Lo sabemos, luego de un día lleno de actividades y labores, pendientes y órdenes donde todo es correr y estar peor que Andy Sachs, lo único que deseamos es llegar a casa a disfrutar de un momento de paz y tranquilidad… ¿Por qué no aprovechar para convertir una actividad cotidiana en un ritual nocturno digno de spa? No necesitas productos muy elaborados, ni equipos especiales para poder transformar tu rutina de skincare en tu momento de relajación. Sigue estos tres pasos y convierte tu noche en una experiencia sensorial y relajante mientras cuidas de tu piel.
Limpieza profunda con aromaterapia
El primer paso que se realiza en un spa es la limpieza facial, así que vas a comenzar por ahí. Elige tu limpiador facial favorito, prepara una vela aromática y enciéndela antes de comenzar a lavar tu rostro, también puedes recurrir al uso de varitas de incienso de lavanda, romero o jazmín para potencializar el efecto relajante.
Una vez que el escenario esté listo remoja una toalla facial con agua caliente, esta la vas a colocar sobre tu rostro, sólo ten cuidado de no colocarla si está muy caliente. Déjala reposando unos minutos y después lava tu rostro. Tómate tu tiempo y masajea tu rostro con movimientos circulares mientras lavas, esto te ayudará a aliviar la tensión.
Hidratación profunda con masaje
Una vez que lavaste tu rostro, enjuaga y con otra toalla seca los restos de agua. Una vez seca la piel coloca un suero o crema hidratante, si cuentas con un rodillo de jade o una gua sha, será el momento indicado para usarlos como masajeador. Sé gentil con tu piel y masajea de forma ascendente, con este movimiento no solo estarás relajando los músculos de tu rostro, también estimularás el drenaje linfático.
Si no cuentas con alguna de las herramientas anteriormente mencionadas, no te preocupes, puedes sustituirlas perfectamente con tus manos.
Cierre aromático con una bruma
Para sellar tu rutina, rocía una bruma facial. Esta puede ser agua de rosas, agua termal o de aloe vera. Si tienes otra toallita facial, humedecerla de nuevo en agua tibia y exprime perfectamente. Sobre esta toalla vas a colocar unas gotas de aceite esencial del aroma de tu preferencia y con cuidado vas a aplicarla sobre tu rostro mientras dejas reposando un ratito, la idea es que el aroma de la esencia ayude a relajarte. Mientras realizas esta actividad puedes poner una playlist relajante o música que te tranquilice para darle más intención al ritual.
Una rutina de skincare nocturna no tiene por qué ser complicada, con estos tres y sencillos pasos además de darle a tu piel la atención que necesita y el cuidado que merece, también te ayudará a relajarte y consentirte luego de un día lleno de ajetreo.