Lady Louis Windsor acaba de cumplir 22 años y hoy se posiciona como una joven universitaria que podría jugar un papel más visible dentro de la monarquía que se perfila para el futuro. Pero su llegada al mundo fue una prueba límite; su madre, Sophie, duquesa de Edimburgo, estuvo apenas unos minutos de perder la vida durante aquel parto en noviembre del 2003. Y aunque han pasado más de dos décadas, ese episodio continúa siendo uno de los capítulos más intensos y definitorios en la historia personal de la duquesa: el nacimiento de su primera hija no fue solo prematuro y crítico para la bebé, sino que también significó una amenaza directa para ella.
Una noche que cambió su destino
Sophie llevaba años deseando convertirse en madre. Su embarazo de Louis había sido especialmente vigilado tras antecedentes de embarazo ectópico, y hasta en noviembre de 2003, todo parecía ir bien. Tanto así que el príncipe Edward se encontraba en Mauricio en un viaje oficial, pero aquella noche del 8 de noviembre, mientras la duquesa estaba en Backshot Park, comenzaron dolores intensos que se transformaron en una urgencia médica absoluta.
De acuerdo con reportes de “Daily Mail”, ella se comunicó con el obstetra real, Sir Marcus Setchell, y así inició una carrera contrarreloj.
Hubo demoras, confusión con el personal de emergencia y una llegada al hospital que era crítica. En Frimley Park se confirmó el diagnóstico que nadie deseaba escuchar: desprendimiento agudo de placenta, así que se tomó la decisión inmediata: una cesárea de emergencia.
Lady Louis nació a las 23:32 horas, diminuta, vulnerable y enviada directamente a cuidados neonatales avanzados.
Sophie estuvo a 15 minutos de morir
La frase que años después contaría su entorno no es exagerada. Los médicos estimaron que la duquesa estuvo alrededor de 15 minutos de una hemorragia mortal. Sofi necesitó transfusiones masivas; de acuerdo con reportes, se incluyeron nueve pintas de sangre, y su vida estuvo pendiente de un hilo mientras Edward todavía estaba fuera del país.
Sophie Wessex tardó 6 días en poder ver físicamente a su hija y esa experiencia marcó absolutamente todo.
Las secuelas emocionales y su vocación posterior
Lady Louis creció con algunas consecuencias médicas de su nacimiento prematuro, incluida una esotropía que requirió cirugías y seguimiento. Sophie, sin embargo, canalizó este trauma hacia una misión: convertirse en voz para los temas de discapacidad visual y para los servicios neonatales. Su trabajo como embajadora en la agencia internacional para la prevención de la ceguera se arraiga justamente en este origen.
Hoy Lady Louise tiene 22 años, estudia literatura inglesa en St. Andrews y comienza a ser considerada como una figura que podría tener un rol más visible en la monarquía moderna. Para su madre, verla así tiene un valor extra, pues ella sabe cuán frágil fue todo.
El recuerdo de ese parto sigue vivo en Sophie. No es solo un episodio dramático dentro de la historia reciente de la familia real, es uno de los momentos que moldeó quién es hoy la duquesa de Edimburgo. Y mientras la realeza se transforma y mira hacia el futuro, Lady Louis, la bebé que estuvo a milímetros del abismo, es una de las jóvenes cuyo papel podría resultar determinante para el reinado del príncipe William.