amarlo

Pasión para unos, antidepresivo para otros, fuente de inspiración de literatos y cocineros, ingrediente de vida por sus componentes y cualidades antioxidantes, el chocolate tiene ahora su propia academia para socializar sus bondades en Ecuador, donde se busca cultura y refinamiento de paladares.

Dos años tomó a los fundadores ver cristalizada la idea, en principio “un poco loca”, según el francés Cyril Prud’homme, que detecta poca unión entre los protagonistas de la cadena del chocolate en el país, así como un consumidor sin mayor información y cultura del cacao.

Lourdes Páez, otro de los miembros fundadores de la Academia, explica que entre las actividades de la nueva escuela estarán capacitación, investigación, fomento e intercambio de tecnología, a fin de valorar al cacao no sólo como “producto estrella” del país, sino como alimento.

“Podríamos decir que estamos en un nuevo ‘boom’ de cacao a nivel mundial y se habla de un déficit de más de 100 mil toneladas para este año de cacao en el mundo”, indicó.

Chloe Doutre Roussel, catadora de chocolates con 35 años de experiencia, cree que la relación con esta delicia gastronómica “va más allá del simple placer del cuerpo... es casi una filosofía de la vida”.

Desde hace un siglo, apunta, ha habido muchos cambios con relación al consumo y la calidad del cacao, ya que muchos productores carecen del conocimiento para producir el tipo de cacao aromático, por lo que consideró una excelente iniciativa la creación de la Academia del Chocolate.

“Se puede crear también a nivel de consumidores un conocimiento que les va a dar ganas de descubrir otros tipo de chocolate y consumir, no sólo otros, sino también más chocolate”, añadió.

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