Si estás en tus 50 y más, y te ronda la idea de probar con un corte, tengo algo que decirte: ¡hazlo! El bob puede ser ese cambio de look que te borra años del rostro y te hace sentir ligera, moderna o con mucha onda… o puede ser una elección que no va con tu tipo de rostro o estilo de vida.
¿Cómo saber si te favorece? Aquí te comparto 5 trucos infalibles para que tu bob sea sinónimo de frescura, elegancia y juventud.
1. Observa la forma de tu rostro
Antes de correr al salón, párate frente al espejo y mírate con cariño. El bob es súper versátil, pero no todos los estilos de bob son para todas. Si tienes el rostro ovalado o en forma de corazón, casi cualquier versión te va a favorecer. Pero si tu cara es redonda o cuadrada, conviene elegir uno ligeramente más largo (como el “lob”) y con capas suaves que alarguen y estilicen.
Traza con un lápiz labial (que se pueda quitar) el contorno de tu cara sobre el espejo. Eso te da una guía visual clara para elegir el largo ideal del corte.
2. El largo importa y ¡mucho!
No todas queremos el bob clásico que roza la mandíbula. A los 50+, lo más recomendable es apostar por un bob que llegue justo por debajo del mentón o hasta los hombros. Este largo ayuda a estilizar el cuello, levanta visualmente la mandíbula y además permite jugar con peinados suaves que aportan volumen.
Evita el bob demasiado corto si no estás lista para un cambio radical. A veces menos es más, pero otras veces un poco más de largo suaviza y rejuvenece muchísimo.
3. El fleco puede ser tu aliado… o tu enemigo
El flequillo puede hacer maravillas. Un fleco desfilado, abierto o cortina puede ocultar líneas de expresión en la frente, iluminar los ojos y dar ese aire “parisino” que tanto amamos. Pero si es demasiado espeso o recto, puede endurecer tus facciones.
Mi favorito: el fleco largo tipo cortina, que cae suave y se funde con el resto del bob. Favorece a casi todas y es fácil de mantener.
4. El color lo cambia todo
El corte es importante, sí. Pero el color es la cereza del pastel. Si decides dar el paso al bob, aprovecha y juega con tonos que le den luz a tu rostro. A los 50+, los tonos muy oscuros (como el negro azabache) pueden endurecer. ¿La alternativa? Colores como chocolate cálido, caramelo, castaño dorado o rubios mantequilla, según tu tono de piel.
5. El styling hace la diferencia
No basta con cortar: hay que peinarlo bien. El bob luce mejor cuando está bien trabajado, ya sea con ondas suaves tipo “beach waves” que aportan volumen, o liso con las puntas ligeramente hacia adentro. Si tu cabello es muy fino, un toque de mousse en la raíz y un secado boca abajo pueden darte ese efecto de cabello abundante y juvenil.
El bob puede ser tu mejor aliado para verte moderna, fresca y segura a los 50+. Pero como todo en la vida, la clave está en los detalles: tu tipo de rostro, el largo ideal, un fleco bien pensado, un color que ilumine y un styling que te saque sonrisas. No hay una fórmula mágica, pero con estos trucos, vas a saber si el bob es para ti… y cómo hacerlo tuyo. Porque nunca es tarde para renovarse, y menos cuando se trata de sentirse bien frente al espejo.