Las mamás ‘reales’ y el protocolo para educar a sus hijos

Madres de la realeza

Todas las madres del mundo de la realeza (y también las que no pertenecen al mismo) deben agradecer a la fallecida princesa Diana de Gales la buena relación que hoy tienen con sus hijos!

La expresiva y espontánea royal, con su desbordante cariño a sus dos peques, los príncipes William y Harry, así como una actitud cercana, amorosa, compenetrada, marcó un antes y después en el comportamiento de las madres modernas, sobre todo en la más jóvenes de la aristocracia, que viven rodeadas de lo que hasta entonces era un mundo de estricto y rancio protocolo.

Diana de Gales, William, Harry

La realeza británica en el siglo XXI

Hoy día, Kate Middleton, duquesa de Cambridge, y Meghan Markle, duquesa de Sussex, tienen el libre albedrío de poder criar a sus hijos con más libertad que generaciones anteriores.

¡Una suerte enorme en un país donde el protocolo marca una larga historia de inmiscuirse, incluso de manera cruel y autoritaria, en la vida de sus soberanos y sus familias!

Basta con ver las fotos de la relación superafectuosa de Kate y William con sus tres hijos: George, Charlotte y Louis, para darnos cuenta de que son una familia feliz, unida y cariñosa.

Y nadie duda que el bebé de los Sussex será criado de acuerdo con las ideas modernas y muy progresistas de sus padres, ¡tal como ha dicho Meghan, siempre espontánea y muy natural!

Kate Middleton,William

En el caso de Kate y William existe otro bono: la excelente relación con sus abuelos Middleton, quienes han contribuido mucho con la crianza abierta y feliz de los tres pequeños, pues son cariñosísimos con ellos y en su casa “no existe el menor protocolo y los niños hacen lo que quieran”.

Cuando Kate tuvo a George pasó casi dos meses en casa de sus padres, donde ella y William se mudaron después del parto, y allí le prepararon una habitación para su primer nieto.

¡Kate dejó claro con esta decisión que se encontraba siguiendo sus instintos de mamá joven, que necesitaba la ayuda de su madre!

También repitió los pasos muy humanos de Diana, quien siempre decía que echaba mucho de menos la ayuda de la suya en momentos importantes de su vida y nunca la había tenido.

Esta crianza abierta (y sin restricciones) también la vemos en la forma como crecen y se relacionan los pequeños primos de los Windsor, ¡incluyendo la ya famosa y traviesa Savannah Phillips, el ‘terror’ de su primo George, hija de Peter Phillips, el nieto favorito de la reina Isabel, hijo de la princesa Ana!

En el reino de España

Esta nueva naturalidad en la crianza de los pequeños royals está ocurriendo en la corte española con la reina Letizia y sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía, que son criadas tal como sus padres lo estiman: en colegios fuera del palacio, junto a otras niñas de su edad, donde nadie las trata ‘diferente’ ni de modo especial, aunque la reina Letizia es bien conocida por ser muy estricta y uberdisciplinaria con las chicas, mientras que su padre, el ‘buenazo’ rey Felipe, es el más consentidor y cariñoso.

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El protocolo es realmente mínimo en la familia real española, donde los reyes tienen una labor puramente representativa y muy poca autoridad en el gobierno del país.

Esta ‘familia de cuatro’ forma un núcleo cercano y casi secreto, porque las niñas aparecen retratadas en público solo contadas veces al año y siempre en fotos oficiales, lo que el pueblo (que paga sus gastos con sus impuestos) critica mucho porque las quisieran ver más a menudo y en momentos más cotidianos de sus vidas, como ven a bebés ‘reales’ de otros países.

Según sus críticos, la familia Borbón del rey no tiene mucho contacto con las niñas, incluyendo sus primos y su abuela, la reina emérita Sofía, pues Letizia prefiere el contacto con su familia, así parece quererlo, y Felipe.

En Holanda y otras cortes europeas

Según un amigo muy cercano a los reyes, en este país las hijas de la expresiva reina Máxima (¡adorada por su pueblo!) y del rey Guillermo Alejandro reciben “un enorme cariño de ambos y se han criado muy unidas, como una familia perfecta, enseñándoles la reina sobre sus orígenes argentinos, su cultura latinoamericana y siendo una mamá muy ‘latina’, y supercompenetrada”.

Esto ha sido toda una victoria para la monarca, pues en Holanda el protocolo real es muy antiguo y estricto debido a que su Parlamento tradicional puede opinar sobre la educación de sus futuros soberanos.

Las tres princesas holandesas (la heredera del trono Catharina-Amalia, de 15 años; Alexia, de 13, y Ariane, de 11) son muy queridas por los ciudadanos, ya que las ven a menudo, las conocen bien y las perciben “muy cercanas y guapas”.

Reina Máxima

Esto también podemos notarlo en otras cortes del Viejo Continente, como la de Bélgica, donde la reina Matilde es considerada una excelente mamá de sus cuatro hijos (Elizabeth, Gabriel, Emmanuel y Eleonore), aunque, quizá, demasiado apegada al protocolo.

La corte de Noruega, donde la princesa Mette-Marit es conocida por adorar a sus tres pequeños (Marius de una relación de la que fue madre soltera e Ingrid y Sverre, de su matrimonio con el principe Haakon), y tener una personalidad cálida y muy liberal.

En Dinamarca, las princesas Mary y Marie rivalizan como madres perfectas y muy modernas.

