Si bien, Kate Middleton llegó a convertirse en una de las royals favoritas de la reina Isabel II, ella no tuvo el derecho de dormir en el Palacio de Buckingham antes de su boda con el príncipe William, un privilegio que, en cambio, sí se le concedió a Sofía Helen Rhys-Jones, quien en 19 de junio de 1999 contrajo matrimonio con el príncipe Eduardo, hijo menor de la difunta monarca.
De acuerdo con lo declarado por la experta real Ingrid Seward ante el diario The Mirror, Sofía pudo pasar la noche en el palacio, incluso desde mucho tiempo antes de comprometerse con el hijo de la reina.
“Para entonces, la reina ya conocía los problemas matrimoniales de Carlos y Andrés, así que decidió que sería buena idea que le dieran a Sofía una llave maestra del palacio. Creo que vio cuánto tiempo llevaban saliendo ella y Eduardo y pensó: ‘Tengo que ayudar en esto’. También quería que Sofía supiera en qué se estaba metiendo”, relató la especialista.
¿Cómo el príncipe Andrés le propuso matrimonio a Sofía de Edimburgo?
Tal y cómo lo especifica The Mirror, después de más de un año de relación, el príncipe Eduardo finalmente le propuso matrimonio a Sofía durante unas vacaciones en las Bahamas, justo antes de la Navidad de 1998, y posteriormente explicó por qué había esperado tanto tiempo.
“Es imposible entender por qué me ha llevado tanto tiempo, pero no creo que hubiera sido justo antes, y no creo que ella hubiera dicho que sí”, declaró el hermano menor de Carlos III a la prensa al anunciar su compromiso en enero de 1999. Durante la rueda de prensa, celebrada en los jardines del Palacio de St. James, el ahora duque de Edimburgo también reveló: “La pillé completamente por sorpresa. No tenía ni idea de que iba a suceder, que era justo lo que yo deseaba”.
Además de Sofía de Edimburgo, ¿qué otra royal gozó de algún privilegio especial antes de su boda?
Además de la duquesa Sofía de Edimburgo, hubo otra royal que gozó de ciertos privilegios antes de formar parte oficialmente de la Familia Real: Meghan Markle. En 2017, la duquesa de Sussex fue invitada por la reina Isabel para pasar la Navidad en Sandringham, aún sin estar casada con el príncipe Harry. Se dice que por ello rompió una tradición real.
Durante esa Navidad, Meghan asistió a misa en la iglesia de Santa María Magdalena con la reina Isabel y el príncipe Felipe, y también participó en el intercambio de regalos, donde su regalo de broma al príncipe William fue un éxito, informa la revista People.