Royals como Kate Middleton y Letizia Ortiz se han vuelto un ícono de estilo gracias a sus elecciones de moda. Sin embargo, otra figura de la realeza europea ha demostrado que también puede eclipsar con sus looks: la reina Silvia de Suecia.
A sus 81 años, la consorte del rey Carlos XVI Gustavo sorprendió recientemente al público al reaparecer con un vestido que marcó un hito en su historia personal y en la moda real: su icónico vestido amarillo de Dior, que lució por primera vez en 1976.
El vestido amarillo de la reina Silvia de Suecia
El vestido en cuestión se trata de un diseño de Dior en gasa amarilla, con escote redondeado, mangas semitransparentes y adornos brillantes. La reina lo usó originalmente en dos de sus primeros eventos de gala tras su boda con el rey Carlos XVI Gustavo: la ceremonia del Premio Nobel y una visita de Estado a los Países Bajos.
Mientras que Silvia usó este vestido recientemente para la grabación del programa de televisión sueco “Vilket liv!”, en el Teatro Oscar de Estocolmo, donde la reina rindió homenaje al artista y diseñador Christer Lindarw, quien es reconocido por su carrera como drag performer y por haber imitado a la misma Silvia en múltiples ocasiones desde 1977. De hecho, en una de sus primeras actuaciones, vestido como la reina, le entregó una rosa durante una función.
El homenaje de Silvia de Suecia a este diseñador
Ahora, casi cinco décadas después, la reina Silvia devolvió este gesto y apareció en el escenario con el mismo vestido amarillo de Dior y le ofreció una rosa, diciendo: “De una reina a otra reina”. Un acto que conmovió profundamente a Lindarw, quien expresó su emoción y gratitud en redes sociales.
Además del vestido, la reina Silvia complementó su atuendo con la tiara de acero cortado de estilo napoleónico, con hojas de roble y bellotas en oro, que perteneció a la emperatriz Josefina y ha sido transmitida a través de generaciones de la realeza europea.
Por otro lado, este gesto de la reina Silvia no solo fue un homenaje a Lindarw, sino también una celebración de la moda atemporal y la historia compartida. Al reutilizar un vestido de hace casi 50 años, la reina demostró que la elegancia y el significado personal trascienden el tiempo, y que la moda puede ser una poderosa herramienta para conectar con el pasado y honrar relaciones significativas.