Mary es mamá de cuatro hijos: Isabella, Christian, Josephine y Vincent, y Mary de dos; Henrik y Athena.

Y en Luxemburgo, donde los pequeños royals incluyen a los nietos de los grandes duques y la gran duquesa María Teresa, como cubana al fin, es muy cariñosa y apegada a todos ellos.

En estos países el protocolo ha cambiado notablemente y todos los niños ‘reales’ disfrutan una crianza abierta, moderna y con gran cariño de sus padres y abuelos.

Una nueva actitud en la crianza de los pequeños nobles es especialmente notable en la corte de Suecia, donde la llegada de siete niños en pocos años: los dos hijos de las princesa heredera Victoria (la encantadora; los tres de la princesa Magdalena (Leonore, Adrienne y Nicolas), y los dos del príncipe Carlos Felipe y la princesa Sofia (Gabriel y Alexander) han ‘alborotado’ lo que había sido una corte superestricta y anticuada, y la que fuera conocida como una actitud recta y muy inflexible de parte del rey Carlos Gustavo (bajo la influencia de la reina Silvia, que se declara una ‘abuelona feliz’) ha cambiado 180 grados desde que es abuelo y se encuentra loco con sus nietos. ¡Así es la vida cuando los pequeños tienen en el poder de vencerlo todo!

Curiosamente, en el antes muy liberal y publicitado Mónaco, se sabe muy poco sobre la crianza del príncipe Jacques y la princesa Gabriella, quienes acaban de comenzar el colegio.

Todo esto se debe a que el príncipe Alberto I y la princesa Charlene (quien es una mamá muy cariñosa y entregada) tienen una relación ‘tiesa’ y poco espontánea, lo que molesta tanto a la familia Grimaldi, que cada día están menos unidos. Esto ha quitado relevancia a Mónaco en las monarquías europeas, y de paso ha reducido el turismo en el principado. ¡Una pena!

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¡Las importantes royal nannies!

Cuando Kate y William se casaron –y aun después de tener al príncipe George– dijeron que no querían tener niñeras ni personal de servicio.

Deseaban ser padres modernos, y llevar su hogar a su manera; esto duró poco y los Cambridge tuvieron que aceptar que el futuro rey de Inglaterra y su reina consorte no podían estar pasando la aspiradora.

Así llegó a la casa (¡casi como una Mary Poppins moderna!) la española María Teresa Turrión Borallo, la nanny que ha criado de maravilla a los tres niños. O sea, que Kate y William –mientras cumplen sus viajes y obligaciones oficiales– no tienen que preocuparse para nada, pues María Teresa lo lleva todo de maravilla; tal vez porque es española, comprende que la compenetración familiar es muy importante en la crianza y, aunque la lleva con disciplina, George, Charlotte y el pequeño Louis ven a sus padres tanto como lo desean.

¿Sustitutas de cariño?

Recientemente, la princesa Carolina de Mónaco confesó que cuando ella y sus hermanos eran niños estaban mucho más unidos a su nanny que a su madre, quien era “muy distante y fría”. ¡No me podía imaginar así a la encantadora Grace Kelly!

Y es que antes las nannies llegaban a ser más queridas que los padres, como pasaba en la corte inglesa, en donde la reina Isabel II y su hermana, la princesa Margarita, y más tarde los cuatro hijos de la monarca, como ha dicho el príncipe Carlos, veían a sus padres “solamente a ciertas horas del día y por media hora o menos”.

Marion “Crawfie” Crawford y Margaret “Bobo” Macdonald fueron nannies de las princesas Margarita e Isabel durante años; las niñas las adoraban, aunque a la reina madre le molestaba el cariño “a esas extrañas”.

Años más tarde, Isabel confió a Mabel Anderson la crianza de sus herederos y cuando murió la princesa Diana le pidió a Mabel (ya retirada), que fuera a Balmoral para acompañar a los príncipes William y Harry, quienes estaban solos con su primo, Peter Phillips, y acababan de saber la noticia de la muerte de su madre.

Isabel, conocida por no ser cariñosa, no sabía cómo consolarlos. El príncipe Carlos había volado a París a recoger el cadáver de Diana, y la reina quería que los pequeños estuvieran con Mabel, quien es conocida por su carácter cálido y compasivo. ¿Se imaginan?

EL CUREL PROTOCOLO DEL PASADO

En el pasado, incluyendo hechos no tan lejanos, ocurridos a finales del siglo XX, los parlamentos y poderosos políticos de estas monarquías eran casi dictatoriales hacia los soberanos, exigiendo cómo debían vivir sus vidas y criar a sus hijos, ¡y es realmente escalofriante ver a los extremos que llegaban para dirigir la vida de reyes, reinas, príncipes y princesas!

Colegios militares donde debían estudiar los varones eran de rigor. Matrimonios eran aprobados o no ¡lanzando al desamor a parejas que se querían profundamente, como fue el caso en los años 50 de la princesa Margarita de Inglaterra y su gran amor, el capitán Peter Townsend!

A una persona divorciada le era prohibido entrar en una familia real, y ahora tanto Letizia de España como Meghan Markle lo son y nada ha impedido su felicidad. Un hijo fuera del matrimonio o ‘bastardo’ se escondía y era la gran vergüenza de toda una familia, ¡y hoy día el príncipe Alberto de Mónaco ha admitido tener dos madres distintas y no ha pasado nada!

Por: Mari Rodríguez Ichaso / Fotos: Getty Images
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