Relaciones de alto mantenimiento

Relaciones de alto mantenimiento

Cómo sobrevivir a esas enloquecedoras personas de alto mantenimiento

Son extenuantes, abrumadoras, atormentantes. En una palabra: ¡enloquecedoras! Hablamos, por supuesto, de esas personas que sacan de quicio a todo el que entra o se aproxima a su órbita. ¿Qué las hace tan difíciles de sobrellevar? Ya lo dijimos: que son de “alto mantenimiento”. Estas personas...

Todo lo convierten en un drama de cuatro pañuelos. Siempre -y esta es la palabra clave: siempre- tienen problemas como de halarse el cabello con la pareja, el jefe, el colega, el vecino y la maestra de los niños. Todo lo dicen en mayúsculas y con exclamaciones. ¡Es que TODOS están en su CONTRA!

Les exigen demasiado a sus amigos y seres queridos. Acaparan tu atención y tu energía emocional con su constante necesidad de tiempo, amor, lealtad, consejos o ayuda financiera. Después de pasar un tiempo con ellas, te sientes drenada, como si hubieras participado en un maratón emocional.

Culpan a todos de sus dificultades, menos a ellas mismas. Ya dijimos que tienen problemas con todo y con todos... pero estos nunca son responsabilidad de ellas. El defecto siempre está en los otros. Buscan tu ayuda para culpar a los demás y, si les señalas lo contrario, te tachan de mala amiga o desleal.

Minan el terreno. Son tan susceptibles y rápidas para ofenderse, que cualquier comentario o actitud de otro las hiere “en lo más hondo”. Con ellas tienes que medir cada palabra. Irónicamente, muchas veces la típica persona de “alto mantenimiento” se siente libre de informarte cuánto has engordado; pero si te atreves a señalarle -con tacto, diplomacia y sensibilidad- que aunque ella es un ser maravilloso, en tal ocasión pudo haber actuado mejor... ¡busca rápido dónde esconderte!

Tienen muchos requisitos para ser felices. Las cosas deben funcionar como ellas quieren... ¡o arde Troya! Si va al teatro, la persona de “alto mantenimiento” tiene que sentarse en la cuarta fila o no puede disfrutar de la obra. En el restaurante siempre hay un drama: la mesa no es buena, la comida está fría o el mesero tiene un problema “de actitud”. Hay que complacerla, porque si ella no está cómoda... nadie más podrá estarlo.

Ya lo dijimos: son personas muy difíciles de sobrellevar. Es por eso que tantos libros de autoayuda, lo mismo que sicólogos y gurús espirituales, las llaman “tóxicas” y nos recomiendan alejarnos de ellas. Pero seamos realistas: esto no siempre es posible. ¿Qué tal si se trata de tu pareja, de tu hermana, de uno de tus padres o de cualquier otro ser entrañable para ti?

Por supuesto, en algunos casos, cuando existe el abuso físico o emocional, por ejemplo, hay que cortar por lo sano. Pero cuando la situación no es extrema, terminar la relación se dice más fácilmente de lo que se hace. Además, no siempre es necesario ser tan radical. Es posible hallar un sano equilibrio para mantener la relación... y salvar la cordura.

SIETE PASOS PARA LA LIBERACIÓN

1. No conviertas el problema en algo personal. Muchas personas toman responsabilidad por la actitud difícil de otra, como si ellas fueran las causantes. Y es que estos ejemplares suelen acusarlas con un "¡mira lo que me hiciste hacer o decir!”. Es su forma de no asumir responsabilidad por su vida y de inculcarte un sentido de culpabilidad. No te dejes manipular, porque tú no eres el problema. La de “alto mantenimiento” actúa así porque esa es su naturaleza. Lo más seguro es que se comporta de la misma forma con quien se lo permite.

2. Limita el tiempo que le dedicas. Como ya dijimos, esto no es factible cuando se trata de un ser muy allegado. En ese caso, si la comunicación directa y honesta con él o con ella no da resultados, es necesario consultar con un sicólogo o terapeuta familiar para hallar un terreno común. Pero cuando se trata de una amiga, un compañero de trabajo o un familiar lejano, estás en todo tu derecho de limitar el tiempo que inviertes en él o ella. No, no estás obligada a almorzar con Zoila Quejosa solo porque trabajan en la misma oficina; tampoco a escuchar las “descargas” de Irma Iracunda porque una vez fueron buenas amigas. Invierte ese tiempo en ti o en personas que te hagan sentir a gusto. Decir: “No, gracias, tengo otros planes” puede ser tu boleto a la paz mental.

3. No trates de cambiarla. La persona de “alto mantenimiento” absorbe tu atención y acapara tu tiempo. Tú te desvives por escucharla, aconsejarla, ayudarla... pero ella no hace los cambios necesarios o, si los hace, estos duran poco. Adicta a su comportamiento habitual, ella sigue usándote de audiencia para sus dramas. ¿Tú? Quedas extenuada. En realidad, ella no tiene intenciones de cambiar; solo quiere hablar del mismo tema o atraer la atención de los demás. Y es que cuando realmente queremos efectuar un cambio, aunque sea difícil o nos llene de temor, damos los pasos necesarios para hacerlo. Poco a poco avanzamos hacia la meta. Por otra parte, si los problemas de esa persona son serios, debe consultar con un terapeuta.

4. ¡No caigas en esta trampa! Si cada intercambio de ideas acaba en drama; si cuando discutes cualquier punto, ella trata de manipularte o de hacerte sentir culpable; si da golpes bajos o saca a colación algo del pasado que no viene al caso... detente y no discutas con ella. Una y otra vez has visto que esto no da buenos resultados y que acabas exhausta emocionalmente. Entonces, ¿para qué enfrascarte en un ejercicio tan inútil y agotador? Déjale saber que tanto tú como ella están en su derecho a tener opiniones diferentes.

5. Sienta límites muy firmes. Algunas personas abusan de la paciencia o del buen corazón de los demás para manipularlos y salirse con la suya. Cuando les demuestras ?con hechos, no con palabras? que no aceptas el maltrato, el abuso o la desconsideración, irán tras otra víctima. Para ello, di “no” a su maltrato o abuso verbal. Aprende a decir: “Hablaremos cuando te serenes y podamos discutir las cosas calmadamente y con respeto”. Y cúmplelo. Tampoco asumas responsabilidad por sus problemas. ¡Qué rápido cambian algunas personas cuando deben lidiar con las consecuencias de sus actos!

6. Usa la atención selectiva. En otras palabras: aprende a desconectarte de las personas tóxicas. No tienes que reaccionar ante sus quejas o los “anzuelos” que lanza para atraparte en su drama. Por ejemplo: si se dedica a quejarse (en el restaurante todo está malo: la cena, el mesero, el ambiente...), concéntrate en hacer tu experiencia agradable: deléitate en la cena, la música o con los otros invitados. Escúchala con verdadera atención solo cuando cambie el tema. Cuando ella capte que ya no puede atraparte, dejará de hacerlo.

7. Repasa tu actitud. En Estados Unidos dicen que “hacen falta dos para bailar un tango”... y es cierto. La persona de “alto mantenimiento” solo puede irritarte si tú se lo permites. Si has lidiado con muchos de estos ejemplares piensa qué estás haciendo para atraerlos. ¿Lo haces porque sufres de baja autoestima? ¿Por temor a estar sola? Solo tú puedes responder estas preguntas y dar los pasos para tu liberación.

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