La maldición que pesa sobre la corona Tudor, que ahora estará en edificios oficiales, buzones, uniformes y documentos

La corona Tudor, usada como emblema por el rey Carlos III, reemplazará el símbolo del reinado de Isabel II; sin embargo, hay una oscura historia detrás de una de sus joyas

la corona de tudor réplica

El “rubí del príncipe negro”, usada en la corona de Tudor, ha ido y venido en la familia británica. En la foto, la réplica de la corona.

(hrp.org.uk)

La corona Tudor es utilizada como el nuevo emblema del Reino Unido como parte de la monarquía de Carlos III. Este escudo ya está reemplazando al símbolo de la corona de San Eduardo que usó la reina Isabel II en sitios web oficiales, buzones de correos oficiales, edificios reales y uniformes del Reino Unido. Esta corona, que fue símbolo de la dinastía Tudor entre 1485 y 1603, fue utilizada como símbolo por el rey Jorge VI, abuelo de Carlos III, durante su reinado.

el cambio del reinado de Isabel II a Carlos III

El cambio del símbolo de la corona del reinado de Isabel II (arriba) a la de el rey Carlos III (abajo).

gov.uk

Aunque en la actualidad esta corona ya no existe como tal, una de las joyas incrustadas en ella ha pasado por generaciones en la Familia Real Británica: “el rubí del príncipe negro”.

También conocida como una de las piedras preciosas sin tallar más grandes del planeta, esta joya de 170 quilates ha sobrevivido más de 700 años, ocultando una leyenda oscura que muchos consideran una “maldición”.

¿Cuál es la maldición de la corona Tudor?

El “rubí rojo del príncipe negro” que fue incrustado en la corona Tudor es una de las joyas más antiguas de la Casa Real de Inglaterra. Sin embargo, se dice que trae ‘mala suerte’ a los monarcas que la portan. ¿Cuál es la razón?

El nuevo símbolo del reinado de Carlos III con la corona Tudor

Así luce ll nuevo símbolo del reinado de Carlos III con la corona Tudor en la parte superior.

(Getty Images)

El origen de esta piedra preciosa se remonta a Pedro I de Castilla, según información de ‘El País’. Muchos creen que fue robada por los ingleses del monasterio de Santa María la Real de Nájera (La Rioja), pero esto no es un hecho. En realidad, fue arrebatada a Muhammad VI tras su visita a Sevilla, en 1362, siendo asesinado a sangre fría por Pedro I.

Luego, en 1366, Pedro I la entregó a Eduardo de Woodstock, hijo de Eduardo III de Inglaterra, como un símbolo de agradecimiento por su ayuda.

De allí proviene su nombre, ya que Woodstock era “el príncipe negro”, por el color de su armadura.

La historia no termina allí, ya que no se tuvieron registros de la joya hasta 1415, cuando Enrique V de Inglaterra la utilizó en su batalla de Azincourt contra Carlos VI. Enrique VIII, que reinó de 1509 hasta 1547, la incrustó y la usó en la corona Tudor.

La piedra volvió a desaparecer cuando Inglaterra se convirtió en una república debido al dictador Oliver Cromwell, quien ordenó decapitar a Carlos I en 1649. Luego, desarmó y fundió gran parte de las joyas de esta corona.

Sin embargo, “el rubí del príncipe negro” se mantuvo entre la realeza británica y volvió a aparecer en 1660, cuando se restauró la monarquía bajo Carlos II.

La reina Victoria la usó en su corona del Estado Imperial en 1838, Jorge VI —padre de Isabel II— también la utilizó en su versión de la corona “más ligera"; mientras que Isabel II y Carlos III también la mantuvieron.

La idea de que esta piedra conserva una energía negativa sobre los reyes que la portan proviene precisamente de las trágicas muertes de estos personajes, o de cómo Woodstock nunca gobernó. Sin embargo, muchos creen que se trata solo de superstición.

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