Leonard A. Lauder, heredero del imperio de belleza fundado por su madre, Estée Lauder, falleció a los 92 años el lunes 16 de junio, según confirmó un comunicado oficial de la compañía. Su partida marca el final de una era en la industria cosmética, pero deja tras de sí una huella imborrable tanto en los negocios como en la filantropía.
Leonard era el hijo mayor de Estée y Joseph Lauder, fundadores de la icónica marca de cosméticos Estée Lauder, creada en 1946. Con una visión empresarial que combinaba herencia familiar con innovación constante, transformó lo que comenzó como un pequeño negocio de productos para el cuidado de la piel en una de las multinacionales más importantes del sector del lujo.
Fallece el empresario Leonard Lauder
La noticia se dio a conocer a través de un comunicado emitido por la empresa en el que destacaron su talento como magnate, además de su carácter para fortalecer la convivencia con sus colaboradores.
“Sobre todo, mi padre era un hombre que practicaba la amabilidad con todos los que conocía. Su impacto fue enorme”, aseguró su hijo en un comunicado.
El empresario revolucionó la industria, marcó un antes y un después, por lo que se pérdida ha conmocionado a miles de personas que fueron testigos de su genialidad y valor humano.
Más allá de los negocios: el filántropo
Leonard Lauder no solo fue un magnate, también fue un apasionado del arte y la filantropía. En 2013, donó su colección privada de arte cubista al Metropolitan Museum of Art, valorada en más de mil millones de dólares, una de las mayores donaciones en la historia del museo. También fundó el Instituto Lauder para el Estudio del Alzheimer en el Columbia University Medical Center, impulsando la investigación sobre enfermedades neurodegenerativas.
Leonard Lauder será recordado no solo por su contribución al negocio de la belleza, sino también por su humanismo, visión estratégica y generosidad sin límites. Su legado seguirá presente en cada frasco de perfume, en cada campaña que empodera a las mujeres y en cada iniciativa benéfica que lleva su nombre.
Su partida marca el fin de una era, pero su influencia perdurará por siempre en la industria, el arte y la ciencia.
