Ataviada con trajes que parecían contar historias, la princesa Diana dejó claro en infinidad de ocasiones que su estilo iba más allá de la estética: era una declaración de independencia. Mientras muchos miembros de la realeza se mantenían dentro del guion, ella aprovechó su armario para comunicar su evolución, su audacia y, en muchos casos, su inconformidad ante algunas reglas de la corona.
Estas fueron algunas de las ocasiones que su elección de vestuario desafió los protocolos de la monarquía británica.
Faldas cortas y hombreras
Durante los años 90, la princesa de Gales comenzó a acortar las faldas, usar hombreras pronunciadas y dejar ver más tobillo que lo permitido por el protocolo real. Esa evolución visual coincidió con el momento en que su matrimonio empezaba a tambalearse y su identidad pública se redefinía. Su osadía estilística terminó convirtiéndose en un símbolo de modernidad y su sello personal.
Escotes profundos y diseños con espalda descubierta
El código real, históricamente hablando, exigía líneas clásicas, modestia y recato. Diana, sin embargo, en varias apariciones optó por vestidos que dejaban la espalda descubierta, escotes pronunciados o cortes tipo halter.
Estas elecciones estilísticas fueron más que moda: representaban su viaje personal, siendo el “vestido de la venganza” una de sus prendas más memorables.
El estilo “casual royal”
Quizás uno de los capítulos más sorprendentes de la princesa fue aquella ocasión en que apareció en público vestido con jeans, camisetas amplias e incluso sudaderas o chaquetas informales. Mientras la realeza mantenía el traje de día, ella mostraba una faceta más humana, menos distante y con un estilo relajado. Esta ruptura en su estilo fue criticada, pero también marcó el inicio de una nueva forma de entender el papel de la realeza.
Prendas en color negro
El protocolo clásico establecía que el color negro era únicamente para el luto o la noche, y que las mujeres reales debían usar guantes en recepciones. En cambio, Diana lo ignoró, vistió de negro de día y en ocasiones evitó el uso de guantes para saludar directamente a quienes la rodeaban.
Minivestidos y transparencias
En grandes galas, Diana optó por diseños poco convencionales para una royal de su tiempo: vestidos cortos de siluetas entalladas, prendas con transparencias o detalles reveladores. Una combinación de elegancia y audacia que desconcertó al palacio, pero fascinó al mundo de la moda.
La princesa Diana transformó su armario en una herramienta de comunicación. Más allá de los escotes, faldas o jeans, su estilo reiteró que la moda tiene una voz muy importante en el mundo de la realeza. Hoy en día, sus elecciones siguen inspirando y recordando que su estilo no solo revolucionó el mundo de la moda, sino también el de la realeza.